Otra edición de los Presupuestos Generales del Estado y otra sarta de mentiras y una nueva oportunidad perdida para hacer un buen diagnóstico. El proyecto presentado ayer por la ministra Salgado es un cúmulo de previsiones irreales, aborda la subida de impuestos más fuerte de la historia y no refleja ni un ápice de austeridad en el gasto público. Es más, las partidas con que se le ha llenado la boca al Gobierno descienden y siguen subiendo los gastos inútiles y superfluos. El esfuerzo, como eufemísticamente llaman a la subida de impuestos, se le pide a más de 90 por ciento de los ciudadanos, mientras vemos cómo no se reducen los altos cargos, ni los ministerios inservibles, ni los coches oficiales, ni los asesores. No contienen estos presupuestos ni un átomo de ejemplaridad dada la situación de recesión en la que estamos y de la que vamos a salir Dios sabe cuándo.
Los presupuestos empiezan mal su andadura puesto que falsean las cifras de gasto, de ingresos, de desempleo, de crecimiento de la economía, de déficit, de endeudamiento. Es decir, el contenido básico de un presupuesto. Para más escarnio, la ministra ha confirmado lo que nos temíamos: la subida de impuestos no será temporal a pesar de que Zapatero dijo lo contrario hace unos días. Dice Salgado que está muy pensada. Y mira que nos extraña, porque han conseguido aunar a gentes dispares en su contra.
El Estado además se reserva la posibilidad de incrementar aún más los impuestos. De hecho hay que recordar que la recaudación prevista con esta subida es de 11.000 millones de euros y Zapatero elevó esa cifra hasta los 15.000 millones. Seguramente algunas cartas se las aguardan para la negociación de los apoyos en el Congreso para sacar estas cuentas que no sólo nos ayudarán a salir de la crisis sino que ahondaremos más en ella.
La ministra sigue empeñada en vendernos que la subida de impuestos recaerá más en los que más tienen y esta mentira seguirá siéndolo por más que lo repita en solitario o a coro. Miedo da escuchar a Leire Pajín, la número tres del PSOE, convertida en profesora de matemáticas, cuando demuestra que no sabe sacar ni un porcentaje. Desde luego cómo vayan puerta a puerta explicándolo con las notas de Pajín, qué desastre.
Hay cosas que no se pueden explicar, sobre todo si hace apenas dos meses, se decía con mucho énfasis que no se iban a subir los impuestos. Pueden seguir tratando a la gente de lerda, pero cada vez tragan menos y por menos tiempo. Las mentiras empiezan a no colar. Se ha abusado mucho de ello y no me cabe la menor duda de que tendrá consecuencias. Puede que no hayamos sido suficientemente reflexivos en otras cuestiones planteadas por Zapatero, algunas seguramente más graves, pero amigo cuando del bolsillo se trata, la cosa cambia. Y aquí Zapatero quizás no ha echado bien las cuentas.