Quizás pocos recuerden que el himno alemán tiene música de Haydn y que su letra fue compuesta avanzado ya el siglo XIX, cuando aún ni siquiera existía el Estado Alemán y dice: “Deutschland, Deutschland über alles und im unglück nun erst recht”, es decir: “Alemania, Alemania, por encima de todo y en la desgracia, aún más”.


La cumbre del G-4.- Hace poco hemos llevado a esta gran nación a una desgracia futbolística y su honorable respuesta, no exenta de ciertas notas discordantes como los golpes bajos de Der Spiegel hacia España, ha consistido en un unánime reconocimiento de la superioridad española. Y eso no les ha impedido, por encima de todo, ser más alemanes que nunca y unirse aún más en esa pequeña desgracia, como se han unido ante otras no tan pequeñas.
¿Estamos los españoles unidos ante la desgracia? ¿Podríamos cantar “España, España, por encima de todo y en la desgracia aún más”?
Creo sinceramente que no, porque la convulsa vida política española, agitada por cordobeses que se sienten catalanes, por extremeños que se sienten vascos, cuando muchos vascos y catalanes se sienten españoles, y por toda una serie de sentimientos estomacales de etiología incomprensible pero explicables desde los intereses personales o meramente crematísticos, mantienen a esta nación, ya reconocida bajo el Imperio Romano y aún antes como Hispania, en un estado convulso y de construcción continua, incompatible con un empleo de las energías mucho más fructífero.
El Mundial de fútbol demuestra que cuando los españoles actuamos unidos podemos aspirar a grandes triunfos y superar esa España de la boina roscada en sentimientos exclusivos de patria chica y representar un papel digno internacionalmente, sobre un terreno de juego o levantando plantas solares en Norteamérica.
¿Por qué los españoles acabamos por ser nuestros principales enemigos? Madariaga vino a decir que el separatismo catalán y vasco eran la máxima expresión de la españolidad de estas regiones, y por la forma en que se ha contagiado a otras bien pudiera tener razón. Unos quieren apropiarse de ríos, a otros les estorba la solidaridad interregional, otros juegan al que me voy pero no me voy, porque en el fondo no me quiero ir a ninguna parte.
Ahora España padece la desgracia de una crisis económica y deberíamos, por encima de todo, estar unidos ante esta desgracia, poner a España por encima de todo, pero la forma en que se han conducido los acontecimientos no hace albergar muchas esperanzas en ese sentido.
Con los problemas que tenemos encima, no se escatiman esfuerzos ni presupuestos para los más variados despilfarros, no se ceja en envolverse en banderas de barrio para expeler los más variados insultos hacia la casa de todos. Quizás tenemos muchos políticos minúsculos maleducando a un pueblo en que no le importe todo lo que está más allá de la manzana de casas en que vive.
Ganemos o perdamos esta noche frente a Holanda, este Mundial de Fútbol lo ha ganado España, pues demuestra que aunque nuestro himno no tenga esas bellas palabras del alemán, porque ni siquiera somos capaces de ponernos de acuerdo en eso, la inmensa mayoría de los españoles quiere a su país y siente ilusión por lucir los colores de una patria que no sólo es la nación más antigua de Europa, sino uno de los espacios de convivencia más gratos que podrían existir si determinados políticos, quizás demasiados, dejaran de envenenar el ambiente. Y viva España, aunque pierda, y viva España, aunque gane. A por ellos.
*El G-4 está compuesto por Iván Espinosa de los Monteros, Juan Fernando Robles, José María Rotellar y Juan Ignacio.