Aurora Mínguez (Berlín).- 28/09/2009 06:00h
Alemania ha girado a la derecha y ha dado un portazo brutal a la socialdemocracia, que ha obtenido los peores resultados de su venerable historia –once puntos menos que hace cuatro años, diez millones de votos perdidos-. La canciller podrá gobernar con quien quería, el Partido Liberal (FDP), tradicional formación bisagra en la historia de la República Federal, que vuelve al Ejecutivo después de once años en la oposición y respaldado por unos excelentes resultados desde 1949.
Los ciudadanos de la República Federal Alemana han dejado clarísimo que no quieren otra Gran Coalición y que prefieren personas que siempre han defendido el libre mercado y la intervención mínima del Estado en los asuntos de la ciudadanía. Querían acabar con una política de permanentes compromisos que no ha podido avanzar en algunas reformas dolorosas y difíciles, precisamente en momentos de crisis. Los alemanes parecen haber olvidado cuáles fueron los orígenes de la crisis financiera mundial y han apostado por una política decidida de recuperación vía reformas fiscales y descenso de la presión impositiva, sobre todo para los creadores de riqueza.
No han querido escuchar a los todavía ministros de Finanzas y de Economía que advierten sobre la montaña de deuda pública (dos billones de euros) que se ha creado en los últimos meses con los planes de ayuda que se han puesto en marcha y que se debe pagar de alguna manera antes de que se convierta en un monstruo ingobernable.
¿Bajar impuestos? Una ilusión
Apenas conocidos los resultados de las elecciones de ayer, el presidente de las Cámaras de Comercio e Industria, Hans Heinrich Driftmann, leía la cartilla al futuro gobierno: abajo con los impuestos para las empresas y del patrimonio que aprobó la Gran Coalición, disciplina presupuestaria, y reducción radical del gasto público, especialmente en el capítulo de subvenciones y ayudas. Pero también Wolfgang Franz, el presidente de los Cinco Sabios (institución independiente de expertos que asesora a los gobiernos alemanes), advertía acerca de los márgenes de maniobra del futuro gobierno: no sólo no puede haber descenso de impuestos, sino que habrá que subirlos.
La crisis ha hecho retroceder a Alemania, según Franz, a los niveles económicos que tenía en el año 2005. Si todo va bien, hacia el año 2013 volverán a estar en la situación de entonces. En estas condiciones, y con un aumento previsto del paro en varios centenares de miles de personas en los próximos meses, el nuevo gobierno, según el presidente de los Cinco Sabios, deberá reconsiderar seriamente su política de endeudamiento, no pensar sólo en las exportaciones, sino en convertir a Alemania en un país interesante para invertir y dedicar más dinero a la educación, desde el kindergarten hasta la universidad.
Clima empresarial propicio
Las negociaciones para formar nuevo gobierno empezarán inmediatamente y se verá en el futuro si los liberales se hacen más ‘sociales’, o si la CDU y la canciller se convierten de nuevo en defensores del mercado que se autorregula y crea puestos de trabajo. Anoche, Merkel no hablaba en absoluto de impuestos y mandaba un mensaje tranquilizador a sus votantes: “Quiero ser la canciller de todos, de los empresarios y de los trabajadores, de los emprendedores y de los parados. Nuestro objetivo es crear puestos de trabajo, especialmente en estos momentos de crisis”.
Con la Gran Coalición se camuflaron casi un millón de parados detrás de los programas de reeducación profesional y de las jornadas reducidas. Pero no se creó trabajo. Ahora, el clima empresarial será mucho más propicio al gobierno. Sólo queda que la suerte acompañe.