La decisión de dar una ayuda mensual de 420 euros a los parados que hayan agotado el periodo del cobro de la prestación y pagar también un subsidio por cese de actividad a los trabajadores autónomos son las principales novedades. De entrada, ya es sintomático que las cuentas no le salgan ni al propio Gobierno. Si el ministro Corbacho advirtió el miércoles que las ayudas a los parados obligarían a reservar unos 400 millones de euros, ayer la vicepresidenta De la Vega elevó ese montante a 642 millones. Sin embargo, dado que hay al menos 340.000 personas en situación de cobrar la nueva prestación, la suma final podría superar los 850 millones.
Por otra parte, el compromiso de Zapatero de impulsar medidas estructurales para alumbrar un sistema productivo en el que tengan más protagonismo la innovación y la sostenibilidad energética tendrá que seguir esperando. El Gobierno se limitó ayer a anunciar una inversión para 2010 de 5.000 millones de euros destinada a proyectos ligados a las nuevas tecnologías y el ahorro energético. Se trata de un programa con el que se pretende dar continuidad al actual plan de ayudas a los ayuntamientos para el fomento del empleo, aunque con menos dotación, ya que éste tiene un presupuesto de 8.000 millones. Es evidente que así será muy difícil acercarse a los ambiciosos objetivos que se marcó el presidente.
El hecho de que el Ejecutivo haya vuelto a priorizar la política de ayudas y subsidios refuerza dos ideas: que ha agotado sus recetas para intentar relanzar la economía y que su prioridad sigue siendo garantizar la estabilidad en unos momentos en los que la elevada tasa de paro amenaza con crear conflictos sociales. Seguramente el Ejecutivo intenta ganar tiempo a la espera de que la situación internacional mejore y tire de la economía española.
Sin embargo, noticias como la conocida ayer del ligero crecimiento del PIB de Alemania y Francia (0,3%) en el segundo trimestre del año -algo que ocurre por primera vez desde que ambos países entraron en recesión en 2008-, ni permiten hablar aún de un cambio de tendencia en la economía, ni tienen por qué traducirse en una mejora en nuestro país. De hecho, se prevé una caída del PIB español del 0,9%. La recuperación alemana y francesa se ha sustentado en el mayor consumo interno y en la evolución de las exportaciones, índices que todavía no dan síntomas de reactivación aquí. Eso sí, la noticia ayudó al Ibex 35 a reconquistar por fin los 11.000 puntos, meta que ha venido acariciando toda la semana. La Bolsa ha crecido desde marzo un 62% y se sitúa en niveles de octubre de 2008.
España estaría en mejores condiciones para salir de la crisis si en lugar de insistir en la política de ayudas y subsidios el Gobierno hubiera apostado por un pacto de Estado «con luces largas», tal y como propuso el secretario general de CCOO desde nuestras páginas. Una vez que el Ejecutivo renunció a ello, sólo le queda aplicar cataplasmas para calmar la situación e intentar salvar la cara ante los ciudadanos.
fuente: elmundo.es