Como no podía ser de otra forma es uno de mis personajes, muy importante para mi insignificante vida metida entre sus intereses. Ignoro si ni sabría mi nombre o lo transformaría por “uno de los del Consorcio”. Del Caso si supo, y mucho. De hecho siempre es así, los poderosos afectan a millones de individuos en los que supongo que ni reparan. Si se reparara, la ambición por alcanzar el Poder no podría alimentarse, no existiría.
Desaparece uno de los españoles más fotografiados del Mundo... y al igual que la Historia de su País, su vida es una nebulosa, la propia del franquismo, la de la Barcelona de los 50 a los 80, y en su segunda etapa como Presidente de LA CAIXA hasta que se jubila en el 2001... pero continuando. En las dos etapas formó parte de un Poder que se dejó sentir... exigiendo silencio y aplausos.
Precisamente ayer comentando sobre mis directos verdugos, Narcís Serra y Pascual Maragall, lo citaba como el nexo de los dos con el franquismo.
Escribí una reseña en 2007... y la repito...
JUAN ANTONIO SAMARANCH TORELLÓ Marqués de Samaranch. Nacido en Barcelona el 17-07-1920. De familia del textil a falangista entre los grandes del Régimen, y en Barcelona bajo el manto del cuñadísimo Ramón Serrano Suñer, virrey en la sombra y en toda actividad política y económica de la ciudad. PODER ABSOLUTO. Y puesto que todos son tan longevos, por vía de sucesiones, cumpliendo a la perfección la Ley de Peter de todo fascismo, lealtad y reparto sin fisuras, llegamos hasta nuestros días. Si traspasar el silencio absoluto del Sistema y Régimen es imposible, y aun treinta y dos años después de muerto el Caudillo difícil husmear en vida y milagros de los de PISTOLA AL CINTO durante los años 40, 50, hasta entrados los 60 que los del OPUS DEI y el propio devenir mundial, impondrían otro estilo (pero aun eso lo tenía cubierto por unos cursos en la Universidad de Navarra), más allá de inauguraciones y
“grandes triunfos de paz y desarrollo” debemos acudir a gente de más de ochenta años, que unos por opuestos y los otros por adictos o de buena fe, enmierdan los relatos con demasiada fantasía, sin más remedio que atenernos a sus cargos y
“negocios” para involucrarlos, y por deducción lógica recrear su total e impune MANDO EN PLAZA. Por mi generación, 67 años, no alcanzo el primer y terrible franquismo, el de los fusilamientos a saco y los ocho mil por juicios sumarísimos documentados en Barcelona hasta 1952 en que se lavaría la imagen ante los Aliados. Permanecen los recuerdos de la miseria de mi barrio, Nuestra Señora del Coll, o por mi familia, trabajadores, con mi madre, obrera de fábrica, prefiriendo su durísima situación al peligro real y sucedido de un pelotón de la FAI o la CNT buscando a mi padre por burgués y poseer una parada en la Plaza de La Libertad, Gracia, a pesar de su obligado carné de la UGT, y su activismo en el Casals Republicá de Nostra Señora del Coll. Los veinte años de diferencia le sitúan tan en primer plano de la más dura época franquista en Barcelona que es imposible enmarcarlo en otro contexto histórico y máxime cuando en 1954 ya es Concejal de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona. Por muy genio que fuera, o por bien que le diera al palo en el hokey, nadie, sin la total inmersión, escalaba entonces el más mínimo cargo político. Olvidando pues si el Gobernador Civil se liaba o no con las cupletistas y coristas del Molino, o si Samaranch formara corte con los magnates o mangantes en aquellas bacanales en el palco y cerrando el teatrillo, lo cierto en cuanto a mi vida, es que una vez alcanzara la Presidencia de la
DIPUTACIÓN DE BARCELONA, 1973 al 1977, después de varios cargos del Régimen, hasta con el santa santórum de Procurador en Cortes, se le encuentra en relación directa con los
ASUNTOS de los DE LA ROSA. Sospechosa la propiedad de unos valiosísimos terrenos junto a los del Consorcio de la Zona Franca, o la propia compra años más tarde por su dominado
Automóvil Club de Cataluña de los terrenos de Montornés,
CIRCUÍTO DE CATALUÑA, por los que sufrí tres años de cárcel. De entrada
su Diputación aprueba el proyecto
CITA, 1974, cuya realización se concede al
CONSORCIO DE LA ZONA FRANCA, otorgando poderes absolutos a
ANTONIO DE LA ROSA VÁZQUEZ, un abogado del Estado, segundo en
Poder de la Hacienda de Barcelona, capitán y condecorado de guerra, y acérrimo del Movimiento. Un hombre de misa diaria,
“Santo” dijeron sus empleados, doscientos nombrados por su dedo de entre sus amistades. Sin embargo entonces ya disfrutaba de una docena de los mejores coches de la ciudad aparcados en el parking de la calle Granada cercana a su domicilio de la Diagonal, que cambiaría por otro en Reina Victoria de cuatrocientos metros. Todo a la vista, como sus putas. Parecido ambiente para cualquiera de los grandes de la ciudad. En los setenta ya nadie de los altos funcionarios públicos aparcaba sus coches lejos del lugar de trabajo como era corriente después de la guerra y por los cincuenta y sesenta, aunque el fariseísmo con las queridas obligaba prudencias o círculos cerrados. Suponerles ricos era de dominio común, y sin duda los Abogados del Estado, Notarios o Registradores de la Propiedad.
Proyecto CITA, un centro, a pie de autopista y cercano a Granollers, receptor y distribuidor de mercancías y camiones aligerando la circulación ciudadana de vehículos pesados absorbiendo todos los almacenes y agencias de transporte del
Pueblo Nuevo. Una gran idea bombardeada (para crear problemas y derivar a otros intereses el pastel urbanístico y constructor) tras la muerte de Franco por todas las ideologías políticas que formando Gestoras dominaron los Ayuntamientos del entorno de Barcelona. Pero proyecto y créditos ya estaban en marcha, y con o sin su realización, desde los primeros talones el
20-11-75, día de la muerte de Franco, para la compra de terrenos en la zona, el dinero se trasvasaría a bolsillos concretos, proceso ya antes iniciado en la construcción de la sede social, parking y almacenes de la Zona Franca que aparecerían multiplicados por mucho en la final denuncia al juzgado, cinco años después. Es difícil imaginar que quien dirigiera la operación por Presidente de la Diputación con vocalía en el propio Consorcio, y en relación directa con la Caixa que lideraba la colocación de las obligaciones que financiarían el proyecto, no supiera de él los cuatro años en que desaparecen 10.000 millones, y con otro camarada Santiago Udina Martorell formando parte del Comité de la CAIXA y delegado del Estado en el Consorcio, con firma al igual que De la Rosa, al que sustituirá en 1977 (año en que se va a Moscú) el engañado y condenado Bruna de Quijano. Sin embargo posteriormente sigue en negocios con Javier de la Rosa, y hasta unirán sus vacaciones en la bucólica Cadaqués, sustituyéndole los hijos, 1991, en la bicoca de los consejos de Administración de quien sabía de sobras como trataba proyectos y empresas. Vaciarlos y a
Suiza.
Suiza, siempre
Suiza, allí daría el salto a la fama mundial.
El COI. Si en la Barcelona franquista era necesario el funambulismo para pasearse en la cuerda de la política, desde Moscú de Embajador en 1977 al COI de Presidente en 1980, representa un triple salto mortal. Dejaría en ridículo al Fouché francés. Un franquista, discípulo, camarada y amigo del gran Serrano Suñer, de la cuerda de Himmler, Goebels, Mousolini o el Conde Ciano, trataría de tú a tú, primero a los rusos comunistas que rizando el rizo de sus valores y astucia diplomática le catapultaron al
OLIMPO DEL COI, y después con los Americanos, en definitiva patrocinadores de los JJOO, a los que no solo trataría de tú a tú, sino que les ganaría el pulso ante el comité de corrupción de su propio Senado, ¡ahí es nada!. Un maestro especialista en eso de la DEMOCRACIA ORGÁNICA, ese sistema donde parece dominan las corrientes mayoritarias a través de comités y asambleas, y donde en realidad manda un solo individuo y su corte, entre otras razones porque todos los miembros de esos comités y asambleas, o son dependientes o empleados suyos, o viven de sus dádivas y corrupciones. FASCISMO PURO. En la cúspide de la jerarquía mundial, muchos comentaristas situaban al Presidente de EEUU, el Papa, y tras ellos Samaranch, y para según quién el orden pudiera invertirse. El Poder lo demostró sobrado eligiendo Barcelona para los JJOO del 92. A decir verdad la ciudad solo tenía una virtud, que Samarach quisiera pasar a la Historia concediendo a dedo a su ciudad el más grande honor desde que Ataulfo la creó capital de su Hispania, honor del que no quedan ni piedras, solo las historias con Gala Placidia, entre otras porque Almanzor la arrasaría. Todo estaba no solo por hacer sino por rehacer, hasta suciedad y hierbajos cubriendo las obras de Gaudí. Autopistas de circunvalación, homologándola a cualquier gran capital, maquillar las desastrosas entradas, reconstruir estadios y urbanización de Monjuich, limpia la montaña de barraquismo, crear un puerto y Ciudad Olímpica, hoteles, etc… etc. España entera, el Banco de España, la Fábrica de Moneda, a disposición de la inimaginable suerte para Barcelona. No en vano tres sucesivas depreciaciones pusieron en la picota a la denostada PESETA hasta que se incluyó en el ECU y después fagocitada por el EURO. Pero surgió otra ciudad, digna de los grandes fabricantes, y de nuestros padres y abuelos, que crearon un Ensanche y Modernismo envidiable (aunque él también interviniera en los desastres urbanísticos franquistas, CIUDAD MERIDIANA). Se merece el marquesado, y hasta la Presidencia de la CAIXA (en la que figuraba de consejero en 1984, y comité ejecutivo 1985) otorgada en 1987 al poco de la nominación de Barcelona para los JJOO, 1986, el cargo más suculento y poderoso de la pujante Cataluña, aunque él ya no necesitara cargos y pujanza. Pero al igual que su maestro Serrano Suñer, y todos los prohombres del franquismo, al Poder en abstracto añadían el concreto del Dinero, y ciegos de ambición, acaparaban cuantos más cargos remunerados mejor. Desde 1980 a 1999 que se retira y es nombrado Presidente de Honor, y lo mismo en el COI en el 2001, está presente en tanto cargo y consejos de Administración, que solo con el don de la ubicación, concedido a los dioses, pueden atenderse. Y si en la mayoría de esos consejos de administración surgen descubiertos y desfalcos por cientos de miles de millones, es de suponer que en los INSONDABLES E IMPENETRABES COI (así lo creyeron en USA) Y CAIXA, ocurriría otro tanto. Superó en mucho a sus camaradas
Serrano Suñer, Mateu, Simarro, Galinsoga, Porcioles, Viola, que a la vez amamantarían y pasarían el testigo a sus empleados, los dos sobrinos de buenos camaradas,
Serra y Maragall. Y primer síntoma de que la España actual mantiene la misma filosofía fascista de la de
“camisa azul” es la total impunidad de su presencia y de sus hijos como miembros de varios consejos de administración de las quebradas empresas, estafas y saqueos de Javier de la Rosa. Ercros, Torras KIO, Gran Tibidabo, o la oscura constructora Huarte y Cía, otros cien mil millones nunca aclarados. A Samaranch, el divino, ni tocarlo. La Ley especial que convierte en semidioses a varios españoles, y no solo al Rey, aplicable desde siglos. Nada ha cambiado, con o sin Constitución.
Tan elevado se halla que hasta Javier de la Rosa que intenta involucrar al propio Rey, en ninguno de sus juicios y sumarios cita el nombre de su divino Samaranch.. Pero la impunidad le viene de antes, formar parte de los Consejos de Administración de la familia Franco, Banco de Madrid (donde también zascandileó Javier de la Rosa, para endosar el muerto al Banesto), con todo un río de dinero hacia la sucursal de Suiza, imprime carácter, experiencia y salvoconducto hacia donde le diera la gana, que en principio es a la muy especial URRS, retirándose de la España que podría acabar muy mal para gente de tan inquebrantables adhesiones. Se repatriaría con la seguridad de consolidada la postransición, y su persona más allá del bien y del mal. En 1992, el Rey y él se llevaron todos los vítores. Se lo merecían puesto que aunque el alumno Serra, ex empleado en su Diputación, era un genio a su estilo, y Maragall, de la cuerda Porcioles, un obediente gestor, las obras amenazaron tanto desastre (como ahora con las del AVE, tarde y mal), que los dos, Samaranch y Rey, apretaron al máximo a Felipe González, que aun sin gozar de la aureola total en aquel baile, participaría, y además con placer, porque la caja del Partido rebosaría con Sevilla y Barcelona, como la del incipiente PSC de Serra floreció por otro discípulo de Samarach, Javier de la Rosa y su Banco Garriga Nogués, o sea, Banesto. Debió sufrir cuando ya muy zarandeado, en manos de Pujol y brazos del abogado de ambos Juan Piqué Vidal, apartaría a Javier del gran proyecto y realización en curso, Gran Tibidabo – Port Aventura, cerrando la espita del crédito de la CAIXA. Dicen que Vilarrasau le convencería que aquel amigo se había degenerado tanto, y sin necesidad de los Pervertidores de su padre, que a pesar de las vocalías de hijos en sus sociedades, debían clavarle el puyazo final. Los créditos de la CAIXA a su caja particular y pagando sueldos supermillonarios a todo el que apareciera con algún derecho de pernada, agotaba cualquier paciencia. Le conocía de sobra, como Pujol y todo dirigente experimentado español, pero era una vaca de tan fácil muñir que dolía acabar con ella, sin embargo el reparto ya era tan escandalosamente masivo, y esta vez con la CAIXA de su absoluta responsabilidad sustituyendo a los petrodólares kuwaitíes, que no había otro remedio. El caput a De la Rosa, ya iniciado por los moros en Londres y la Audiencia Nacional en Madrid, fue rotundo. Ni padre en la sombra, el padre Antonio de su quinta, tres años más, aun en “busca y captura” veraneaba en Cadaqués, ni menos Pujol, capaz de tragarse varias CAIXAS, detendrían la caída del ídolo repartidor. El precioso Cadaqués nos podría contar de las grandes cifras de los De la Rosa, su relación con Samaranch, y todo el COI, puesto que su segundo después PRIMERO también veraneaba allí, y ¡de la CAIXA!. El Ampurdá de DALÍ se convertía los veranos en capital mundial financiera, no en vano los bancos suizos tenían varios agentes fijos, como el célebre Thierry Kern del juez Pascual Estevill y la propia Telefónica. Sin olvidar el helicóptero, Trueno Azul, (dicen el más lujoso de Europa) de Javier, en su continuo ir y venir a Andorra. Una época, donde los ordenadores no eran tan eficientes como los actuales, obligaba mucho viaje para control de saldos, órdenes de transferencias o movimiento en efectivo. Yo, a años luz del astro sol, poco a objetar sobre el gran triunfador, y en mi fuero interno agradeciéndole por barcelonés que mi ciudad resplandeciera de nuevo, pero encontrarle en todos los negocios, o mejor estafas, de Javier de la Rosa, y a mis espaldas TRES AÑOS DE CÁRCEL, me lo hacían intragable. Y a más abundancia hasta
mi socio Parés escaló su amistad, con su mujer Bibi Salisachs apadrinando a una de sus hijas nacida en mi cautiverio (con Hola incluido), sobrepasando pues el número de las tres casualidades que forman una prueba. Me contaba Tito, según la prensa primer gerente de la Fundación Thyssen, que la colección de pintura de Samaranch en Suiza sobrepasaba en cantidad y calidad a la convertida en España “las mejor del Mundo”. Si les vendió algún cuadro falso, como a mí, aunque devolviera el dinero disculpándose por su ignorancia, no me extraña su desaparición de España y cargos en Los Ángeles. Los patriotas como Samaranch a Suiza y los casi apátridas, nacionalizado suizo, con cuadros de más que dudosa procedencia, soñando por amor con España. Su franquismo, corrupto COI, Cadaqués, la Caixa, le sitúan en primer plano de mi
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