Hoy me gustaría enumerar veinticinco de las principales razones por
las que creo que todos los españoles deberíamos apoyar sin ambages a
nuestra Monarquía. La deriva hacia la mediocridad de la sociedad
española durante los últimos lustros me preocupa, y veo con perplejidad
que dicha deriva va indisolublemente acompañada de un aumento del número
de ciudadanos que, a menudo desde su ignorancia, se declaran
republicanos…
Aunque para algunos no sea algo fácil de comprender, yo considero que
ser republicano en España es como ser negro en la Virginia de
principios del XX, “stripper” en el Sultanato de Omán de nuestros días, o
nativo en las tardías colonias inglesas del Caribe. Y es que, a pesar
de los errores que cualquiera puede cometer en momentos puntuales
(humanos somos todos), todos los españoles deberían conocer, defender y
ensalzar las virtudes innegables de una Monarquía que aporta a España
incontables beneficios que solo un tonto o un imprudente puede
despreciar.
Mis veinticinco razones de hoy, son las siguientes:
1. Diplomacia permanente: Si bien los
Ministros de Exteriores cambian permanentemente, así como los
embajadores y los cónsules, la figura del Rey es la de un diplomático
permanente y de superior importancia para España. No existe ningún país
extranjero, ningún presidente de gobierno, ninguna institución relevante
que valore más en sus relaciones a un Ministro o a un embajador que al
Rey de España. Como se suele decir, el Rey es el primer diplomático de
España. Esta labor de diplomático, la ha ejercido el Rey en
infinitas ocasiones, tanto por indicación de los gobiernos de turno como
de manera discreta y sin hacerlo saber a los españoles, provocando con
ello un impagable beneficio para España que conocen muy bien los
políticos y los diplomáticos de dentro y fuera de España, pero que por
desgracia el ciudadano de a pie a veces desconoce y llega incluso a
menospreciar.
2. La figura personal del Rey: La figura del Rey en
el ejercicio de sus funciones trasciende la de cualquier otra persona o
institución y se convierte en un baluarte nacional que transmite un halo
y una imagen inalcanzables por ningún político. Ejerce de “imán” de
cara a los intereses de España por el mero hecho de existir, de
pertenecer a una gran dinastía, a un gran país de trayectoria monárquica
y por el hecho de hacer las cosas bien.
3. Imprescindible en las relaciones con determinados países:
Si bien a veces pensamos que somos el ombligo del mundo y que las
políticas de todos los países son como la del nuestro, en el mundo hay
países de una importancia grandísima para los intereses de España y
cuyos gobiernos o Reyes solo aceptan hablar con otros Reyes o bien sus
gobiernos otorgan un valor muy diferenciado y muy mejorado al trato con
un Rey, en detrimento del trato con un presidente del gobierno. Por
ejemplo, países estratégicamente cruciales como Arabia Saudí o
Marruecos solo firman los grandes acuerdos con el Rey (a quien
consideran su “hermano”), y en países como Tailandia (con el Rey
Bhumibol), su Rey solo habla de tú a tú con otro Rey. Además, muchos
países del mundo otorgan prioridad a las relaciones de larga duración,
prefiriendo siempre a un monarca que a un presidente que cada 4 años
cambia de cara. En virtud de todo lo anterior, hemos visto cómo el Rey
Juan Carlos ha aportado a España y a sus empresas e instituciones
innumerables acuerdos, contratos, adjudicaciones y los más variados
beneficios.
4. Relación con Hispanoamérica, próxima gran potencia mundial:
Por motivos históricos evidentes, y también a partir del esfuerzo
personal del Rey desde 1978, todos los países de América Latina tienen
una especial vinculación con España. De esta forma, nuestra relación con
este área del mundo de gigantesca importancia se ve muy
beneficiada, siendo España la única nación europea en estar
plenamente integrada en las más importantes cumbres regionales, donde
dada la “entrada” del Rey y su importancia simbólica en esta
confraternidad de países, siempre se le sitúa en una posición
prioritaria y se le da más importancia que al resto de los asistentes
(entre los cuales también suele estar el presidente del gobierno
español, a quien se sitúa en una posición secundaria y alejada de la del
Rey) . Además el Rey ha favorecido muchos delos más grandes acuerdos
políticos y empresariales de España en dichos países del mundo.
5. Figura de última instancia: Aunque en una
Monarquía Parlamentaria el poder efectivo recae sobre el Congreso y no
sobre el Rey, Don Juan Carlos puede ejercer en un momento dado su poder
de intervención en la pugna política, algo que provoca que mejore el
clima político por temor a que intervenga. Cuando ha intervenido, como
por ejemplo en el por todos conocido 23-F, ha sido una intervención
definitiva.
6. Recuperador y restablecedor de relaciones:
En muchas ocasiones, las relaciones entre los políticos o las
instituciones se vuelven tensas o se deterioran por la mala actuación
de nuestros políticos o de los de enfrente. En estos casos, el Rey tiene
la capacidad de mediar y actuar de juez y pacificador entre las
partes. Lo ha hecho mil veces entre distintos políticos españoles de
distintas regiones y lo hizo, por citar un solo ejemplo, cuando el
presidente Zapatero provocó un conflicto diplomático ni más ni menos que
con EEUU al no levantarse al paso de su bandera en el desfile de las
FFAA del 12 de Octubre. La relación del Rey con la familia Bush fue, en
este caso, la que hizo que el agua volviera a su cauce y España no se
viera demasiado perjudicada por la mala actuación de un político sin
experiencia.
7. Permanencia: A diferencia de los
gobiernos de turno, que duran una o pocas legislaturas y
cambiar radicalmente de signo (con todos los beneficios y también
perjuicios que ello ocasiona), la Monarquía parlamentaria permite que el
Jefe del Estado sea el mismo por mucho tiempo, lo que provoca
necesariamente que el Rey tenga una relación permanente, duradera y por
tanto más estable con España y con el mundo. No hay nadie en España que
tenga la agenda de contactos y de relaciones que tiene el Rey, que en 36
años ha conocido y creado una fuerte relación, por ejemplo, con 8
presidentes de EE.UU. Una figura tan permanente otorga a España una
estabilidad e influencia que no consigue ninguna figura política.
8. Formación y potencial del heredero: La
Monarquía parlamentaria es hereditaria y la Jefatura del Estado recae
por ley en el heredero al Trono. Esto hace que, desde su mismo
nacimiento, el Príncipe de Asturias sea formado exclusivamente para
la labor que el día de mañana desempeñará. Desde que nace, el Príncipe
aprende idiomas, se educa correspondientemente, aprende el
protocolo necesario, desarrolla su agenda, ejercita sus capacidades y
aprende sus responsabilidades de tal manera que cuando accede al poder
lo hace tras toda una vida de aprendizaje y por tanto con unas
posibilidades infinitamente mayores de éxito que aquellas que tiene un
político que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera sabe inglés o
tiene una formación más que mediocre.
9. Utilidad recurrente de la Monarquía: La
principal cualidad de la Monarquía parlamentaria es su utilidad recurrente ante muy distintas situaciones. En España, la Monarquía
actual ha demostrado su utilidad como figura neutral frente a los
partidos e idearios. La figura del Rey encarna la imagen del Estado y es
símbolo de su permanencia y de su estabilidad a pesar de los cambios de
rumbo políticos e ideológicos. Son incontables los servicios que el Rey
ha prestado a España, en muchas ocasiones sin el conocimiento de la
gente y otras muchas veces de forma oficial.
10. El inigualable valor del Rey como símbolo:
Solo los incautos y los tontos desprecian los símbolos y el Rey es por
encima de todo un símbolo que encarna por sí solo y sin necesidad de
mayor explicación el enlace entre la historia del país y su presente,
con todo lo que ello conlleva. Este poder simbólico equilibra el país,
certifica y representa su unidad bajo la figura de un Rey común y, entre
otras cosas, reprime en gran parte cualquier deseo o aspiración desproporcionada de determinados políticos incultos o corruptos.
11. Crecimiento y poder económico: A pesar de
que algunos acusan a la Monarquía de ser un símbolo obsoleto que hace
retroceder al país, es un hecho que 7 de los 10 países más ricos del
mundo son Monarquías Constitucionales (fuente: Brussels Almanac).
Además, las Monarquías europeas copan el ranking de la CIA en cuanto a
su poder adquisitivo PPP (Purchasing Power Party), y 19 de los 30
primeros países del mundo son asimismo Monarquías constitucionales.
Además, en zonas del mundo en gran crecimiento como el Medio Oriente,
los dos países más ricos son Monarquías (Emiratos Árabes Unidos y Arabia
Saudí). Para colmo, el país más rico de Asia, Japón, también es una
Monarquía constitucional.
12. Descenso de la corrupción bajo una monarquía:
A pesar de que España hoy en día sufre como nunca la corrupción
política, en términos de forma de Estado seguimos estando en la franja
baja en cuanto a corrupción de Estado se refiere. Y es que según el
índice de corrupción “Transparency International”, dice claramente que
las 10 naciones menos corruptas del planeta son Monarquías
Constitucionales.
13. Libertades garantizadas: Según
el “Central Intelligence Agency’s World Factbook”, los sistemas
monárquicos son los que mejor y más garantizan las libertades
dentro de una democracia avanzada. Como ejemplo, señalan los casos de las
Monarquías española y británica, que cuando mantenían sus colonias de
África y América (en el caso de España, sus Provincias de Ultramar),
garantizaban unas libertades que tras la llegada de sus independencias
dejaron de existir. Esto es un hecho contrastado, real e histórico.
14. Políticas al servicio del pueblo y no de intereses particulares:
Mientras que los partidos en una república disponen solamente de
una legislatura y en ella generalmente tienden a buscar su interés
personal porque saben que se les acaba a los pocos años y tras dichos
años no tendrán obligación de enfrentarse a sus resultados, un Rey
constitucional lo es durante un plazo muchísimo mayor, por tanto siempre
tiende a tratar de encontrar políticas que beneficien a la población
con visión en el largo plazo, puesto que no tiene un periodo de reinado
pactado y siempre deberá asumir las consecuencias de lo que haga en el
ejercicio de su cargo.
15. El sentido democrático de un Rey: El Rey
de España representa a todos los españoles sin excepción, lo cual es
intrínsecamente lo más democrático que hay. Mientras que los partidos
políticos que gobiernan son elegidos en las urnas en pugna con sus
enemigos y, cuando salen elegidos, siempre defienden más los intereses
de la parte de la población que les ha elegido que los de la parte
que ha votado en su contra, un Rey siempre defiende por igual a todos
los españoles, porque no está sujeto a una elección cada 4 años.
16. El Rey representa la unidad de España:
Mientras que en la España de hoy conviven un batiburrillo de partidos
políticos entre los que se encuentran buenos partidos pero también
partidos que pretenden destrozar su unidad, la Monarquía es el nexo
común de unión entre todos los pueblos de España. Con la Monarquía
tenemos un espacio independiente de los partidos que ofrece consenso,
libertad, seguridad, igualdad, solidaridad, estabilidad y por encima de
todo, unidad. Lo único que une institucionalmente a España en todos los
sentidos es el Rey y, por tanto, la Monarquía.
17. El Rey como cabeza visible: Mientras que
la presencia de un presidente de gobierno de cualquier país (a
excepción, obviamente, de las grandes superpotencias), pasa
prácticamente desapercibida en cualquier lugar, el hecho de que el Rey
de España o el Príncipe de Asturias estén presentes en cualquier asunto
relacionado con la representación de España en cualquier lugar del
mundo, aporta a nuestro país un prestigio y un valor incalculable que
jamás podrá aportar ningún político.
18. El Rey desde el punto de vista de los negocios para España:
Dado el potencial del Rey, su imagen, su llegada y su agenda, nuestro
monarca ha aportado durante sus años de reinado muchos de los más
potentes contratos internacionales para las empresas españolas.
Asimismo, ha dejado abiertas infinitas puertas de cara a que nuestros
políticos obtengan negociaciones provechosas para los españoles y su
prestigio exterior es el primer aval para la marca España, que cuando va
tras del Rey es sinónimo de éxito. De esto dan sobrada fe los
embajadores y los Ministros de Exteriores.
19. La libertad del Rey para actuar sin ataduras:
Mientras que en la actividad internacional, los partidos políticos
siempre deben limitar al fin y al cabo su actuación verdadera
a aquellos otros partidos políticos que les son afines o con
quienes comparten unas políticas similares, el Rey habla, negocia y
trabaja en un entorno libre de tendencias políticas, comportamientos
influidos por partidismos y sin tener en cuenta la lucha política. Solo
mira por España con seriedad, energía y sin depender de nadie.
20. La Monarquía como valor histórico: No
todos los países tienen la suerte de tener un pasado tan rico culturalmente hablando como España. Nuestra riqueza cultural y nuestra
historia siempre ha ido de la mano de la Monarquía, y es una suerte
poder vincular nuestra riqueza histórica con el mantenimiento de
nuestra histórica Monarquía, que es la Institución que ha traído a
España donde está.
20. La Monarquía como valor histórico: No
todos los países tienen la suerte de tener un pasado tan rico culturalmente hablando como España. Nuestra riqueza cultural y nuestra
historia siempre ha ido de la mano de la Monarquía, y es una suerte
poder vincular nuestra riqueza histórica con el mantenimiento de
nuestra histórica Monarquía, que es la Institución que ha traído a
España donde está.
21. El Rey como Jefe de las Fuerzas Armadas:
El hecho de que el Rey sea Jefe de Estado y a la vez de las Fuerzas
Armadas imprime en las mismas un carácter unitario y democrático que nos
ha venido siempre muy bien, especialmente en momentos como el 23-F,
cuando el Rey asumió con honor dicho cargo y reprimió el Golpe de
Estado.
22. Coste de la Monarquía: El coste de una
Monarquía Constitucional tiende a ser siempre más bajo que el de una forma de Estado republicana. En el caso español, además, tenemos
la Monarquía con el presupuesto más bajo de Europa, solo por encima
de Mónaco, y además en la actualidad se trata de un presupuesto expuesto
a luz y taquígrafos. A día de hoy, cada español paga aproximadamente
0,20 céntimos de euro al año para el sostenimiento de la Monarquía. Con
un cálculo así, e imaginando que el coste de la Monarquía subiera un 3%
anual y que dentro de 100 años seamos 60 millones de españoles, esto
supondría que la Monarquía costaría a un español, en toda su vida, un
total de 101 euros, algo absolutamente ridículo en comparación con lo
recibido gracias a la Monarquía. Por poner solo un ejemplo, el coste de
la República de Italia ronda los 120 millones anuales y exige un
gigantesco dispositivo de gasto cada pocos años para elegir a un
presidente de la República, algo que en España es innecesario.
23. Gastos que evita la Monarquía: Con una
Monarquía, los españoles ahorramos muchísimo dado su carácter permanente. En las repúblicas existen costes electorales
presidenciales, gastos de presidencia (independientes de los Primeros
Ministros), cientos de asesores para Presidente de la República y/o
Primer Ministro, personal a su servicio, sueldos vitalicios para ex
presidentes, seguridad, escoltas, residencias y muchos otros conceptos.
24. El prestigio del Rey: Independientemente
de que, como Rey de España, el Rey ostenta una serie de títulos y
honores (descritos más abajo), nuestro Rey goza de un prestigio
internacional imbatible e inigualable por ningún otro personaje privado o
público en España, lo que ayuda a engrandecer la imagen y la
repercusión de nuestro país. A nivel personal y en nombre de los
españoles, el Rey ha contribuido de manera decisiva a estrechar lazos
internacionales con España y a potenciar la unidad de Europa. Nadie en
España, en ninguna época de la era moderna, ha ostentado en su persona
tanto prestigio internacional. De esa forma, nuestro Rey ha sido
distinguido, entre otros muchos, con los siguientes reconocimientos :
- Premio Carlomagno (1982)
- Premio Félix Houphouët-Boigny para la Búsqueda de la Paz de la Unesco (1995)
- Medalla de la Democracia, de la Universidad de Yeshiva (1997)
- Premio «Estadista Mundial» de la Fundación Appeal of Conscience (1997)
- Premio Estatal de la Federación Rusa (2011)
Sobre su papel en los últimos 38 años, multitud de medios
internacionales sean hecho eco permanente, y sobre su labor durante los
primeros años de su reinado, medios como la revista Time publicó que el
rey Juan Carlos surgió «como uno de los héroes más improbables e
inspiradores de la libertad del siglo XX, desafiando un intento de golpe
militar que buscaba subvertir a la joven democracia posfranquista de
España».
25. Títulos y honores del Rey: Los
principales títulos y honores que ostenta el Rey y que por tanto
engalanan a nuestro Jefe de Estado en beneficio del lustre de nuestro
país, son los siguientes:
- Rey de España, de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias
(referido a Nápoles y Sicilia), de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de
Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña,
de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Menorca, de Jaén, de los Algarves,
de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias
Orientales y Occidentales y de las Islas y Tierra Firme del Mar Océano.
- Archiduque de Austria.
- Duque de Borgoña, Brabante, Milán, Atenas y Neopatria.
- Conde de Habsburgo, Flandes, el Tirol, el Rosellón y Barcelona.
- Señor de Vizcaya y Molina.
- Rey de Hungría, Dalmacia y Croacia
- Duque de Limburgo, Lotaringia, Luxemburgo, Güeldres, Estiria, Carniola, Carintia y Württemberg
- Landgrave de Alsacia
- Príncipe de Suabia
- Conde Palatino de Borgoña
- Conde de Artois, de Hainaut, de Namur, de Gorizia, de Ferrete y de Kyburgo
- Marqués de Oristán y de Gocíano
- Margrave del Sacro Imperio Romano y de Burgau
- Señor de Salins, Malinas, la Marca Eslovena, Pordenone y Trípoli.
- Rey Católico (o Su Católica Majestad)
- Capitán General de las Fuerzas Armadas, de las que ostenta el mando supremo.
- Soberano Gran Maestre de la Insigne Orden del Toisón de Oro.
- Gran Maestre de la Real y Distinguida Orden de Carlos III.
- Gran Maestre de la Orden de Isabel la Católica.
- Gran Maestre de la Orden del Mérito Civil.
- Gran Maestre de la Orden de Alfonso X el Sabio.
- Gran Maestre de la Orden de San Raimundo de Peñafort.
- Gran Maestre de las órdenes militares de Montesa, Alcántara,
Calatrava y Santiago, así como de otras órdenes militares menores o
condecoraciones de España.
- Bailío Gran Cruz de Honor y Devoción de la Soberana Orden de Malta.
- Bailío Gran Cruz de Justicia de la Orden de Constantino y Jorge de Grecia.
- Caballero de la Orden de San Javier, la Orden de San Jenaro, la
Orden de la Anunciada, la Orden de la Jarretera y Orden del Imperio
Británico (desde 1988).
- Gran Collar de la Reina de Saba y la Dinastía de Reza de Irán.
- Gran Cordón de la Suprema Orden del Crisantemo de Japón.
- Gran Cruz de la Legión de Honor de Francia y de la Orden Nacional del Mérito.
- Hermano Mayor de la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla y de las
Reales Maestranzas de caballería de Ronda, Granada, Valencia, Sevilla y
Zaragoza.