Rafael del Barco Carreras
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Rafael del Barco Carreras
Y LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE VICTOR SAURA “LA CATALUNYA MES FOSCA”.
Rafael del Barco Carreras
Un día intenso. Me temí que la anunciada variación de conclusiones provisionales del fiscal liquidara el juicio. Lo sucedido el 2008 con Gran Tibidabo (Port Aventura), que los pactos entre la fiscalía y las partes acabaron con lo que soñé un repaso y hasta bendición a mi “Barcelona, 30 años de corrupción”. Pero no, la Fiscalía mantenía la acusación y petición de nueve años de condena para Rafael Jiménez de Parga, Alfredo Sáenz Abad y Miguel Ángel Calama, aunque retiraba la acusación a José Ángel Merodio.
Seis horas de fiscal, dos abogados acusadores, y cinco defensores. Terrible. Los dieciséis oyentes se convirtieron en los seis habituales después de oídos los cargos. Extorsión, denuncias falsas y estafa procesal.
Se juzgaba a mis “abogados” y a la “banca” en el “todo vale”. Y la idea de que yo fui la primera víctima del conjunto, que cobrando de Javier de la Rosa, sustituyeron culpables, me martilleó toda la mañana. Si durante el juicio me sentí un espectador, he de confesar que las defensas me alteraron. El argumento de que las falsedades en la denuncia eran simples errores de los que Rafael Jiménez de Parga pedía disculpas, o de que en definitiva los culpables eran los denunciantes porque estafaron al banco, me enervó.
El abogado de Merodio le dio la vuelta al calcetín, el juez Pascual Estevill con su actuación alteró la querella del banco reclamando 639 millones a los ahora acusadores, acabando sobreseída. Perjudicó, pues, al Banco, los acusados ahora. Cortando y pegando a su gusto del libro, Estevill y "El Clan de los Mentirosos" de Félix Martínez, su tono crecía. Pretender quince años después, decía, que tanto Rafael Jiménez de Parga como los banqueros pagaran por los delitos del ex juez, que no reconoció en las declaraciones al presente juicio, y que entonces no solo nadie suponía sino que “todo el mundo” alababa sus actuaciones contra la gran burguesía catalana, acentuaba con exagerado énfasis, era un disparate.
Con excelente oratoria obviaron años de relación del juez y abogado, las oscuras conexiones del propio Banesto y su filial Banco Nogués (dijo el abogado) real procedencia de los créditos renovados año tras año no reconocidos por los ahora acusadores, y mucho menos avalados, y lo peor, docenas de extorsionados que conocí en la cárcel, el “lo sabía toda Barcelona” confesado por el abogado Juan Piqué Vidal (condenado en el juicio del 2004 del que derivaba éste) y sobretodo el fatídico domingo en que o pagaban 50 millones para el bolsillo del juez y supuestamente de Rafael Jiménez de Parga, o no salían de la cárcel.
Cuando a las siete y media de la tarde acudía a la presentación del libro “La Catalunya mes fosca” de Victor Saura aun me hervía la cabeza. Un bálsamo el ambiente de entusiastas y merecidos aplausos al autor y presentador, derivados a las víctimas y a mí en concreto. Paseo de Gracia, Librería Els Jardinets, frente al edificio del Banco Comercial Transatlántico, antes de la Guerra Mundial Alemán Transatlántico, y ahora absorbido por su propietario de siempre el Deustche Bank, donde me iniciara de empleado de banca por los 50. La primera vez que un gran conjunto de desconocidos reprobaba la versión esparcida y condenatoria en que me convirtieron en un réprobo, y con falsedades me encarcelaron y condenaron.
ACUSADOS: RAFAEL JIMÉNEZ DE PARGA Y ALFREDO SÁENZ ABAD.
Rafael del Barco Carreras
Ayer declararon, Alfredo Sáenz Abad, presidente entonces de BANESTO, y actual consejero-delegado del Banco de Santander, y los directivos José Ángel Merodio y Miguel Ángel Calama. De oyentes, cuatro gatos, y yo. El presidente del Tribunal no admitió la suspensión hasta que el Constitucional decidiera sobre la prescripción de los delitos, y se cumplía la orden del Supremo de depurar todas las responsabilidades por el caso Juan Piqué Vidal y Luis Pascual Estevill. Responsabilidades, que me da el pálpito, quedarán muy mermadas.
Los tres altos ejecutivos, uno por demasiado alto en el organigrama y los otros dos por no ser de su competencia, basaron su declaración y defensa en que apenas si se enteraron por la prensa de que el Juez, sustituyendo a un titular, se inventó unas acusaciones para procesar a unos simples testigos ordenando encarcelar a Pedro Olabarría, los hermanos Moreno y Enrique Marugán… hasta que pagaran.
Pero los hechos no son tan sencillos, ni menos que tampoco supieran las formas utilizadas por sus cobradores de “morosos” (ríanse de los cobradores del frac) los abogados Jiménez de Parga y su juez Luis Pascual Estevill, muy “íntimos” desde que uno me defendiera y el otro acusara en el caso Consorcio, 1980. Pretendían que pagaran unos créditos que se generaron también por 1980 en el Banco Garriga Nogués de Javier de la Rosa, cuando el llamado Grupo Olabarría no tenía nada que ver con el ya entonces quebrado Grupo Harry Walter.
Los banqueros insistían, por un lado que no conocían u ordenaron ellos la querella, y por otro que moralmente debían pagar los encarcelados por el juez. La moral, citada en la declaració de Jiménez de Parga. Sutil contradicción. Ni avalaron ni debían pagar porque los 600 millones de pesetas que les reclamaban provenían de los enredos entre BANESTO y su quebrada filial el Banco Garriga Nogués, y los banqueros lo sabían. Por lo visto los incobrables créditos se renovaban entre quebradas sociedades donde nadie avalaba. Tacharon de falso un justificante de pago del Banesto al Juez. Muy interesantes las magistrales clases sobre banca, mi oficio, de tan altos ejecutivos.
Otra mentira que el Banesto contratara al abogado apenas un año antes por la catastrófica situación del Banco recién intervenido por el Banco de España, dic. 1993, con 130.000 millones de pesetas incobrables en Cataluña y 350.000 en el resto de España. “Riesgos dificultados” decían.
Señalaron al anterior director regional, José María Xercavins, ahora presidente de un “fondo inmobiliario” de la CAIXA. Otra prueba de que los creadores de la Gran Burbuja Inmobiliaria son los mismos o parecidos a los de la Gran Corrupción. Pero y además Merodio, que se confesó ex amigo personal de Olabarría, provenía de Banca Catalana donde Piqué Vidal, abogado de Pujol y socio de Pascual Estevill, dejó su huella. La frase atribuida, y negada por los acusados, “!veremos si no pagan!”, muy plausible. Los varios encarcelados por Pascual Estevill a quienes conocí en 1993 en La Modelo eran un buen anuncio para siguientes reclamados de pago.
Mañana la declaración de los acusadores denunciantes, que como otras de las víctimas, entre ellas yo, no perdonarán en su vida el paso por La Modelo. Ver en www.lagrancorrupcion.blogspot.com el escrito de Pilar Rahola, vicealcaldesa entonces, “Lo sabía toda Barcelona”, y varias publicaciones con referencias más que suficientes.
LIBRO CITADO EN LOS INTERROGATORIOS.