El presidente del Congreso de los Diputados dijo ayer que “el socialismo necesita renovación y los valores cristianos son un buen camino”. El dirigente socialista añadió que “como cristiano, espero seguir a Cristo, no a Martínez Camino”, en un ataque directo al portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Hay que decir que Monseñor Martínez Camino no había mencionado a Bono, pero éste se dio por aludido con las palabras del portavoz de la CEE, que recordó el pasado lunes algo muy obvio: que “no se puede ser católico coherentemente y estar a favor del aborto”, y que “estarían fuera de la Iglesia” los diputados que apoyen la reforma del gobierno para dar “licencia para matar a los hijos”.
Aborto: Bono dijo que votará lo que le ordene su partido
Así pues, si José Bono fuese a votar en contra de la reforma abortista de su jefe de filas, ¿a qué vendría su pataleta? Y es que si el socialista albaceteño quiere ser coherente con los valores cristianos que invoca, lo tiene tan fácil como rechazar esa ley con la que se pretende dar licencia para matar a seres humanos inocentes. Es tan fácil como apretar un botón distinto al que le dicte su partido, ¿o acaso da más importancia a la disciplina de partido que al respeto por los derechos humanos?
De la pataleta de Bono se deduce que la respuesta a esta pregunta es un sí rotundo. Pero no sólo podemos deducirlo de esa pataleta. En marzo, dos días después de que cientos de miles de españoles nos manifestásemos en 87 ciudades para defender el derecho a vivir, Bono tenía una buena oportunidad para sentirse respaldado por la voz de la calle y discrepar públicamente de la reforma abortista de Zapatero. En vez de eso, Bono declaró: “no me parece mal que se trabaje en la idea de un proyecto de plazos”. Es decir, que no le parece mal una reforma que pretende recortar el derecho a la vida de los seres humanos más indefensos. En agosto Bono zanjó cualquier posible duda: “No me planteo la posibilidad de la indisciplina al votar la ley del aborto”, es decir, que hará lo que su partido le ordene, aunque ello cueste miles de vidas humanas: una obediencia ciega digna de un totalitario.
Bono, o la censura y la mentira contra la causa de la vida
Además de eso, Bono no ha escatimado medios para guardarle las espaldas a la ofensiva abortista de Zapatero. A comienzos de marzo ordenó censurar más de 20.000 mensajes de ciudadanos a sus representantes pidiendo que no se desproteja el derecho a la vida. La medida antidemocrática de Bono impidió que los electores se comunicasen con sus diputados, a excepción de los ciudadanos que secundan el abortismo del gobierno: una violación flagrante del derecho a no ser discriminado por motivos de opinión, derecho que proclama el Artículo 14 de la Constitución.
A la censura le siguieron prácticas igual de rastreras: en junio Bono recurrió a la mentira contra la Iglesia: “los que hoy hablan de la vida en el ámbito del aborto, callaron ante miles de muertes provocadas de modo ilícito”, dijo en referencia a la guerra de Irak. Bono sabía perfectamente que la Iglesia Católica manifestó un frontal rechazo a esa guerra que se expresó en multitud de actos por la paz. El propio Zapatero agradeció en persona a Juan Pablo II su firme oposición a esa invasión.
Si a Bono no le gusta esta religión, ¿por qué no elige otra?
En fin, Bono se ha retratado una y otra vez en lo que respecta a esta reforma injusta e inhumana: no está con Cristo, que es vida, sino con su partido, que está empeñado en condenar a muerte a muchos miles de inocentes. Pero en el colmo de su cara dura, a este señor no le basta con apoyar agresiones tan brutales contra los derechos humanos: además quiere que la Iglesia calle ante ello mientras él presume de cristiano. Menuda jeta.
Lo que no entiendo es por qué Bono insiste en declararse miembro de una Iglesia por la que no muestra el menor respeto y con cuyo magisterio demuestra tener más bien poca sintonía. En España hay libertad religiosa (de momento): nadie obliga a Bono a ser católico, al contrario: su gobierno está empeñado en que todo quisque odie a la Iglesia Católica. Si Bono no comulga con la doctrina de la Iglesia ni con Cristo -el Hijo de Dios no creo que haga excepciones para políticos socialistas en el cumplimiento del “no matarás”-, puede probar con otras confesiones en las que seguro que se sentirá más cómodo. Y aunque no es una religión, también tiene la masonería, que se ajusta como un guante al abortismo militante y al relativismo moral imperantes en el PSOE. Ahora bien, si decide seguir en el seno de la Iglesia Católica y -como hasta ahora- si insiste en pasarse por la entrepierna esos valores cristianos a los que invoca de forma tan hipócrita, que no espere de la Iglesia unas palmaditas de aprobación.
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(Foto: PSOE.es)
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