Egilea-Escrito por: nihaur saila-en artikuluak
A Rubalcaba las cosas le van mal. Las últimas elecciones europeas lo han dejado tocado, en primer lugar por la presencia de Iniciativa Internacionalista, en segundo lugar por la fuerza demostrada por la izquierda abertzale y en tercer lugar por la chapuza bananera del recuento. Y, para colmo, ahora se apunta que está intentando ocultar sus meteduras de pata con falsos éxitos policiales.
Hay gente a la que le gusta ofrecer una imagen maquiavélica, un poco a lo Rasputín. Personas que quieren ser vistas como muy inteligentes y carentes de complejos, audaces y eficaces. Dicho de otro modo, gente sin escrúpulos ni principios capaces de vender a su madre para lograr un objetivo concreto. Pero a veces, tras esta imagen sólo hay un arrogante cegado por su propio ego, dominado por la ambición, anestesiado por la impunidad, incapaz de aceptar sus errores y en eterna fuga para huir de ellos. Los estados suelen propinar tremendas patadas a estos personajes cuando dejan de ser útiles, aunque se trata de personajes peligrosos que intentan blindarse manejando informaciones comprometedoras.
A Rubalcaba le gusta aparecer como el genio supremo del maquiavelismo. Sus palabras apuntando que ETA está detrás de la desaparición de Ion Antza son un buen ejemplo de su talante. Tanto más viniendo de alguien que estaba donde estaba en los tiempos de los GAL.
Su perfil es de sobra conocido, fruto de una larga campaña de imagen. Pero, más allá de esa buscada imagen maquiavélica, lo que salta a la vista es que Rubalcaba lo está pasando mal. Necesita “éxitos” y como no los logra, los inventa. Recientemente El Confidencial Digital apuntaba que “la fuga ‘a la marsellesa’ de la cárcel de Huelva y el intento de envenenar a Garzón eran planes irreales y atrasados de ETA” y añadía: “el ministerio del Interior asegura que ETA quería ejecutar el plan este verano para intentar “elevar la moral de su tropa”, ha reconocido Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero fuentes de la lucha antiterrorista apuntan que se trata de otra operación desfasada y, por tanto, descartada por ETA en este momento.”
¿Tan mal le van las cosas a Rubalcaba?
Rubalcaba no quería que la izquierda abertzale saliera fortalecida del último reto electoral. Ni él ni nadie en el gobierno español. Pero eso es precisamente lo que ha ocurrido. Vender la moto de la solución policial es ahora mucho más difícil que hace unos meses y Rubalcaba lo sabe. Todo indica que su posición es ahora mismo mucho más incómoda que la de hace unos meses. Posiblemente por eso está dando muestras de una gran debilidad. Ahora bien, ¿cómo analizar esta sucesión de chapuzas? ¿Tan comprometida es su situación?
La noticia de El Confidencial en la que se afirma que “Rubalcaba tapa un escándalo de la Guardia Civil en Francia con una fuga de película en España refuerza esa idea:
El hallazgo el pasado viernes 12 de un arsenal de armas y explosivos de ETA escondido en un zulo en el pueblecito de Pindères, en las Landas, Francia, no fue una casualidad, como ha contado el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Y tampoco fue casual el descubrimiento al día siguiente de un plan de fuga de etarras que, como en las mejores películas de acción, ETA quería efectuar este verano desde la prisión de Huelva. Ambas historias están directamente relacionadas por el deseo de Rubalcaba de acallar el escándalo provocado en Francia por un operativo de la Guardia Civil a espaldas de las autoridades francesas.
Todo comenzó cuando los servicios de información de la Guardia Civil detectaron en Francia al etarra Asier Borrero Toribio, alias Arrano, un miembro legal del ex comando Vizcaya, ligado al último jefe militar etarra, Jurdan Martitegi. Como es normal en tales casos, los agentes procedieron a “balizar” el coche del etarra, un Citroën C4 robado meses antes en el país vecino. La GC, como también suele ser norma, decidió no detener al huido y seguir de cerca sus pasos, porque su interés se centra en la captura de los peces gordos.
De acuerdo con fuentes próximas a la lucha antiterrorista consultadas por este diario, el seguimiento de ese coche baliza lleva a la GC a descubrir que ETA mantiene abierto un zulo a un kilómetro de Pindères, un pueblo de apenas 240 habitantes, en plenas Landas de Gascogne. El zulo estaba situado en un bosque, al pie de una ruta forestal, oculto en varios bidones semienterrados y camuflados entre la maleza. Y otra vez deciden no intervenir, en la esperanza de que ese dato pueda aportar mucha información sobre quién va y viene por el zulo.
Pero la casualidad lleva a que Asier Borrero tenga un día un percance: el lunes 8 de junio, su coche pincha en plena ruta y además lo hace cuando estaba casi sin gasolina. El incidente ocurre en la localidad de Saint-Énimie, en el departamento de Lozere (al norte de Montpellier). El etarra intenta robar otro coche, pero es sorprendido en plena faena por un gendarme que le da el alto, momento en que el Borrero tira de pistola hiriendo al agente. El terrorista logra huir a bordo de un automóvil que irrumpe en el lugar del suceso, conducido por un segundo etarra que en buena lógica viajaba en caravana con Borrero.
La Gendarmería gala descubre casi de inmediato que el Citroën abandonado por el etarra está balizado. La Guardia Civil intenta negociar con ellos, pero ya es tarde: no hay nada que hacer. La noticia de un gendarme herido en atentado terrorista en Francia moviliza a la Fiscalía de París, una de cuyos miembros se desplaza al lugar del atentado para reconstruir los hechos y recoger pruebas. Y allí se encuentra con la tostada de que la baliza de marras ha sido colocada sin permiso judicial francés, una baliza de la que no tiene conocimiento la Renseignement intérieur (RI) gala, y ello porque la Guardia Civil, que habitualmente trabaja con este cuerpo, ha decidido esta vez darles esquinazo y hacer el trabajo por su cuenta.
De hallazgo casual, nada de nada
El enfado de la Fiscalía gala a cuenta de este balizado “en B” -en el argot- efectuado por la Guardia Civil española es monumental, motivo por el cual la fiscal presente en Saint-Énimie se incauta de los ordenadores y del resto del material hallado en el coche de Borrego y se lo lleva a París. Las protestas del Ministerio del Interior galo ante Alfredo Pérez Rubalcaba no se han hecho esperar.
Pero los RI galos, cabreados como pocas veces con la Guardia Civil, con la que por otro lado mantienen un excelente nivel de colaboración, deciden “reventar” el zulo de Pindères, en el que encuentran 180 kilos de material para la fabricación de explosivos, armas y munición. La noticia salta a última hora de la tarde del viernes 12, y el ministerio del Interior español atribuye el hallazgo a “un grupo de trabajadores que participaban en unas obras de mantenimiento de caminos” en el pueblito en cuestión. El propio Rubalcaba ha llegado a calificar el hallazgo de “golpe importante contra la organización terrorista”.
Pero de descubrimiento casual, nada de nada. El propio alcalde de Pindères, Michel Darrouman, confirmaba este martes, en declaraciones al diario Sud-Ouest de Burdeos, que los cuerpos de seguridad galos tenían localizado el zulo desde hacía meses y le habían pedido que informara de todos los movimientos sospechosos de que tuviera noticia en el pueblo: “Il y a environ six mois, se souvient-il, j’ai reçu un appel des Renseignements généraux. Ils m’invitaient à leur signaler les allées et venues suspectes dans ma commune”.
Preocupados por el posible escándalo que pudiera derivarse del conocimiento en España es este balizado ilegal y del correspondiente enfado francés, susceptible de poner en peligro la excelente colaboración existente con el país vecino en la lucha contra ETA, el ministerio del Interior decide inventarse una película de ciencia ficción en pleno fin de semana, de modo que en la tarde del sábado 13 hace circular la noticia de que se ha desbaratado un plan de fuga de varios notorios etarras, helicóptero mediante, desde la cárcel de Huelva.
Una fuga de película para tapar un escándalo
En efecto, y según Interior, ETA había elaborado un minucioso plan de fuga (bautizado por la Guardia Civil como Operación Txoko) que pretendía sacar de la prisión onubense a dos presos de ETA, entre ellos a Jorge García Sertucha, condenado por intentar matar al Rey. Pero esa es nada menos que una operación de 2007, de la que se tiene conocimiento desde el 20 de mayo de 2008, fecha en que fue detenido en Burdeos el ex jefe militar de la banda Javier López Peña, alias Thierry.
Una “castaña pilonga de las buenas”, según las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas, como por otra parte mucha gente ha podido sospechar. Según Interior, el plan de fuga “estaba en proceso de maduración para ser ejecutado este mismo verano”. Por su fuera poco, Rubalcaba se adornó en las radios el mismo domingo 14 por la mañana, asegurando en RNE que la fuga de los presos hubiera insuflado un nuevo optimismo a la banda: “ETA intentaba elevar la moral de su tropa”.
El presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, afirmaba este lunes que ETA “consiguió, parece, tomar el pelo” al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, porque el primer plan para la fuga de dos etarras presos en Huelva “se iba a producir en el año 2007, mientras Zapatero seguía negociando con ETA”. Tomadura de pelo por partido doble.
Hay que ser muy cautos a la hora de analizar el futuro de gente como Rubalcaba. Su falta de escrúpulos le ofrece muchas posibilidades que para una persona honrada serían impensables. Pero la de Rodríguez Zapatero no es la única estrella que se apaga.
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