| AP
La reincidencia sexual de Bill Clinton estuvo a punto arruinar prematuramente las ambiciones presidenciales de Hillary, que llegó a prohibirle que viera a su amigo y socio Rob Burkle, propietario de un Boeing 757 rebautizado como el “Air Fuck One” y utilizado por el ex presidente para escapadas sexuales con destino a Los Angeles, Miami y Las Vegas.
“A los pocos días de instalarse en la nueva casa, se le podía encontrar fácilmente en la tienda de Langi, hablando con un puñado de madres en casa tras su sesión de yoga y presumiendo con sus escoltas que conocía a todas por su nombre”, leemos en “Game Change”.
Para combatir la “depresión postpresidencial” y las prolongadas ausencias de la senadora Hillary, solía viajar con su amigo y socio Rob Burkle, magnate de los supermercados y consumado “playboy”. Las malas lenguas volvieron a hablar en Washington, y cuando su confidente y amigo Terry McAuliffe se lo dijo personalmente, Clinton lanzó una de sus furibundas respuestas: “¿Es que no tienen nada mejor de que hablar? ¡Maldita ciudad!”.
Ultimatum
Cuando Hillary empezó a sondear sus posibilidades presidenciales, siempre se topó con el inconfesable escepticismo: “¿Qué vas a hacer con Bill?” Su ayudante de campaña, Patti Solis Doyle, se comprometió a hacerle un marcaje, y el primer ultimatum a su marido fue poner fin a las escapadas con Rob Burkle y no volver a pisar la escalerilla del famoso Boeing.Pero para entonces Bill Clinton contaba ya con un nutrido elenco de “amigas”, con tres de ellas disputándose el podio: la millonaria Julie Tauber McMahon, la ex parlamentaria canadiense Belinda Stronach y el actriz Gina Gershon. Los autores de “Game Change” lo dejan en “rumores”, aunque confirman que Bill mantuvo una “relación romántica sostenida” con una de ellas mientras Hillary se dejaba la piel haciendo campaña. ¿Cuál de ellas?
El tabloide “National Enquirer” apunta hacia Julie Tauber como la auténtica “mistress” de Clinton, y aporta una prueba esencial: la millonaria de 48 años, divorciada y madre de tres hijos, vive apenas a ocho kilómetros de su casa en Chappaqua. Según la revista, Bill ya le había echado el ojo hacía tiempo, cuando estaba como invitado en la casa en Aspen de su padre, Joel Tauber, generoso contribuyente a la causa política de los Clinton.
Romance cerca de casa
Según el “Enquirer”, Clinton podría haber aprovechado las estancias de Hillary en Washington para frecuentar la casa de su vecina, bien entrada la noche y con los niños ya dormidos. La revista señala que fue ella quien decidió romper la relación precisamente cuando Clinton decidió volcarse en la campaña de su esposa.La historia de Gina Gershon (la actriz morena en “Showgirls”) ya la aireó en su día el “Vanity Fair” y mereció la amenaza de acciones legales. El testimonio aquí es de primerísima mano: el periodista Todd Purdum, casado con Dee Dee Myers, ex jefa de prensa del propio Clinton. Según Purdum, citando a un ayudante del ex presidente, Clinton ha vuelto a las andadas y “ha estado viendo a un montón de mujeres en el camino”. Gershon, 48 años, era aparentemente la única actiz en la “lista”.
De la filántropa, empresaria y ex ministra canadiense Belinda Stronach, 43 años, hay incluso testimonio gráfico, pero Bill Clinton insiste en que fueron y siguen siendo simplemente amigos. La rubia y vivaracha Belinda, que llegó a posar en plan sexy con la bandera canadiense, es ahora vicepresidenta de Magna International, la mayor compañía de piezas de automóvil de Canadá.