Cuando la Generalitat condenaba a muerte a discapacitados por saber latín.
24 NOVIEMBRE, 2014
La Catalunya de Companys era un lugar muy peligroso para algunos catalanes. Pregúntenselo al 1er santo catalán mártir de la Guerra Civil.
- Fiscal: Diga el acusado si ha recibido órdenes [religiosas]
- Hno. Jaime Hilario: No, señor, nunca las he recibido [los hermanos de la Salle no son sacerdotes]
- Fiscal: ¿Has llevado hábito religioso?
- Hno. Jaime Hilario: Cuando trabajaba en el campo, no; pero en los demás actos, sí.
- Fiscal: Que aclare el acusado la contradicción que hay entre hortelano y religioso.
- Hno. Jaime Hilario: No hay contradicción alguna: por estar sordo no soy apto para la enseñanza y me ocupaba en trabajos del campo.
- Fiscal: Que diga el acusado si antes de venirle la sordera dio clase.
- Hno. Jaime Hilario: Sí, señor; después de terminar los estudios di clase unos años.
- Fiscal: Pero tú aprendiste latín y enseñaste latín.
- Hno. Jaime Hilario: Nunca he enseñado latín.
- Presidente Masó: ¡Pero lo estudiaste!
- Hno. Jaime Hilario: En mi primera juventud hice algunos estudios de humanidades en la Seu.
- Presidente Masó: ¡Ya está! ¿Para qué necesitamos más explicaciones? ¿No habéis oído su declaración?… ¡Estudió latín, y eso basta!
- Fiscal: (…) Pues éste ya tiene más agravantes que el otro que hemos condenado a 30 años de cárcel; éste ya estudió esto que llaman latín, que no sirve para nada, pero que quieren meterlo en la cabeza de los niños para atontarlos y hacer de ellos lo que les venga en gana. Por esto, ya lo sabéis, hay que matarlo, y pido al jurado que no se deje llevar de sentimentalismos y confirme con su voto la pena de muerte que pido para el acusado.
El latín, claro, era la excusa para condenar a un religioso. El jurado apenas deliberó un minuto: pena de muerte. Se invocaba el art.1 del Decreto de la Consejería de Justicia de la Generalitat de Catalunya de 5 de enero de 1937. El hermano Jaime Hilario no se inmutó. Escribió en su banquillo una sencilla nota para sus padres:
- Hno. Jaime Hilario: No, señor, nunca las he recibido [los hermanos de la Salle no son sacerdotes]
- Fiscal: ¿Has llevado hábito religioso?
- Hno. Jaime Hilario: Cuando trabajaba en el campo, no; pero en los demás actos, sí.
- Fiscal: Que aclare el acusado la contradicción que hay entre hortelano y religioso.
- Hno. Jaime Hilario: No hay contradicción alguna: por estar sordo no soy apto para la enseñanza y me ocupaba en trabajos del campo.
- Fiscal: Que diga el acusado si antes de venirle la sordera dio clase.
- Hno. Jaime Hilario: Sí, señor; después de terminar los estudios di clase unos años.
- Fiscal: Pero tú aprendiste latín y enseñaste latín.
- Hno. Jaime Hilario: Nunca he enseñado latín.
- Presidente Masó: ¡Pero lo estudiaste!
- Hno. Jaime Hilario: En mi primera juventud hice algunos estudios de humanidades en la Seu.
- Presidente Masó: ¡Ya está! ¿Para qué necesitamos más explicaciones? ¿No habéis oído su declaración?… ¡Estudió latín, y eso basta!
- Fiscal: (…) Pues éste ya tiene más agravantes que el otro que hemos condenado a 30 años de cárcel; éste ya estudió esto que llaman latín, que no sirve para nada, pero que quieren meterlo en la cabeza de los niños para atontarlos y hacer de ellos lo que les venga en gana. Por esto, ya lo sabéis, hay que matarlo, y pido al jurado que no se deje llevar de sentimentalismos y confirme con su voto la pena de muerte que pido para el acusado.
El latín, claro, era la excusa para condenar a un religioso. El jurado apenas deliberó un minuto: pena de muerte. Se invocaba el art.1 del Decreto de la Consejería de Justicia de la Generalitat de Catalunya de 5 de enero de 1937. El hermano Jaime Hilario no se inmutó. Escribió en su banquillo una sencilla nota para sus padres:
El día 18 lo sacaron para matarlo. Acababa de escribir una carta a su hermana María:“Si soy ejecutado moriré por Dios y por la Patria y en el cielo intercederé por todos. No tengo odio a nadie; sólo deseo hacer bien a todos”. Lo llevaron al Monte de la Oliva para fusilarlo. Primera descarga y el reo seguía en pie, tranquilo, rezando. Segunda descarga, y lo mismo. Los piqueteros huyeron, admirados. El jefe del pelotón, desconcertado, le descerrajó 3 tiros en la cabeza. Uno de los milicianos que formaban el piquete escribió al forense Martí, médico entonces de la Campsa: “Aquel Hermano que han fusilado hoy nos ha dicho: ‘¡Morir por Cristo es vivir, muchachos!’ Yo no pude tirarle, y apunté a otra parte“.
En el Folio 17 del proceso consta que el día 15 se informó al Presidente de la Generalitat mediante telegrama. En el folio 22 del proceso y en catalán macarrónico, el Comisario comunica al Presidente del Tribunal: “Generalitat de Catalunya. Delegació d’Ordre Públic. Tarragona. En cumpliment del vostre escrit de fecha 18 i tal com indicàveu a estat ejecutat el detingut Manuel Barbal Cosán. Salut!. Tarragona, 18 de gener de 1937. El Comisari d’Ordre Públic (Firma)”. Parece que un buen vecino logró el indulto de la Generalitat, pero llegó tarde.Hoy nuestros políticos nacionalistas insisten todavía en tomar como ejemplo la Cataluña de Companys, y honrarle con calles, plazas y monumentos. Nuestra honra, sin embargo, va para el humilde Jaume Hilari, 38 años, sordo, hortelano y santo. Cuida’ns, sant Jaume Hilari!
En el Folio 17 del proceso consta que el día 15 se informó al Presidente de la Generalitat mediante telegrama. En el folio 22 del proceso y en catalán macarrónico, el Comisario comunica al Presidente del Tribunal: “Generalitat de Catalunya. Delegació d’Ordre Públic. Tarragona. En cumpliment del vostre escrit de fecha 18 i tal com indicàveu a estat ejecutat el detingut Manuel Barbal Cosán. Salut!. Tarragona, 18 de gener de 1937. El Comisari d’Ordre Públic (Firma)”. Parece que un buen vecino logró el indulto de la Generalitat, pero llegó tarde.Hoy nuestros políticos nacionalistas insisten todavía en tomar como ejemplo la Cataluña de Companys, y honrarle con calles, plazas y monumentos. Nuestra honra, sin embargo, va para el humilde Jaume Hilari, 38 años, sordo, hortelano y santo. Cuida’ns, sant Jaume Hilari!
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