13:36 | 05 de enero, 2010 E. Viñes / E. Méndez.
La zona del enterramiento está señalada por el propio Gobierno de Andalucía. Coincide con el área donde científicos de la Universidad de Granada ya querían buscar en 2003Las excavaciones han costado 60.000 euros.
Granada. Los habitantes del pueblo de Víznar, a siete kilómetros de Granada, no dudan cuando señalan a LA GACETA dónde se encuentra el cadáver de Federico García Lorca: en una fosa común, a escasos dos kilómetros de la localidad conduciendo por la carretera de Fuente Grande, y en dirección a Alfacar, en ese lugar conocido como Los Pozos.
Encontrar ese enterramiento común es fácil. Sirve de mapa el informe de la Operación Granada, al que ha tenido acceso este periódico, y cuyo relato de los hechos corroboran los habitantes de esta localidad granadina.
En un gran recodo del camino que describe una curva pronunciada aparece a la izquierda un antiguo puente bajo el que discurre un pequeño arroyo y a la derecha, sobre una ladera, se encuentra esa fosa común.
Cuando se escribió el informe en 1972, nada señalizaba el paraje. Es más, en 1979, todavía estaba ocupado por una charca de agua. Sin embargo, hoy se ha abierto un camino y colocado un cartel en su entrada, donde se puede leer: “Mediante este sendero podrá conocer parte de nuestro legado histórico y cultural [...] lugar donde se cree vivió sus últimos momentos el poeta granadino Federico García Lorca”. El cartel está firmado por la Junta de Andalucía y el trazado del sendero ha contado con la subvención de fondos europeos. Junto al cartel, hay un mojón con la inscripción: “Barranco de Víznar”. Es obra del actual alcalde de la localidad, Luis Antonio Pérez Sánchez, cuyo consistorio también colocó seis inmensas piedras para que quienes quisieran, clavaran sobre ellas placas en memoria de los que allí murieron.
A la pregunta de por qué entonces la Junta de Andalucía decidió que el lugar de la excavación sería en el parque García Lorca, en Alfacar, a un kilómetro de esta fosa, los vecinos responden encogiéndose de hombros: “Es una cuestión política”, y añaden: “Con el dinero que ha costado...”
Explican que siempre han oído a los mayores del pueblo que el enterramiento estaba en Los Pozos y nunca en el parque. Tampoco entienden porqué en un lugar donde los muertos consecuencia de la Guerra Civil se cuentan por centenares, el interés se circunscribe a la fosa donde la tesis de Ian Gibson dice que se encuentra el poeta.
El alcalde de Víznar, en una entrevista concedida a un medio de comunicación, apuntaba esta razón: “La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica tiene claro que desenterrará en las zonas con más visos de donde esté Lorca. Y uno de ellos no será el Barranco de Víznar porque, con buen criterio, la asociación dice que no se puede desenterrar a todos los que hay allí”.
La Junta de Andalucía ha invertido 60.000 euros en las excavaciones llevadas a cabo durante dos meses en el Parque de García Lorca, en Alfacar, siguiendo las indicaciones de Ian Gibson.
Otra posibilidad
Tras el fracaso, la consejera de Justicia, Begoña Álvarez, ha explicado que con el dinero sobrante se creará a medida una “instalación de arte de vanguardia”. Ha defendido que su seguridad en la ubicación de la fosa de Lorca se basaba en los testimonios disponibles. Uno de ellos, el ofrecido por Manuel Castilla, fue corregido por él mismo cuando confesó que no estuvo en el lugar de los hechos el día del fusilamiento de Lorca y que le indicó al hispanista “el primer lugar que se le ocurrió”.
Lo cierto es que en los últimos años no era éste el único lugar barajado como posible.
El proyecto de exhumación, que concluyó el pasado diciembre, comenzó en 2003, cuando 40 científicos reunidos entorno a la Universidad de Granada comunicaban estar preparando su más “sofisticada tecnología” para adentrarse en el Barranco de Víznar, en busca de los restos del poeta de la Generación del 27.
Contaban con un georradar como el que encontró al Che, una cámara fotográfica para identificar el cráneo del poeta y, por si acaso ésto fallaba y con la intención de que los arqueólogos no comenzasen a excavar a ciegas, estaban dispuestos a hacer una prospección sísmica.
De acuerdo con lo que publicaron entonces varios medios de comunicación, los trabajos se harían en una extensión de terreno no más larga de un kilómetro, susceptible de albergar entre 40 y 80 fosas comunes.
Entonces aún estaban a la espera de la legislación adecuada que les permitiera efectuar los desenterramientos.
Siete años después y días antes de hacerse público el malogrado final de los trabajos auspiciados por la Junta, el comisario de la Memoria Histórica de Andalucía, Juan Gallo, insistía en que los datos históricos de que disponían les llevaban al parque; ahora los responsables de la investigación descartan abrir nuevas fosas.
Todo esto ocurre pese a que el pasado mes de septiembre, el Gobierno andaluz aprobaba un protocolo para proceder a las exhumaciones de cuerpos enterrados en las fosas comunes. Además de que el Parlamento regional ya había dado el visto bueno al proyecto “Mapa de Fosas de Andalucía”, para el que destinó 440.000 euros.
Como puede apreciarse en las fotografías que acompañan a este reportaje, el lugar de las excavaciones infructuosas sigue con la tierra removida, oculta bajo unas carpas que aún no se han retirado, aunque los trabajos finalizaron hace ya dos semanas.
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