Después del marianismo malo, ¿el marianismo bueno?
15 de Febrero de 2009 - 19:54:05 - José Antonio Martínez-Abarca
Soy de los poquísimos que aún piensan (naturalmente, me refiero a los que aún estarían dispuestos a votar al PP) que Mariano Rajoy está abducido por el equipo que él mismo nombró, y que si no los elimina es por miedo a que antes, con la ayuda de los archimandritas de la "derecha civilizada", lo eliminen a él. Me niego a pensar que el político al que no he escuchado más estupideces y sansiroleces que las pronunciadas en Elche (cuando dio la bienvenida al partido a los socialdemócratas y puso morros a los conservadores y liberales) forme parte de la liga de los hombres nada extraordinarios que hay de él abajo. En fin, que en el fondo sigo teniendo un corazoncito marianista, contra toda evidencia pero con una por lo que veo resistente fe. De Mariano me gusta casi todo, excepto su aspecto y su dudosísima capacidad para la dirección de recursos humanos. De su equipo, a la viceversa, muchas veces lo único que me gusta es su aspecto, al menos por la parte femenina (no sé si incluir a Jorge Moragas en este apartado, por la media melenita, más que nada). Hay que salvar a Rajoy, si todavía es salvable, de su equipo.Hasta puede que, renovado el PP a fuerza de los últimos palos mediáticos y judiciales, es decir, políticos, Rajoy pudiese ser un pasable candidato a presidente de Gobierno con promesa de ser al efecto un presidente magnífico. Y hasta puede (seamos realistas, pidamos lo imposible) que por fin el PP pase a representar un poco a su electorado, sin avergonzarse de él, y sea un partido liberalconservador sin más (o si no puede ser sin más como poco que sea sin menos), homologable a los del resto de las democracias del primer mundo, sin veleidades revolucionarias de ningún tipo, previsible y estable. ¿Es mucho pedir? Lo que está claro es que Mariano no es que no se haya sabido rodear de presencias, sino al contrario, que está rodeado de ausencias. Soraya sigue siendo una meritoria que progresa adecuadamente, y puede que cuando deje de ser la combinación explosiva de joven y mujer (lo que antes llegue de las dos cosas) llegue a algo mensurable en la vida. Cospedal está pidiendo que la vuelvan a subir al tractor manchego del latifundio político de donde nunca se debió bajar. Moragas, ex "chikilicuatre" con su guitarra, es la única encarnación satisfactoria que me he encontrado de la definición de mujer que escribía alguno de esos novelistas decimonónicos y machistas: "ese ser de pelo largo e ideas cortas". Perfecto para Moragas. No digamos nada de los "hereus" de lo más torpe del último aznarismo (Aznar también tuvo a sus inútiles, pues siempre ha tendido a sobrevalorar su filosofía de la estética, muy discutible desde la boda de El Escorial) que aún andulean por las plantas nobles de Génova, 13. continuar>>>>>>>>>>>>>>>
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