No quieren más sustos. La Armada tiene inmovilizado uno de sus dos submarinos operativos y el otro, ahora en la mar, navega con restricciones operativas hasta que sean revisados en la base de Cartagena todas las juntas de sus cascos. Quiere evitar vías de agua en inmersiones a cota profunda como la que sufrió el Tramontana (S-74) el pasado mes de diciembre frente a Cabo Tiñoso.
La rotura parcial de la goma de uno de los pasacascos abrió una vía de agua en la cámara central del Tramontana cuando éste maniobraba a 300 metros de profundidad. Las órdenes precisas de su comandante y la pericia de los tripulantes evitaron una catástrofe.
Desde entonces, el Tramontana está inmovilizado en el Arsenal, al igual que el Mistral, que hasta hace dos semanas prestaba servicio con normalidad. Ambos están siendo revisados por técnicos del astillero de Navantia, donde otro submarino de la serie setenta, el Galerna, se somete a las obras de la gran carena. El Siroco es el único sumergible operativo en la Armada, aunque El País informó ayer de que su comandante tiene órdenes de navegar a cota superficial durante unas maniobras internacionales en las que participa actualmente. Cuando regrese a Cartagena, también será revisado.