El siglo XIX se inicia con convulsiones. Yecla es invadida por tropas de Napoleón el 9 enero de 1812. Se calcula que unos mil yeclanos participan en la Guerra de la Independencia y son muchas las víctimas en los saqueos y represalias francesas. Para conmemorar estos acontecimientos nacieron las fiestas de Los Judas, a principios de mayo. Las tropas españolas mandadas por el general Miralles luchan contra los franceses para expulsarlos de Yecla. La vuelta a la soberanía española no supondrá para la ciudad beneficio alguno. Con Fernando VII las represalias absolutistas son duras, al haber jurado Yecla la Constitución de Cádiz en el Trienio Liberal.
Entre los males de la villa a lo largo del siglo se encuentra la hostigación por grupos de bandoleros y por partidas armadas de carlistas, seguidores del infante Don Carlos de Borbón. Los padres franciscanos son expulsados por desórdenes políticos el 7 de marzo de 1836, y su monasterio queda abandonado. Por último, varias epidemias de cólera sumen al pueblo en un estado de decadencia.
Finalizando el siglo se produce un periodo de riqueza (1856-1890). Gracias a la plantación de vides se potencia la industria vinícola y llegarán a la ciudad los Padres Escolapios, entre los que encontramos a grandes pedagogos, como el padre Carlos Lasalde. Ellos educarán a las posteriores generaciones de niños yeclanos. Aprovechando la bonanza económica se concluye la construcción de la Iglesia Nueva.
Una fecha muy importante que no podemos pasar por alto es el 3 de diciembre de 1878, cuando por Real Decreto el Rey Alfonso XII concede a Yecla el titulo de ciudad. A finales de siglo Yecla llega a los 19.000 habitantes, quedando coronada la última década del XIX con la llegada de la luz eléctrica a la ciudad.