Rafael del Barco Carreras
Desde el estallido de la Crisis, 2007-08, los propagandistas del Sistema buscan el eslogan que definiendo la causa del desastre le “cargue la culpa a otro”. Lo de las “hipotecas ninja” fue genial, pero si justificaba la debacle bancaria americana, con repercusión en la europea, no definía la especial situación española. Aquí, además de un millón y pico de viviendas nuevas invendibles, se suman incontables “ninjas”, ¡negadas hasta la histeria!, y multiplicándose al tiempo que la situación empeora descubriendo no solo la debilidad de los compradores sino la malicia de la venta inmobiliaria ¡A un promedio de 30 millones de pesetas, calculen, si se produjeron 3.500.000 de viviendas en unos cinco años! Y entre la Turbulencia y la Profunda Crisis encontraron otros culpables (el triunfo de Obama aconsejaba olvidar a los americanos) y por unos días fueron los “banqueros”, que además y a pesar de inyectarles infinito dinero nuevo no concedían créditos. De inmediato se cercioraron que culpar a la banca era escupir al cielo, el escupitajo caía en la propia cara. Escasos banqueros con nombre propio y demasiado “político-cajero” de Izquierda y Derecha ejerciendo de “banquero” con cajas y caixas en la más pura quiebra o saqueo. El “pozo sin fondo” financiero es una SIMA. Del envite entre risas y apretones de mano con Zapatero saldrá tocado el gran Emilio Botín. El Banco de Santander, la cumbre bancaria española, y entre los primeros mundiales, se verá envuelto en grandes fondos americanos entre quebrados y estafas, con la guinda de la negativa a las devoluciones de aportaciones en su Fondo de Inversión Inmobiliario. La indiscutible estrella de su Presidente se apaga. Los juzgados americanos pueden mostrarse con el Santander mucho más duros que los españoles, y por si fuera poco, desde Europa reclaman para el BCE el “servicio de inspección” de la gran banca, donde en definitiva acaban los infinitos euros nuevos lanzados contra la Crisis. Petición lógica vista la inspección ejercida por el Banco de España.
Así pues, última culpable, la “BURBUJA INMOBILIARIA”, un concepto etéreo donde los culpables son todas las partes integrantes, compradores incluidos. Y si de años tan comentada como negada, ahora toma existencia oficial con la Tele comentándola. Entre tanta falacia, la actual, todos quisimos comprar un piso con dinero barato y a largo plazo, que subía cada año un 10 o un 20%, demostrado por los vendedores inmobiliarios con oficiales estadísticas en la mano, o las prestigiosas publicaciones de los servicios y departamentos de estudio del BBVA o la CAIXA. ¿Quién establecía tan meticulosos precios de venta metro-cuadrado por zona o barrio? Primer requisito y peldaño de toda gran estafa piramidal, ofrecer grandes e inmediatos beneficios. El supuesto aluvión comprador, que solo existió en los argumentos de venta, se difuminó pasado el 2000, degenerando en paulatina y simple gran PIRAMIDE FINANCIERA en que el estafado por sus propios ejecutivos era el SISTEMA FINANCERO ESPAÑOL, y por alzada el EUROPEO. Si tras financiar, y sometido todo el proceso constructor e inmobiliario, existe la posibilidad de endosar las hipotecas a través de “titulaciones”, créditos con garantía de paquetes de hipotecas, paralelo a apagarse la cierta euforia compradora se crean no solo los compradores ninja (cuanto más ascienda la hipoteca más dinero consiguen los banqueros o “cajeros”) sino “hipotecas y créditos” y ventas ficticias entre sociedades instrumentales, fondos de inversión dominados, o constructores deudores. Segundo peldaño de la gran estafa, ventas ficticias con “autocontratación” y “manipular el precio de las cosas”. Así se ha succionado el 60% del ahorro español y generado una inmensa deuda externa cuya cifra sobrepasa cualquier cálculo lógico de devolución dentro de las posibilidades del País.
1-03-09. La última foto de Zapatero con la Cumbre Europea asegura que los euros fluirán atemperando el delictivo esfuerzo de alcaldes, directores de bancos y cajas, inmobiliarios y especuladores, ensamblados mafiosamente, a la par que mantienen las disparatadas cuentas públicas. Y a tragar con lo que nos cuenten.