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domingo, 25 de octubre de 2020

La desesperación

     

LA DESESPERACION, JOSE DE ESPRONCEDA por Pepe Mediavilla

Pepe Mediavilla

Me gusta ver el cielo
con negros nubarrones
y oír los aquilones
horrísonos bramar,
me gusta ver la noche
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas
la tierra iluminar.

Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar.

Me alegra ver la bomba
caer mansa del cielo,
e inmóvil en el suelo,
sin mecha al parecer,
y luego embravecida
que estalla y que se agita
y rayos mil vomita
y muertos por doquier.

Que el trueno me despierte
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer,
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,
que se hunda el firmamento
me agrada mucho ver.

La llama de un incendio
que corra devorando
y muertos apilando
quisiera yo encender;
tostarse allí un anciano,
volverse todo tea,
y oír como vocea,
¡qué gusto!, ¡qué placer!

Me gusta una campiña
de nieve tapizada,
de flores despojada,
sin fruto, sin verdor,
ni pájaros que canten,
ni sol haya que alumbre
y sólo se vislumbre
la muerte en derredor.

Allá, en sombrío monte,
solar desmantelado,
me place en sumo grado
la luna al reflejar,
moverse las veletas
con áspero chirrido
igual al alarido
que anuncia el expirar.

Me gusta que al Averno
lleven a los mortales
y allí todos los males
les hagan padecer;
les abran las entrañas,
les rasguen los tendones,
rompan los corazones
sin de ellos caso hacer.

Insólita avenida
que inunda fértil vega,
de cumbre en cumbre llega,
y arrasa por doquier;
se lleva los ganados
y las vides sin pausa,
y estragos miles causa,
¡qué gusto!, ¡qué placer!

Las voces y las risas,
el juego, las botellas,
en torno de las bellas
alegres apurar;
y en sus lascivas bocas,
con voluptuoso halago,
un beso a cada trago
alegres estampar.

Romper después las copas,
los platos, las barajas,
y abiertas las navajas,
buscando el corazón;
oír luego los brindis
mezclados con quejidos
que lanzan los heridos
en llanto y confusión.

Me alegra oír al uno
pedir a voces vino,
mientras que su vecino
se cae en un rincón;
y que otros ya borrachos,
en trino desusado,
cantan al dios vendado
impúdica canción.

Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello…
¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!

con negros nubarrones
y oír los aquilones
horrísonos bramar,
me gusta ver la noche
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas
la tierra iluminar.

Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar.

Me alegra ver la bomba
caer mansa del cielo,
e inmóvil en el suelo,
sin mecha al parecer,
y luego embravecida
que estalla y que se agita
y rayos mil vomita
y muertos por doquier.

Que el trueno me despierte
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer,
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,
que se hunda el firmamento
me agrada mucho ver.

La llama de un incendio
que corra devorando
y muertos apilando
quisiera yo encender;
tostarse allí un anciano,
volverse todo tea,
y oír como vocea,
¡qué gusto!, ¡qué placer!

Me gusta una campiña
de nieve tapizada,
de flores despojada,
sin fruto, sin verdor,
ni pájaros que canten,
ni sol haya que alumbre
y sólo se vislumbre
la muerte en derredor.

Allá, en sombrío monte,
solar desmantelado,
me place en sumo grado
la luna al reflejar,
moverse las veletas
con áspero chirrido
igual al alarido
que anuncia el expirar.

Me gusta que al Averno
lleven a los mortales
y allí todos los males
les hagan padecer;
les abran las entrañas,
les rasguen los tendones,
rompan los corazones
sin de ellos caso hacer.

Insólita avenida
que inunda fértil vega,
de cumbre en cumbre llega,
y arrasa por doquier;
se lleva los ganados
y las vides sin pausa,
y estragos miles causa,
¡qué gusto!, ¡qué placer!

Las voces y las risas,
el juego, las botellas,
en torno de las bellas
alegres apurar;
y en sus lascivas bocas,
con voluptuoso halago,
un beso a cada trago
alegres estampar.

Romper después las copas,
los platos, las barajas,
y abiertas las navajas,
buscando el corazón;
oír luego los brindis
mezclados con quejidos
que lanzan los heridos
en llanto y confusión.

Me alegra oír al uno
pedir a voces vino,
mientras que su vecino
se cae en un rincón;
y que otros ya borrachos,
en trino desusado,
cantan al dios vendado
impúdica canción.

Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello…

                                                        ¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!


José de Espronceda






Créditos:
El © de los carteles, fotografías, textos y vídeos, es exclusivamente de sus autores, propietarios o licenciatarios 
© Fotografías: Dominio Publico
© Fuente: Dominio Publico
© Todos los derechos reservados 2.020 
Vídeos: 
LA DESESPERACION, JOSE DE ESPRONCEDA 

martes, 19 de junio de 2018

El Barco Ebrio

*

Según iba bajando por Ríos impasibles,
me sentí abandonado por los hombres que sirgan: 
Pieles Rojas gritones les habían flechado, 
tras clavarlos desnudos a postes de colores.

Iba, sin preocuparme de carga y de equipaje, 
con mi trigo de Flandes y mi algodón inglés. 
Cuando al morir mis guías, se acabó el alboroto: 
los Ríos me han llevado, libre, adonde quería.

En el vaivén ruidoso de la marea airada,
el invierno pasado, sordo, como los niños, 
corrí. Y las Penínsulas, al largar sus amarras, 
no conocieron nunca zafarrancho mayor.

La galerna bendijo mi despertar marino,
más ligero que un corcho por las olas bailé
––olas que, eternas, rolan los cuerpos de sus víctimas––
¬diez noches, olvidando el faro y su ojo estúpido.

Agua verde más dulce que las manzanas ácidas 
en la boca de un niño mi casco ha penetrado, 
y rodales azules de vino y vomitonas 
me lavó, trastocando el ancla y el timón.

Desde entonces me baño inmerso en el Poema 
del Mar, infusión de astros y vía lactescente, 
sorbiendo el cielo verde, por donde flota a veces, 
pecio arrobado y pálido, un muerto pensativo.

Y donde, de repente, al teñir los azules,
ritmos, delirios lentos, bajo el fulgor del día,
más fuertes que el alcohol, más amplios que las liras, 
fermentan los rubores amargos del amor.

Sé de cielos que estallan en rayos, sé de trombas, 
resacas y corrientes; sé de noches... del Alba 
exaltada como una bandada de palomas.
¡Y, a veces, yo sí he visto lo que alguien creyó ver! 

He visto el sol poniente, tinto de horrores místicos, 
alumbrando con lentos cuajarones violetas, 
que recuerdan a actores de dramas muy antiguos, 
las olas, que a lo lejos, despliegan sus latidos.

Soñé la noche verde de nieves deslumbradas, 
beso que asciende, lento, a los ojos del mar, 
el circular de savias inauditas, y azul 
y glauco, el despertar de fósforos canoros.

Seguí durante meses, semejante al rebaño 
histérico, la ola que asalta el farallón,
sin pensar que la luz del pie de las Marías 
pueda embridar el morro de asmáticos Océanos.

¡He chocado, creedme, con Floridas de fábula, 
donde ojos de pantera con piel de hombre desposan 
las flores! ¡Y arcos iris, tendidos como riendas 
para glaucos rebaños, bajo el confín marino!

¡He visto fermentar marjales imponentes, 
nasas donde se pudre, en juncos, Leviatán!  
¡Derrubios de las olas, en medio de bonanzas, 
horizontes que se hunden, como las cataratas.
¡Hielos, soles de plata, aguas de nácar, cielos
de brasa! Hórridos pecios engolfados en simas, 
donde enormes serpientes comidas por las chinches 
caen, desde los árboles corvos de negro aroma!

Quisiera haber mostrado a los niños doradas
de agua azul, esos peces de oro, peces que cantan. 
––Espumas como flores mecieron mis derivas 
y vientos inefables me alaron , al pasar.

A veces, mártir laso de polos y de zonas,
el mar, cuyo sollozo suavizaba el vaivén,
me ofrecía sus flores de umbría, gualdas bocas, 
y yacía, de hinojos, igual que una mujer.

Isla que balancea en sus orillas gritos
y cagadas de pájaros chillones de ojos rubios
bogaba, mientras por mis frágiles amarras 
bajaban, regolfando, ahogados a dormir.

Y yo, barco perdido bajo cabellos de abras,
lanzado por la tromba en el éter sin pájaros,
yo, a quien los guardacostas o las naves del Hansa 
no le hubieran salvado el casco ebrio de agua,

libre, humeante, herido por brumas violetas,
yo, que horadaba el cielo rojizo, como un muro 
del que brotan ––jalea exquisita que gusta
al gran poeta–– líquenes de sol, mocos de azur,

que corría estampado de lúnulas eléctricas, 
tabla loca escoltada por hipocampos negros, 
cuando julio derrumba en ardientes embudos, 
a grandes latigazos, cielos ultramarinos,

que temblaba, al oír, gimiendo en lejanía,
bramar los Behemots y, los densos Malstrones, 
eterno tejedor de quietudes azules, 
yo, añoraba la Europa de las viejas murallas 

¡He visto archipiélagos siderales, con islas
cuyo cielo en delirio se abre para el que boga:
––i.Son las noches sin fondo, donde exiliado duermes, 
millón de aves de oro, ¡oh futuro Vigor!? .

¡En fin, mucho he llorado! El Alba es lastimosa. 
Toda luna es atroz y todo sol amargo: 
áspero, el amor me hinchó de calmas ebrias.
¡Que mi quilla reviente! ¡Que me pierda en el mar!

Si deseo alguna agua de Europa, está en la charca 
negra y fría, en la que en tardes perfumadas, 
un niño, acurrucado en sus tristezas, suelta 
un barco leve cual mariposa de mayo.

Ya no puedo, ¡oleada!, inmerso en tus molicies, 
usurparle su estela al barco algodonero, 
ni traspasar la gloria de banderas y flámulas 
ni nadar, ante el ojo horrible del pontón.


Arthur Rimbaud



Arthur Rimbaud, Une Biographie (Subtitulado en Español)


Créditos:

El © de los carteles,fotografías,textos y vídeos, es exclusivamente de sus autores, propietarios o licenciatarios
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©  Fuente: Popular, libre de derechos,  
©  Adaptación, composición, Idea y maquetación de estrugo,  para este blog
©  Todos los derechos reservados 2.018

Vídeos: 
Documental francés realizado en 1991 por el cineasta Richard Dindo, en torno a la vida y obra de A. Rimbaud. Categoría:Música Licencia: Licencia de YouTube estándar Site: http://ergofelixculpa.blogspot.com/ Facebook: https://www.facebook.com/efelixculpa

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