Javier G. Marin-Blazquez
Al hilo de las bajas en el partido.
A mi no me preocupan mucho los militantes que se dan de baja por haber hecho el pacto con el PSOE, como tampoco los que se irán dentro de un mes cuando se haga un pacto con el PP. Si se han leído el ideario, el programa, y han seguido las intervenciones de Albert no pueden sentirse engañados. El proyecto de Ciudadanos se basa en buscar puntos en común y acuerdos, en alejarse de la cultura de los bandos y la confrontación. Se basa en dialogar con compatriotas que piensan diferente, y no considerarlos como enemigos a quienes hay que negarles el pan y la sal. Me disgusta pactar con el PSOE, también me disgusta pactar con el PP, no me resultan de fiar ni me gusta su actitud cuando han gobernado, sembrando división y rezumando sectarismo (por no hablar de la corrupción que les corroe). Creo a Albert cuando dice que en otras circunstancias no pactaría con ellos ni se plantearía entrar en el gobierno. Los resultados electorales han empujado la frontera de lo aceptable y estamos sin duda en un momento que hace que, lo más beneficioso para el país, sea reconocer el error que fue ser tan tajante al decir en la campaña que no pactaría, y centrarse en buscar posibilidades, aunque estén realmente en la frontera de lo aceptable.
No tengo dudas que si Sanchez fracasa el mes que viene tendremos acuerdo con el PP. Ese acuerdo será, con suerte, otro 80% del programa de C’s, y solo coincidirá en un 60% con el que acabamos de firmar. El otro 40% nuevo será el 20% de nuestro programa que el PSOE no ha aceptado (y hemos considerado prescindible por ahora en el presente acuerdo) pero que el PP si aceptaría, y el 20% del programa del PP que podríamos considerar aceptable para llegar a un acuerdo. (Las cuentas de ahora son iguales pero cambiar PSOE por PP y PP por PSOE). Muchos dirán que hemos cambiado de ideales y programa, al tener un acuerdo distinto con uno y con otro, pero se aprovechan de la incultura matemática . Un programa es como unos círculos concéntricos. Un núcleo central de puntos básicos como igualdad de los Españoles, economía de mercado regulada para evitar abusos pero no intervenida ni controlada ni subvencionada, ayuda (que no subvención) a los compatriotas con menos oportunidades (promover la igualdad en oportunidades), servicios públicos de calidad, etc. luego un círculo con tus propuestas programáticas. Eso es tu proposición de gobierno. De estas hemos conseguido un 80% en el acuerdo. Pero luego hay otro círculo con cosas que no harías pero que podrías aceptar a cambio de elementos de tu programa que el otro no haría pero podría aceptar. De estas hay un 20%. Por último, más allá está lo inaceptable. Con esto, sin cambiar los círculos (de ideario y programa), se puede tener hoy un acuerdo con el PSOE y dentro de un mes un acuerdo con el PP con solo un 60% de coincidencia entre ambos y teniendo un 80% de nuestro programa en cada acuerdo. Matemáticas básicas. Algunos lo venderán como incoherencia, volatilidad y sacarán la manida frase de Marx (Groucho) sobre los principios cambiantes. Pero no se cambia de principios y para entenderlo solo se necesita teoría básica de conjuntos, que se daba en EGB.
Repito que no me preocupan militantes que se van por decisiones políticas sobre acuerdos con unos u otros. Yo es lo que esperaba del partido, acuerdos, incluso pactos, como es el caso, siempre que esos acuerdos básicamente incluyan muchas de nuestras propuestas y no incluyan cosas inaceptables. Entiendo que en C’s no hay compatriota con el que no se pueda hablar ni con el que no se pueda, en principio, llegar a acuerdos. Es cierto que con algunos partidos es difícil encontrar, incluso en la zona de “aceptable a cambio de”, suficientes coincidencias como para crear un pacto estable de gobierno (p.e., a día de hoy no se puede con Podemos con el que, sorpresa, tenemos algunas coincidencias pero insuficientes para gobernar juntos) pero hipotéticamente incluso un pacto de gobierno sería posible. Estamos en un partido con espíritu de consenso, que no busca demonizar al adversario (lo que a algunos se os olvida a veces, por cierto, y en mi humilde opinión os pasáis con la “crítica” a otros partidos, cayendo en el insulto, es ponerse a su altura, y al igual que se dice de los tontos no se puede uno poner a su altura porque estarás en su terreno y no podrás superarle, te derrotará con su experiencia) Entiendo que C’s es un proyecto que hace del acuerdo su seña de identidad. El que se escandalice por llegar a acuerdos con alguien y quiera bandos, cordones sanitarios, y tribus o un grupo/adversario al que odiar, yo creo que se equivoca de partido y debe plantearse irse al PP o al PSOE, o Podemos, donde se encontrará muy a gusto con esas actitudes visto lo visto.
Tampoco me preocupan los que se creyeron las mentiras que otros partidos dicen sobre el proyecto Ciudadanos y se pensaron que esto era un PP light, o un PSOE light, que tanto me da, y que se dan cuenta ahora que es otra cosa, que podemos llegar a acuerdos por un lado y por otro, que no somos la muleta ni de uno ni de otro, que no odiamos ni a uno ni a otro (aunque tampoco tengan porque gustarnos). Y hacen bien en irse y no pretender hacer de este proyecto la versión limpia de su viejo partido, Ciudadanos es otra cosa, si yo he entendido bien lo que somos, y espero consigamos que realmente sea otra cosa. Pero con apelaciones a la unión no se logra, a mi entender, evitar derivar en otro partido tradicional, se logrará con mano dura con los confundidos… y con los cazadores de cargos (el término no es mío, es de Max Weber) que se nos han colado.
Lo que si me preocupa, y mucho, es que gente honrada, ilusionada y capaz, y que coincide su ideología mayoritariamente con el proyecto Ciudadanos, y que ha entendido el proyecto de país que C’s propone y lo comparte y está dispuesto a ayudar, me preocupa, repito, que se vayan por desilusión con el funcionamiento del partido. Hay varios motivos por lo que me consta que personas válidas, Ciudadanas de corazón y acción, y potencialmente muy valiosas para el proyecto han abandonado el partido, pero solo expondré un ejemplo clásico relacionado con la lentitud, por no decir directamente inoperancia, de la Comisión de Garantías que ni siquiera tiene el detalle de contestar a las denuncias (como es su obligación, por cierto, según su propio reglamento). Se puede entender que se vieran desbordados, que llevamos un año de elecciones y que ha habido otras prioridades, pero la excusa de estar sobrepasados ya empieza a oler a rancia. El crecimiento de aluvión que tuvo el partido, donde entró y entra todo tipo de personas, entiendo que solo derivará en un partido sólido y cuajará como proyecto en el tiempo si hubiera realmente un celo especial con las irregularidades y comportamientos turbios o incompatibles con el ideario del partido. Si falta personal en garantías que lo aumenten, que atiendan las denuncias y lo hagan con rapidez y transparencia (a la que también está obligada por su reglamento). Ignorar durante meses las denuncias genera serias dudas sobre la sinceridad del propio partido respecto a su ideario y proyecto a nivel nacional, y no hay cosa que más espante a la gente decente y competente que la falta de seriedad, de coherencia, y trasparencia. Esa gente tiene alternativas a las que dedicar su tiempo y su valía, precisamente por su competencia, y no necesita a la política para ser algo. En cuanto algo empieza a oler mal, se van. Algunos aguantan algo más pero la paciencia tiene límites y la ilusión es frágil. Es triste por evitable, y además me parece irresponsable y muy mal negocio a la larga para el partido. Menudo negocio, dejas dentro a un fresco y se te van unas cuantas personas decentes… demencial.
En el tiempo que llevo en el partido he aprendido algunas cosas (y las que me quedan, es toda una experiencia). Para mí, el pagar la cuota no hace a alguien compañero de proyecto. No solo ser militante (pagar cuota) no es condición suficiente para ser CIUDADANO (con mayúsculas, de corazón y acción), es que no es ni necesaria (aunque mejor que se afilien y ayuden económicamente y participen). La coherencia y los hechos son los que para mí dan esa condición de compañero de verdad de proyecto de C’s.
Perdida la inocencia se aprende que hay militantes que buscan provecho personal sin importarles mucho el proyecto, no creo que os sorprenda descubrirlo. Y conste que no veo problemas en aquellos que, con el proyecto siempre por delante, tengan beneficio colateral, vivir de la política coherentemente no es el problema, hacerlo a costa del proyecto si, y que se desplace la prioridad por mérito y capacidad hacia el clientelismo interno, es un GRAN problema.
También se aprende que hay militantes que son odres de viento, llenos de palabras de adhesión al ideario pero que cuando se presentan situaciones donde hay que respaldarlas con hechos y valentía, no es que desaparezcan, es que incluso hacen lo contrario al ideario. Tarde o temprano se les ve la patita, por la boca muere el pez y el servilismo es muy cantoso.
Nunca he visto problema en que se venga de otros partidos, incluso habiendo sido muy activo e incluso muy significado en ellos (eso sí, mejor si no se oculta y/o se minimiza, que al final se sabe todo porque Murcia es muy pequeña y siempre se conoce a alguien que conoce a quien sea), pero hay quien se trae consigo las viejas costumbres, y esas malas costumbres ya las sufrimos, y si no se atajan las terminaremos pagando. Cuando no está el pastor los lobos hacen fiesta, y con Garantías ausente… Y la estructura Regional no estoy seguro que sea la panacea pues sinceramente no tengo claro si no van a poner algún lobo a cuidar de los corderos. Habrá que confiar y por los hechos los conoceremos.
Quiero también decir que está muy bien apelar a la unidad pero yo me uno, apoyo y sigo a aquellos que, como mínimo, veo que activamente aspiran a cumplir el ideario, y que ACTÚAN según el espíritu que tiene este proyecto, de transparencia, coherencia, honestidad y mérito. Quizá cumplir todo es mucho (no tanto) y por eso digo ASPIRAR A. Esos son para mí los compañeros de verdad, y no todos los afiliados lo cumplen. Lo triste es que algunos de los que no cumplen, y que por tanto no considero compañeros, son cargos o representantes electos (o en busca de), y lo que es peor, han sido denunciados, pero siguen tan panchamente haciendo y deshaciendo ante la pasividad de Garantías (que es el principal responsable, entiendo, de la disciplina interna) y también en parte ante cierta tolerancia cómplice de la afiliación. No dudo que la mayoría de la afiliación calla por no perjudicar al partido (que os voy a contar yo de esto) o por creerse impotente ante las cosas que pasan (de poco vale protestar si Garantías no hace caso alguno) pero cuando llegue el momento de votar internamente no tendremos excusa y espero que seamos coherentes.
Esa llamada a la unidad, esa petición de discreción, ese “no es el momento” al que se apela tan frecuentemente es, a veces, y por desgracia, un refugio que se les proporciona a quienes buscan el tapar sus irregularidades o sus actitudes y acciones contrarias al espíritu (y código ético) de C’s. Es doblemente mezquino aprovecharse de la lealtad de verdaderos CIUDADANOS al proyecto (y algunos también se aprovechan de la lealtad a personas) para satisfacer su ambición personal y tapar sus miserias, trapicheos y vergüenzas o las de sus amiguetes. Es triste ver a gente honesta ser leal a personas que no lo merecen, con una lealtad mal entendida al personalizar el proyecto en ciertas personas. En mi opinión, la lealtad prevalente en este ámbito político yo entiendo que es hacia el proyecto. A día de hoy solo considero imprescindible a Albert Rivera, el resto de personas son intercambiables. Algún día, Rivera, también lo será.
Para mi lo importante es Ciudadanos, y el proyecto de reformas que representa, lo que podría hacer que mi país, España, sea el lugar donde quiero que mi hijo crezca y termine viviendo su vida plenamente. Las personas particulares que lleven a cabo ese proyecto, aquí o en Madrid, o en el resto de España son secundarias, aunque importantes. Yo querría apoyarles y hacerlo junto a personas que están básicamente de acuerdo en el proyecto (con sus visiones particulares por supuesto, abiertos a discutirlas y dialogarlas, pero que coincidan con el ideario, y no pretendan cambiarlo en sus principios básicos y sustituirlo por otro ideario y hacer otra cosa). Espero que sean gentes decentes y honradas y, a ser posible que tengamos que sufrir el menor número de frescos (algo difícil en el país de la picaresca, lo se, y más aún con la “celeridad” de ciertos órganos en librarnos de ellos), muy especialmente sin frescos en los órganos y en la representación pública del partido. A ver si Garantías (u Organización, o el Comité Ejecutivo) se pone de una vez al tajo, que ya toca.
Un saludo a los compañeros de verdad, los más, y aquí cada uno sabe lo que es en realidad.
