Fraga brinda ante Rajoy “por el único de nosotros que ha logrado llegar al poder: Aznar”
@Agustín Rivera.- 09/04/2010 (06:00h)
Y a los 20 años, José María Aznar no descansó, sino que decidió reunir en un restaurante sevillano a los hombres que componían la Ejecutiva del Partido Popular por él dirigido en 1990, un aquelarre sin mucho sentido con la que está cayendo sobre la derecha, y que ha sido interpretado por muchos como un acto a la mayor gloria del ex presidente, tal vez movido por el deseo de restaurar su imagen, un tanto deteriorada en los últimos tiempos. Que esto es así lo ratifica el plantón de Rodrigo Rato, que buscó una excusa de agenda para escurrir el bulto.
Encuentro afectuoso, distendido, lleno de matices sentimentales y un pelín aburrido, de acuerdo con la opinión de varios de los asistentes. Lo más llamativo para casi todos los presentes fue el bofetón que el brindis de Manuel Fraga, tal vez la edad o la sinceridad, supuso para un Mariano Rajoy convertido en estatua de sal. Con su voz ronca y apagada, Don Manuel levantó su copa para brindar “por el único de nosotros que ha conseguido llegar al puesto más alto a que un político puede aspirar, la presidencia del Gobierno, y espero que en el fututo cualquiera de los que estamos aquí consiga lo mismo…”
Ni una palabra de aliento para un Rajoy que es el único que, de momento, aspira al cargo. Tampoco esa palabra salió de forma explícita de la boca de un Aznar que, francamente cabreado con los escándalos de corrupción que afectan al partido, emplazó a su sucesor a tomar cartas en el asunto: “El Partido Popular era, y debe seguir siendo, incompatible con la corrupción"(…) “Debemos estar siempre alerta, no restar nunca valor a la honradez y no tolerar nunca ni minimizar la corrupción".
Buen discurso el de Aznar a puerta cerrada, sin micrófonos, pero distribuido por la Fundación FAES que preside. Discurso sentido, bien estructurado “porque eso lo hace él muy bien”, según uno de los presentes, que para algunos dejó el aroma de un intento de visualizar que “su PP” no tenía nada ver con el que hoy comanda un Rajoy que parecía sereno, tranquilo después de haberse sacudido de encima el peso de Luis Bárcenas y haber nombrado para sustituirlo a un vieja guardia como Romay Becaría, “un tipo honrado, sí, pero que es pan para hoy y hambre para mañana”.
Con vistas a la Torre del Oro
Ante los invitados de su primera Ejecutiva que ayer tomaron asiento en un restaurante de la calle Betis, a orillas del Guadalquivir, con vistas a la sevillana Torre del Oro, Aznar recordó que ya el cónclave de 1990 dejó claro que su partido era y es incompatible con la corrupción. “Creo que nuestros militantes nos exigen que así siga siendo”. Y ante un silente Rajoy, prosiguió: “Estoy seguro de que compartís conmigo la convicción de que la buena política es siempre una política ética. Y que la mala política desprecia los límites éticos”.
Celia Villalobos, ex ministra de Sanidad, que también formó parte de ese equipo original de Aznar, enfatizó ante El Confidencial los aspectos “sentimentales” del almuerzo. Nadie, según ella, habló de Bárcenas, sino de lo “muy bien que han salido las cosas. De verdad, todo ha sido muy informal y nada protocolario. Y que quede claro: Aznar quiere que Rajoy sea el próximo presidente del Gobierno”.
Fue, cómo no, el sempiterno Fraga quien opinó de la dimisión del ex tesorero del PP. “Me ha parecido que ha cumplido con su obligación”. Y la guinda: el presidente fundador del PP se empeño al final de la comida, las 5 de la tarde, en jugar al dominó con Juan José Lucas y el propio Aznar, y tanto empeñó puso que algunos salieron a la calle en busca de un dominó. Al final, Don Manuel tuvo su partida con algunos populares, gente tan olvidada como Luis Ramallo, Marcelino Oreja o Gaspar Ariño. Los invitados tomaron gazpacho, rodaballo o solomillo y helado o tocino de cielo. La cuenta corrió a cargo de FAES, es decir, del contribuyente.