Recientemente la villa Groenlo, un enclave católico en los Países Bajos -nación de mayoría calvinista-, recordó por unos días su feroz resistencia junto a la bandera del aspa de Borgoña en 1627.
Reinaba entonces Felipe IV de España, soberano de los Países Bajos, a excepción de las llamadas Provincias Unidas, que su predecesor, Felipe III, había reconocido durante los 12 años de tregua que interrumpieron la llamada Guerra de Flandes (también llamada de los Ochenta Años) entre los calvinistas holandeses y el Imperio Español. Al iniciarse esa tregua, en 1609, sólo quedaban dos enclaves católicos y españoles en el territorio dominado por las Provincias Unidas: Grol y Oldenzaal. Grol había sito tomada por Ambrosio de Spinola en 1606 y tanto su situación geográfica -en el límite de lo que hoy son Holanda y Alemania- como sus formidables fortificaciones a convertían en una plaza de gran importancia estratégica. Al reiniciarse las hostilidades en 1621, Grol se convirtió en uno de los objetivos prioritarios de los calvinistas holandeses.
El 20 de julio de 1627, el príncipe Federico Enrique de Orange-Nassau sitio Grol al frente de un ejército de 20.000 hombres -en su mayoría mercenarios de diversos países, siendo el grueso de la fuerza de unos 15.000 soldados de infantería- apoyados por 75 piezas de artillería. Sería una de las campañas más costosas iniciadas por los holandeses en aquella larguísima guerra.
A pesar de la envergadura de las fuerzas holandesas, los ingleses y los franceses -aliados de las Provincias Unidas- no estimaban posible una victoria contra los españoles, aunque la guarnición de la ciudad de Groenlo contaba con 1.200 soldados y 100 jinetes, con el gobernador Matthijs Dulken al mando. Al fin y al cabo, el Ejército español era considerado difícil de vencer incluso en luchas desiguales.
Lo que vino a continuación fue una batalla cruenta. El asedio duró un mes, durante el cual la artillería holandesa causó estragos en la población sitiada. A comienzos de agosto, un ejército español encabezado por Van den Bergh intentó romper el cerco en auxilio de los asediados, pero la maniobra no tuvo éxito. Tras una feroz resistencia y viendo la villa rodeada, con muchas bajas, escasa de municiones y sin posibilidades de auxilio, el gobernador Dulken, herido en los combates, solicitó un armisticio y firmó una rendición honrosa con los holandeses, que permitieron salir armada a la guarnición española de Grol y a los ciudadanos de la villa que quisiesen acompañarles (entre ellos partió el Arzobispo de Utrecht, Phillippus Rovenius). El 20 de agosto de 1627 los españoles partieron de Grol para no volver. Los holandeses celebraron esta costosa victoria por todo lo alto, pues a fin de cuenta fue su primera gran victoria contra España en muchos años, y en gran medida les animaba a compensar su derrota en el Sitio de Breda en 1625. El príncipe Federico Enrique desfiló como un héroe en Arnhem y La Haya. Las Provincias Unidas incluso acuñaron monedas de oro con un mapa del sitio para celebrar su victoria. Con todo, la Guerra de Flandes duraría 21 años más.
Hoy Grol recibe el nombre de Groenlo. Por el largo periodo de tiempo en el que estuvo bajo dominio español, hoy es una rareza en Holanda: una villa de mayoría católica en un país calvinista. Desde 2005 se viene celebrando en esta localidad un evento de recreación titulada “Slag om Grolle” (Batalla por Grol), que recuerda los combates del duro asedio de 1627 (en esta entrada podéis ver diversas imágenes de las recreaciones). La primera edición empezó con 350 recreadores ataviados con indumentaria de la época, portando mosquetes y picas, estandartes de la época y asumiendo una filosofía: vivir por unos días igual que se vivía en el siglo XVII, lo que incluye degustar comida de la época y dormir en campamentos como los usados hace cuatro siglos. La edición de 2017 de la “Slag om Grolle” reunió a 30.000 espectadores y 1.600 recreadores del 20 al 22 de octubre. Se trata de unas cifras de récord que la convierten en uno de los mayores eventos de reconstrucción histórica de Europa, y en una ocasión de volver a ver ondear las banderas con la cruz de Borgoña acompañando a los tercios españoles en Holanda.
Os traigo aquí dos vídeos de la edición de este año. El primero es de Sietze Hek
El segundo vídeo es de Erwin Poll y dura casi una hora y media. En él vemos en toda su amplitud las recreaciones de los combates, y también los campamentos y la ambientación de esta histórica localidad:
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