Ante tales movidas, lo correcto sería –a mi juicio- disfrazarse de don Tancredo, es decir, callar, estarse quieto, mirar para otro lado y colocar en la puerta de cada terrorista un solo cartel cuyo copyright pertenece a Dante: “Mientras estés ahí pierde toda esperanza”.Esto es lo que se venía haciendo y de tal actitud (y de la ley de partidos) los demócratas no han obtenido sino beneficios. ¿Por qué enredarnos en dimes y diretes? ¿Qué prisa tenemos ahora los demócratas? Ninguna prisa.
ETA está perdiendo una guerra que nunca debió iniciar y la está perdiendo como efecto de dos elementos: 1) la unidad de los demócratas y 2) la eficacia policial española y francesa. Son esas medicinas las que han hecho el milagro: al fin los “héroes” están cansados.
Cualquier estratega nos diría que no nos conviene cambiar el tablero. Es a ellos a quienes corresponde mover ficha.
¿A cuento de qué cambiar de estrategia cuando vamos ganando? A no ser, claro está, que algunos piensen que en Euskalherría existe un conflicto de fondo y que ese conflicto nunca resuelto explica la existencia del terrorismo etarra. Un argumento que no se puede ni se debe aceptar. Al contrario, el conflicto son ellos y en sus manos está el resolverlo. ¿Cómo? Entregando las armas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario