miércoles 9 de septiembre de 2009
LAS PROSTITUTAS DE LAS RAMBLAS...
¿BARCELONA, UNA NARCO-CIUDAD?
Rafael del Barco Carreras
Las prostitutas siempre han estado en las Ramblas, lo que sobra es LA DROGA... Y NUESTROS DIRIGENTES, mezcla de PROGRESISMO de pose y boquilla e hipócrita burguesía, unidos por la salsa de la CORRUPCIÓN.
Como he escrito otras veces, Las Ramblas son un icono en mi vida, desde los 17 AÑOS (y tengo 69) cuando me inicié en el BANCO COMERCIAL TRANSATLÁNTICO de la PLAZA DE CATALUÑA, y vivía en Enrique Granados justo tras la vieja Universidad. Normal que me afecte su estado actual. Se ha roto el encanto de mis pasados y actuales largos paseos, al igual que los de mi padre que en su abanzada ancianidad me contaba de los suyos desde el Puente de Vallcarca al Puerto. La auténtica Barcelona.
!Pobres putas! !Qué culpa tendrán!... las de mi adolescencia vencieron a la SEXTA FLOTA que cambió de puerto porque la gonorrea y sífilis diezmaban a marines y marinos...pero las drogas, el lumpen más cochambroso o el de cinco estrellas, encontrando propicio ambiente... han destrozado mi Ciudad. Y de nuevo los tópicos contra ellas... !a prohibir!, que aumentará la recaudación legal e ilegal. Esa realidad social, lacra o consecuencia de la "civilización", no tiene remedio (demostrado en todas las sociedades y culturas, aunque lo adornen con curiosas fórmulas, enmascarando la definición y actitudes de la profesión "más vieja del mundo"), y por lo tanto cuanto menos se PROHIBA mejor. Con legislar contra el proxenetismo es suficiente, y !educación!, mucha educación, !otro fiasco actual! Lo de multar a los clientes o los que pacten por la calle, pues bueno... más multas y folklore, cuando no más chantajes, parecido a cuando en el franquismo se penalizaba el adulterio.
Recibo dos artículos de mis amigos en INTERNET que cual carámbola unen mis traumáticas obsesiones (dicen los grandes psicólogos que con placer por mi parte me leen) y que son TRES... CORRUPCIÓN... CORRUPCIÓN Y CORRUPCIÓN... y por DINERO, DINERO, DINERO...
No leo jamás EL PERIÓDICO, quizá por eso me señalan el artículo de ORIOL BOHIGAS sobre urbanismo y demás lindezas de Barcelona... y pocos referentes a MÉXICO, pero un lector sabe de mi DERIA POR JUAN PIQUÉ VIDAL, el abogado de PUJOL Y DE LA ROSA, con bufete de 50 colaboradores (LA TAPADERA), y uniendo las tres noticias (prostitutas, narcotráfico y urbanismo) me atrevo a escribir que BARCELONA SEA UNA NARCO-CIUDAD.
¿Y qué tendrá que ver el gran narcotráfico con LAS RAMBLAS actuales?... todo... causa-efecto... aunque los hipócritas de Diagonal arriba o la Plaza San Jaime nieguen la mayor.
VER EN www.lagrancorrupcion.com o clicar "OPERACIÓN TACOS", que con la detención y extradicción del "capo" dará un vuelco al sumario entonces iniciado... si la corrupción al estilo de JUAN PIQUÉ VIDAL no lo remedia...
Operador de Napoleón Gómez Urrutia juzgado como narco
Por El Universal
09/08/2009 - 04:10 AM
Madrid, España (Proceso).- José Arturo Ponce Medina, a quien la Procuraduría General de la República de México investiga como operador financiero del dirigente minero Napoleón Gómez Urrutia y su familia, arribó al aeropuerto de Barajas el 6 de junio pasado, procedente del Distrito Federal. Venía esposado y custodiado por dos agentes federales mexicanos y uno español, en cumplimiento de una orden de extradición del juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, por ser pieza clave en un entramado de tráfico de drogas a Europa y lavado de dinero.
Se presume que Ponce Medina participó en una red creada en México por el cártel de Sinaloa, en sociedad con el cártel colombiano del Valle del Norte del Cauca, que introdujo toneladas de cocaína en el mercado europeo a través de España y blanqueó en este país por lo menos 236 millones de euros en sólo tres años.
Luego de huir de España y refugiarse por un tiempo en México, Ponce Medina fue detectado el 17 de enero de 2008 cuando pretendía ingresar a un centro de turismo invernal en Estados Unidos. De inmediato fue deportado a México y la PGR inició el procedimiento de extradición a España.
Para sorpresa de las autoridades mexicanas, Ponce Medina traía en su maleta documentos que lo vinculaban con supuestas operaciones financieras que realizó para el líder minero Gómez Urrutia, su esposa Darlinda Casso Valdez y su hijo Alejandro Gómez Casso, radicados en Canadá...
Fichas de depósito y movimientos entre distintas cuentas bancarias a nombre de Gómez Urrutia y sus familiares dieron pie a que se abrieran nuevas averiguaciones, las cuales aparentemente no tienen ningún vínculo con la red de narcotráfico que la policía española desmanteló.
El 29 de junio, en el marco de otro operativo que la Guardia Civil denominó Juanes, se dio a conocer la captura de 31 personas en Madrid, Valladolid, Sevilla y Barcelona, entre los que había cuatro mexicanos.
En la operación, que permitió el aseguramiento de 570 kilos de cocaína y de 2 millones de euros listos para ser enviados a México, se identificó a una decena de mexicanos.
La Guardia Civil informó que desde octubre de 2008 descubrió que un grupo de narcos que operan en Guadalajara y Colima enviaba droga escondida en contenedores de mercancía legal; ésta contaba con pedimentos normales de exportación y principalmente era enviada vía marítima a Valencia.
Posteriormente, la droga era entregada a los colombianos para su comercialización; en el barrio de Vallecas, en Madrid, se hacían los “cortes” para su venta.
Finalmente, el dinero producto de la venta de la droga se lavaba por medio de empresas legales en manos de españoles.
OPERACIÓN TACOS
El 6 de marzo de 2005, los investigadores españoles tuvieron que acelerar una serie de detenciones como parte de la llamada operación Tacos cuando interceptaron en el aeropuerto barcelonés a José Arturo Ponce Medina y a su hermano Héctor Gerardo en compañía de dos mujeres, al pie de un jet ejecutivo en el que pretendían viajar rumbo a Los Ángeles, con escala en el aeropuerto canadiense de Gandeer.
Un funcionario cercano a las pesquisas recuerda que les descubrieron 5 millones 520 mil euros que pretendían sacar de España.
José Arturo mostró un pasaporte expedido el 4 de enero de 2002 en la delegación Tlalpan, con fecha de nacimiento el 15 de febrero de 1971. El juez Andreu otorgó a los hermanos Ponce Medina libertad bajo fianza, pero les prohibió salir de España. Sin embargo, cuando el magistrado los citó a declarar, no se presentaron. Habían huido del país.
El Ministerio del Interior identificó al mexicano Guillermo Francisco Ocaña Pradal, un empresario del espectáculo, como cabecilla de la red en la que participaban los hermanos Ponce Medina, y “responsable del movimiento de dinero ilegal desde España a tierras mexicanas”, dice su comunicado del 5 de abril de 2005.
Ocaña realizaba millonarias operaciones financieras en la Ciudad de México mediante la casa de cambio Ribadeo, en la colonia del Valle, propiedad de Francisco José Antón Pérez, asesinado posteriormente.
Célebre por sus fiestas en Acapulco y Tequesquitengo, el empresario del espectáculo pidió al abogado barcelonés Joan Piqué Vidal, también imputado, que interviniera para tratar de liberar los más de 5.5 millones de euros asegurados a los hermanos Ponce Medina. Su despacho había ayudado a Ocaña a crear una productora de televisión en España, tal como el jurista lo comentó a la prensa local.
Y EL GRAN ARTÍCULO DE ORIOL BOHIGAS, tan a propósito para éste y mis recientes temas. Incisivo y desilusionado quien fuera máximo responsable del urbanismo barcelonés nombrado por el alcalde Narcís Serra.
¿Contra la reconstrucción de Barcelona?
ORIOL BOHIGAS* : En estos últimos meses, los ciudadanos de Barcelona están alarmados por la degradación física y social en la que va cayendo la ciudad, después de una temporada en la que se la veía cuidada y próspera, con promesas de futuros positivos y esperanzadores y en una consideración internacional creciente. Se daban críticas y advertencias de pasos mal dados y quizá de errores de ideología, de criterio o de gestión, pero, en general, existía la confianza en unas mejoras urbanas –en el sentido físico, social, representativo– que, incluso con una visión crítica, la valoraban desde dentro y desde fuera.
Ahora, protestas más generalizadas se refieren, principalmente, a la grave dejadez del espacio público: la suciedad enquistada, el ruido, la mala educación, las obras desorganizadas, los usos descontrolados del espacio público, la delincuencia callejera, el botellón, los top manta, etcétera, son los principales motivos de malestar, no solo por sí mismos sino también por las mafias y el desorden social que conllevan. No es que no se recalquen también temas estructurales más profundos que denotan insuficiencias y abandono, pero la descalificación grosera y malsana del espacio público ha arrancado una indignación popular, sobre todo cuando los medios de comunicación han denunciado el sector quizá más llamativo: el terrible espectáculo de la prostitución desenfrenada al aire libre en todo el Raval, principalmente bajo la columnata del entorno de la Boqueria. Es desesperante ver cómo aquella Barcelona ilusionada y prometedora de la primera democracia y de los Juegos Olímpicos ha acabado –o existe el riesgo de que acabe si las autoridades no asumen su autoridad o si no se resuelven los grandes problemas sociales y sus precedentes económicos– en un urinario público, alternado con las urgencias de un prostíbulo cochambroso.
Pero sería un error pensar que estos espectáculos más degradantes son hechos aislados que hay que atender y corregir como situaciones autónomas y aisladas. A mí me parece que son consecuencia de una falta de atención a la importancia social del espacio público, de sus valores representativos y de su función colectiva. Diría que el espacio público, el espacio en el que se conforma la vida urbana, o sea, el espacio generador de la ciudadanía, no es hoy tan protagonista en las intenciones de los políticos que nos gobiernan como lo era en las de los políticos de aquella Barcelona que culminó con los Juegos Olímpicos. Porque la degradación del pórtico de la Boqueria es muy llamativa y muy noticiable, pero existen casos de mayor envergadura, como es, por ejemplo, la degradación lenta pero segura de muchas plazas y muchos parques construidos hace 25 años. Podríamos decir que lo que ocurre en la Boqueria –o en la calle de Petritxol, o en la Rambla, o en los alrededores de la plaza Reial– es solo el escaparate de una situación nefasta que afecta a buena parte de Ciutat Vella.
Este cambio de actitud respecto al espacio público urbano se manifiesta, por ejemplo, en todo lo que está pasando en unos espacios muy significativos de la política urbanística de aquellos años pasados: la plaza de los Països Catalans y el parque Joan Miró. Los dos fueron muestras cruciales de una nueva forma de entender el diseño urbano y, específicamente, la imagen, la función, el signo cultural del espacio público. Podríamos decir que, junto con algunos proyectos de la misma época –parques de L’Espanya Industrial, el Clot, Pegaso, la Creueta del Coll, plazas de La Palmera, Sóller, etcétera–, quedó marcado el modelo Barcelona, no en el sentido demasiado absorbente de política general en el que hoy se utiliza, sino en el de un estilo y un método específico de diseño urbano que conquistó reconocimientos internacionales. Pues bien, la plaza de los Països Catalans está toda destrozada, anulada y ridiculizada por culpa de unas obras que hace años que duran y que han ocupado lo que queda de ella con servicios y escombros de la obra pública. No queda nada de su poética sutil ni del testimonio de una primera experiencia mundial de plaza amueblada.
En el Parque Joan Miró la catástrofe todavía es peor: el proyecto ejecutado en 1981 fue el resultado de un concurso muy polémico en el que se discutieron temas esenciales para el futuro del método, estilo y gestión del espacio público. Al cabo de unos cuantos años de inaugurarse se transformó radicalmente para incluir en él un depósito regulador de agua, un aparcamiento y otros servicios. Tuvieron el acierto de encargar la modificación a los mismos autores. Pero esta modificación se dejó inacabada y, por tanto, mutilada. Ahora, de pronto, el ayuntamiento ha decidido ocupar la plaza con un cuartel de bomberos, un edificio cuya provisionalidad es dudosa por la envergadura, los costes y las imprevisiones de gestión ya incorregibles al programar una ampliación del Hospital Clínic en el solar del viejo cuartel.
Podemos ampliar la lista de intervenciones urbanísticas de los años 80 y 90 que han recibido últimamente malos tratos, todas ellas programadas bajo la bandera de la reconstrucción de Barcelona y de la recuperación del espacio colectivo como marca de imposición civilizadora. Ahora parece que se acabó la voluntad de reconstrucción y que, al acabarse, sobresalen los desechos indignos, las enfermedades incurables, como la prostitución al aire libre del Raval. Pero, ¿podemos quejarnos solo aisladamente de que la columnata jónica de la Boqueria sea maculada por la prostitución, mientras el ayuntamiento destroza la plaza de los Països Catalans y el parque Joan Miró? ¿No habrá que hacer una crítica seria sobre la Autoridad de las autoridades?
*Arquitecto.
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