lunes, 20 de julio de 2009
Hoy se cumple el 40 aniversario de la llegada del hombre a la Luna .
Espaciales!!! El hombre necesita de misterios alrededor de el para
creer o dudar de algo; en este caso no podían faltar las leyendas
sobre la veracidad de la llegada de humanos a la Luna.....
Esa polémica, hoy 40 años después las leyendas continúan....
Cavo Cañaveral, 16 jul (EFE TV).-
16 de julio 1969. Los astronautas Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins salen de Cabo Cañaveral a bordo del Apolo XI rumbo a la Luna.
Pero fue cuatro días después cuando se produjo el gran acontecimiento. El hombre pisaba por primera vez la superficie del satélite de polvo blanco. Allí, primero Armstrong y después Aldrin, dejaron las huellas más famosas de la historia de la humanidad.
El Presidente John Kennedy ya lo había dicho ocho años antes: "Creo que esta nación debe proponerse la meta, antes de que la década termine, de que el hombre pise la Luna y vuelva a salvo a la Tierra".
Hasta 1968 se realizaron seis vuelos no tripulados y por fin el 16 de julio de 1969, hoy hace 40 años, ante la atenta mirada de 600 millones de telespectadores y la inquietud de un país que afrontaba su mayor desafío espacial, Armstrong, Aldrin y Collins elegían el lugar idóneo para alunizar: el Mar de la Tranquilidad.
Después del que fue, en palabras de Armstrong, un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad, los tres volvieron a casa el 24 de julio. El sueño se había hecho realidad.
El hombre en la Luna - lo que nunca se contó
EDITORIAL DE EL MUNDO
Con la llegada a la Luna cambió nuestra visión de la Tierra
- 20.07.2009
A LAS 22.56 horas de esta noche, hora de Cabo Cañaveral, cinco horas más en Madrid, dos hombres, Neil Armstrong y Buzz Aldrin, por este orden, pisaban por primera vez la superficie de la Luna. «De todos los logros de la humanidad en el siglo XX -y también de todos nuestros gigantescos fallos- es el acontecimiento que dominará los libros de Historia dentro de 500 años», recordaba ayer en la CNN Walter Cronkite, fallecido el viernes, en una entrevista grabada antes de morir con Larry King.
Mito y folclore, cine y poesía, sueño y metáfora, referencia y espejo� todo lo que había sido el satélite natural de la Tierra desde que el Homo sapiens tuvo conciencia de ser se transformó aquella madrugada de 1969, gracias a la televisión, en una nueva visión de nosotros mismos. Nos permitió ver como nunca habíamos visto la excepcionalidad y vulnerabilidad de nuestro planeta, y, de paso, la responsabilidad de cuidar la frágil nave en la que navegamos. De aquella visión surge la conciencia ecologista que, 40 años después, por fin, empieza a dominar la agenda de todos los gobiernos.
Además de revolucionar la percepción de nosotros mismos, las seis misiones con éxito a la Luna tuvieron un impacto muy beneficioso en la ciencia, en la tecnología, en la política y en la educación. Sin su legado en el conocimiento de nuevos materiales y de la aerodinámica, la industria aeroespacial jamás habría llegado a ser lo que hoy es. Sin su impulso, ni las telecomunicaciones ni los ordenadores se habrían modernizado a la velocidad que lo han hecho: ¡un teléfono móvil actual tiene más memoria que el ordenador del Apolo 11!
Cualquier becario de la NASA conoce el manual de los 13 avances tecnológicos cruciales que, gracias al programa Apolo, revolucionaron desde entonces la vida en la Tierra, desde los sistemas de aislamiento de edificios hasta la purificación del agua contaminada. Y qué decir de los 382 kilos de rocas traídos por los astronautas, de enorme utilidad para comprender la historia de la Luna y de la Tierra. Esas rocas, por cierto, bastarían para acallar las estúpidas teorías que ponen en duda la hazaña.
Lo más importante, como dijo el presidente Obama en la Academia de Ciencias, es «la explosión de creatividad y de curiosidad» que, gracias a la sacudida mental del 69, multiplicó las vocaciones científicas y la inversión de recursos en investigación y tecnología. El Silicon Valley es sólo un botón de muestra de aquella explosión.
Aquel pequeño paso para un hombre, enorme para la Humanidad, no habría sido posible sin el espíritu de superación de los años 60 y sin la carrera en todos los ámbitos entre dos superpotencias. Los doce afortunados que, entre 1969 y 1972, fecha del último viaje tripulado, pisaron la Luna, creyeron, como la mayor parte de los habitantes de la Tierra de entonces, que, 40 años después, tendríamos viajes rutinarios al satélite, bases permanentes en su superficie y vuelos tripulados a Marte. La realidad ha sido muy distinta. Nixon canceló el programa Apolo y recortó drásticamente el presupuesto de la NASA. La URSS, arruinada por el altísimo precio del maratón de la Luna, perdió todo interés. Aunque Bush aprobó un nuevo programa, Constelación, para regresar a la Luna en 15 o 20 años y, desde allí, preparar el salto a Marte, todo está en el aire. La comisión nombrada por Obama para diseñar el futuro de la NASA presentará sus primeras recomendaciones en agosto.
Cuarenta años después no tiene mucho sentido volver a la Luna, como pretenden los chinos, para hacer lo mismo que hicieron los americanos. Tampoco es imprescindible, como repite Aldrin, volver a la Luna para llegar a Marte. Parece más sensato poner a punto antes nuevos sistemas de propulsión. La idea de explotar yacimientos en la Luna, en el horizonte del siglo XXI, no tiene mucho sentido, ni económico ni medioambiental.
Los desafíos en la Tierra del hambre, la desigualdad, la contaminación, el paro y el desarrollo sostenible son demasiado serios para dilapidar 100.000 o 200.000 millones de dólares durante los próximos 15 o 20 años en aventuras espaciales sin un enfoque claro, sin unos límites razonables y, lo más importante, sin una estrategia conjunta de las principales potencias del mundo.
Hoy, EEUU, Rusia, China, Japón, la India y Europa invierten, en conjunto, 30.000 millones de dólares anuales en sus programas espaciales. Cada uno trabaja en cohetes y en cápsulas diferentes. El orgullo nacional explica este pulso absurdo. Pero los altísimos costes y los objetivos e intereses en juego exigen, como se demostró a partir de 1998 con la Estación Espacial Internacional, que la carrera espacial ha de entenderse como una empresa de la Humanidad y no como otra batalla terrestre.
La influencia que la Guerra Fría tuvo en el proyecto Apolo debería enseñarnos, 20 años después del fin de aquel conflicto, que el futuro de la Tierra es responsabilidad común y que la exploración espacial, de la que antes o después puede depender ese futuro, debería estar por encima de las rivalidades nacionales.
La luna está en el botehttp://www.youtube.com/
El comisario González, de nuevo en la polémica
Las últimas revelaciones periodísticas, siempre a cargo de los medios del Grupo Prisa, han colocado en el centro de la polémica a la Brigada de Policía Judicial que dirige el cuestionado comisario José Antonio González. + información >>>>>
La bombera de la que no quiere saber nada Aído
Regina Galán junto al monumento a los Reyes Católicos en Granada. | Jesús G. Hinchado
Silvia Moreno | Granada
Cuando se subió al tatami y consiguió levantar 40 kilos de peso, la sala abarrotada de hombres enmudeció. Una, dos, tres, cuatro y cinco veces tuvo que levantar el peso Regina Galán. Exactamente la misma prueba física que sus compañeros varones si quería optar a una plaza de bombera en Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena).
Las pruebas físicas no quedaron ahí. Tuvo que trepar por una cuerda lisa cinco metros hacia arriba, hacer en 30 segundos el número máximo de elevaciones a pulso en una barra fija, nadar 50 metros en la piscina, correr... Hasta se rapó la cabeza para tener que soportar menos impedimentos en los entrenamientos diarios para situarse al mismo nivel físico de un hombre.
Y lo consiguió. Regina Galán se midió con cientos de hombres, sin hacer pruebas físicas diferenciadas por sexos, que sí se hacen en el Ejército, la Policía Nacional o los cuerpos de bomberos de ayuntamientos y diputaciones.
«Me siento maltratada por la Administración. Hablan de igualdad, pero es mentira», dice Regina
Pese a todos los obstáculos, esta madre superó con éxito todas las pruebas y aprobó las oposiciones convocadas por Aena el 15 de febrero de 2006 para optar a 151 plazas de bombero en los aeropuertos de toda España.
Sin embargo, esta gallega afincada en Granada no consiguió la plaza por la que tan duramente compitió porque Aena se saltó su propia convocatoria y una orden aprobada por el Gobierno en el año 2005 para favorecer la igualdad y no reservó el 5 por ciento de las plazas para mujeres, al tratarse de un cuerpo con «infrarrepresentación de personas de alguno de los dos sexos».
En Aena, los número cantan. Hay 1.324 bomberos y sólo 5 bomberas. De hecho, de las 151 plazas de la convocatoria de Regina, todas fueron ocupadas por hombres. Si se hubiera respetado el cupo, ella hoy tendría su plaza.
Para la aspirante a bombera, los entrenamientos fueron durísimos, pero están resultando mucho más agotadores los casi tres años que lleva llamando a todas las puertas para reclamar lo que ella considera suyo: una plaza de bombera en el aeropuerto de Granada. Desde la dirección de Aena, hasta la Casa Real ha enviado cartas a sindicatos, partidos políticos, la Presidencia del Gobierno, la Vicepresidencia y varios ministerios.
El Ministerio de Igualdad alega que no puede hacer nada porque el caso está en tribunales
«Me siento maltratada por la Administración porque nadie me da una respuesta y tampoco me dan lo que es mío», explica. «Esto que estoy haciendo ahora es mucho más difícil que las pruebas físicas. Te mienten porque a todo el mundo se le llena la boca con la igualdad, pero luego todo es una gran mentira», se queja Regina.
Su caso también está en los tribunales, según adelanta hoy EL MUNDO de Andalucía. Los jueces le dan la razón, pero no del todo. Un juzgado de lo social de Granada falló que Aena había vulnerado el artículo 14 de la Constitución, que establece que los españoles son iguales ante la ley, sin que se pueda discriminar por razones de sexo y el artículo 9.2, que señala a los poderes públicos como responsables de que la igualdad entre sexos sea real.
Fuente:http://www.elmundo.es
Estado Policial
Por Carlos Dávila
Actualizado el 20/7/2009
Esta vez escribo para el propio José Luis Rodríguez Zapatero. Dirá que no, que él, levantando, como suele hacer, los brazos en acento agudo, nada tiene que ver con esta impresión generalizada de estado policial que hoy empieza a preocupar en toda España. "¿Que nosotros filtramos sumarios?, ¡por Dios, por Dios, qué infamia!"; "¿que nosotros regalamos a Prisa cintas y cintas telefónicas?, ¡por Dios, por Dios, qué calumnia!"; "¿que nosotros tenemos "pinchados los teléfonos de medio país"?, ¡por Dios, por Dios, qué embuste tan brutal!; "¿que nosotros ordenamos a los fiscales que se persigan a todos los desafectos?, ¡por Dios, por Dios, qué iniquidad!"; ¿que nosotros intentamos aniquilar al PP?, ¡por Dios, por Dios, qué vituperio!". "Nadie ha hecho tanto en España como nosotros por las libertades".
Pero, sin embargo, crece la sensación de que aquí, en esta España suya, de Zapatero, el Gobierno nos vigila como si todos fuéramos delincuentes. Se atosiga con los fiscales, con Hacienda, con los teléfonos, con los seguimientos, con el CNI, con las subvenciones, con las amenazas, con las presiones, con el miedo... El que se mueve no es que ya no vuelva a salir en la foto, es que se le borra por las malas de la foto. Es un estado de inseguridad jurídica, de inestabilidad personal que ahoga a todo el que se obstina en criticar a gente que, como usted, se cree llamado a mandarnos sin oposición posible y al grito de "Palo, y ténte tieso!". Ha vuelto el pánico: las madres aconsejan a sus hijos: "No te metas en más líos"; los cónyuges o lo que sean preguntan a sus respectivos: "¿Por qué tienes que ser precisamente tú?"; los amigos sugieren a sus cómplices: "Déjate de heroicidades, éstos no perdonan"; algunos directores de periódicos deciden delante de sus redactores. "Esto ya no; no podemos abrir más frentes".
España está exactamente así. No hemos llegado a la situación del cafre de su amigo venezolano que nos quiere enviar a un embajador que antes, de fiscal general, se cargaba (digo, liquidaba) a todo el que se atrevía a llamarle, por ejemplo, dictador; no, aún no estamos en eso, y espero que nunca estemos en eso, pero España es en estos momentos una cuadra pestilente en la que comen como gourmets todos sus amigos, y se quedan tísicos, en el esqueleto, como Rocinante, todos sus rivales. Claro está que usted no recordará aquello de que "España es un presidio abierto", pero algo parecido, que diría un vasco, sí que es. Produce recelo hablar por el móvil y miras atrás no vaya a ser que algún sicario te mire el culo. Es lo más parecido a un estado policial, aunque, claro está, usted cree que esto es lo mejor para todos; sobre todo para su excelencia. Por cierto, ¿sabe cómo llamaban festivamente a su Excelencia el Caudillo en el régimen en el que su padre fue jefe jurídico del Ayuntamiento de León?: "Su Excremencia"?. Pues, eso.