Tal día como hoy los “progres trasnochados” firmamos de la A a la Z el primer discurso del sucesor de George Bush ante la Comunidad Internacional. Será que los antiamericanos de antaño nos acabamos de caer del caballo. O será que el nuevo presidente de los Estados Unidos de América del Norte se ha contagiado de esa progresía obsoleta que lucha contra el síndrome de Abu Graib y las guerras preventivas (por nuestro bien, claro), mientras sueña con alianzas entre civilizaciones.Claro. Sólo que si Casado hubiese estado menos atareado berreando contra Bush y hubiese realmente leído lo que éste decía en los discursos importantes se daría cuenta que prácticamente no hay diferencia, conejos retóricos aparte. Por ejemplo, el discurso ante la misma Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2004; o el que dió en el Concert Noble de Bruselas en febrero de 2005; o de nuevo ante la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2005 con ocasión del 60 aniversario de la organización;o en el Palacio Czernin de Praga, en junio del 2007. Por no hablar del discurso en Whitehall durante su visita a Londres en noviembre de 2003.
En boca de Obama han vuelto a tener sentido conceptos como cooperación, respeto, tolerancia y diálogo, porque “ha llegado el día para que el mundo empiece a moverse en otra dirección”, dice. Incluso le ha puesto un nombre: la “Era del Compromiso”. En clave multilateral, porque “EE UU no puede resolver por sí sólo los problemas globales”, afirmaba ayer con una lógica aplastante.
Son sólo unas cuantas ocasiones en las que el anterior presidente fué desgranando una serie de ideas que muchos le reclamaban, impermeables ellos a la evidencia. "Si Bush dijera ciertas cosas yo no criticaría", afirmaban muchos. Pues bien, Bush las decía pero no se daban cuenta porque no le escuchaban, ocupados como estaban en ir bramando no a laguerras por las esquinas. Y ahora oyen muchas de esas cosas en boca de Obama y, como diría un castizo, se les hace el trasero pepsicola.