El Balneario de los Orsi en Lo Pagan...
Cien Años de Historia
En el año 1911, Alberto Orsi, un empresario nacido en Torrevieja y criado por su padrino en San Pedro del Pinatar, pidió dos licencias para construir en el Mar Menor un astillero y un balneario.
Ambas le fueron concedidas y construyó un astillero en la zona que hoy en día conocemos como la Explanada de Lo Pagán, que en aquel año existía, y un balneario en la playa de la Puntica, casi en el límite con Santiago de la Ribera, que pertenece al término municipal de San Javier. La construcción del Balneario que hoy ocupa el Restaurante Floridablanca fue progresiva. En un principio se hizo una pasarela de 27 metros con una construcción cúbica al final. Más tarde se construyeron dos filas, hacia la derecha y hacia la izquierda de la estancia principal, que contenían las casetas de baño.
Estas casetas de baño eran alquiladas por los veraneantes, principalmente mujeres, que consideraban indecoroso que se las viera públicamente en traje de baño. Cada una de las casetas tenía unas escaleras interiores al mar que permitían al bañista disfrutar de un baño sin ser visto.
El abuelo (Alfonso XII) del actual Rey de España, D. Juan de Borbón, concedió a Alberto Orsi una licencia indefinida y en precario, para el balneario y en 1950, Orsi y su familia crearon un pequeño restaurante dentro del balneario para ofrecer a los clientes un servicio más completo.
En aquellos años la edificación estaba completamente rodeada de mar ya que hasta el año 1980 no se amplió la playa de la Puntica con arena que hoy llega hasta la misma puerta del Restaurante. El negocio del Restaurante resultó próspero y Alberto Orsi, su familia, y su mujer, Fuensanta Albaladejo, decidieron, con no poco esfuerzo, ampliarlo y convertir el viejo astillero de Lo Pagán en almacenes, a modo de cámaras “frigoríficas” del Restaurante.
Toda la arquitectura y decoración de este singular edificio, declarado Bien de Interés Cultural, por la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, fue obra de su propietario, Alberto Orsi.
En 1986 murió Alberto. Su viuda, Fuensanta Albaladejo, que en sus tiempos fue una reconocida modista en Lo Pagán, decidió continuar ella sola, el que durante tantos años, fue el proyecto y la ilusión del matrimonio. Fuensanta que cuenta hoy con 84 años, lleva más de 20 años sola al frente del negocio.
Un salón del restaurante Floridablanca
Un salón del restaurante Floridablanca
Reconoce que, aunque en sus tiempos libres sigue cosiendo, su única obsesión es mantener el Restaurante tal y como su marido lo dejó. Ella lleva siempre la foto de Alberto en una medalla, colgada al cuello.
La misma cocina de leña de limonero, olivo o garrofero, prepara los exquisitos arroces (Calderos del Mar Menor) y pescados de siempre. Las mismas maderas componen este restaurante con forma de barco.
Fuensanta y Alberto no tuvieron hijos. Es por ello que Fuensanta ha decidido legar el negocio a su ahijada María José. Su ahijada se encarga del restaurante con la agilidad del que proviene de una familia de hosteleros. Su padre también regenta un restaurante en Lo Pagán, La Casa del Mar. Conoce el negocio y le gusta. Pero lo más importante, según Fuensanta es que Mª José, “una mujer trabajadora”, también quiere mantener el restaurante tal y como Alberto lo construyó.
Actualmente el Restaurante cuenta con un equipo humano de 15 personas que trabajan con mucha ilusión y que son considerados por Fuensanta como parte de su familia, como cualquiera que trabaje en su casa. Este es también parte del legado de Alberto que siempre trató muy bien a todos sus empleados, nos cuenta Fuensanta.
Un claro ejemplo de ello es el caso del contable Pedro Pardo Moya, que durante la semana trabaja en la Academia General del Aire, y durante los ratos libres, fines de semana y festivos, acude a echar una mano a Fuensanta con las cuentas y el negocio, igual que lo hiciera su padre antes que él.