Aficionados de la Región recuperan una flota centenaria para promocionar la laguna como un referente mundial para la práctica de la vela latina.
ANDRÉS TORRES
La pasión que transmiten cuando hablan de su afición, la vela 
latina, es contagiosa, hasta el punto de que entran ganas de subirse a 
una de sus centenarias embarcaciones y lanzarse al agua para competir 
como lo hacían antaño los pescadores por ser los primeros en llegar 
hasta el banco de peces para conseguir las mejores capturas.
Y 
esa pasión es la que quieren transmitir a toda la Región, a los 
aficionados a la vela de toda España e, incluso, al mundo anglosajón o a
 los árabes, que fueron los que introdujeron la vela latina en el 
Mediterráneo.
Por esta razón, un grupo de aficionados ha 
recuperado numerosas embarcaciones de vela latina, muchas de ellas con 
más de cien años, y ha creado la asociación Patrimonio Vela Latina Mar 
Menor, con el fin de potenciar la afición por este deporte marino, pero,
 sobre todo, para evitar que se pierda una tradición que consideran 
parte del patrimonio histórico del Mediterráneo y del Mar Menor y que 
puede convertirse además en un atractivo turístico más para la zona. 
Hasta podría atraer inversiones del mundo árabe con el que ya se han 
establecido los primeros contactos para tal fin, aunque todavía queda 
mucha labor de promoción por hacer.
También pretenden evitar 
quedarse sin calafates (carpinteros de ribera), un oficio artesanal en 
peligro de extinción, por lo que quieren promover la creación de una 
titulación y la apertura de una escuela-taller donde los jóvenes puedan 
aprenderlo y se garantice así la conservación de las embarcaciones y, 
por tanto, la continuidad de la vela latina.
La asociación ya ha 
aportado su granito de arena con la recuperación de una flota de época 
compuesta por unos quince veleros antiguos que han sido recuperados para
 las competiciones. También ha organizado regatas para mantener vivo 
este deporte, aunque para ellos es mucho más que un deporte, es una 
forma de vida, una herencia que han recibido de culturas ancestrales 
durante casi veinte siglos, una forma tradicional de trabajo, de ganarse
 la vida mediante la pesca en el Mediterráneo y, especialmente, una 
oportunidad de explotar las grandes condiciones que el Mar Menor tiene 
para la navegación a vela para atraer inversores extranjeros que sienten
 auténtica devoción por la vela latina, así como un reclamo para todos 
los regatistas que la practican en Canarias, Palma de Mallorca, 
Cataluña, Almería, Alicante y en tantas otras provincias españolas.
La
 asociación de aficionados creada en la Región está convencida de que 
con el apoyo de las administraciones y una promoción adecuada, el éxito 
está garantizado. De momento, ellos ya se han puesto al frente de la 
organización de la tercera edición del Circuito Tomás Maestre, en el que
 se ha implicado a todos los clubes náuticos del Mar Menor.
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