«Estamos bien en el refugio los 33». Un papel enviado desde 700 metros de profundidad pegado a un hierro de una perforadora confirmaba ayer el milagro que todo Chile esperaba desde hace 17 días. El propio presidente del país, Sebastián Piñera, enseñaba el mensaje a la prensa como si fuera un trofeo y exclamaba: «Están unidos por volver a ver la luz del sol y abrazar a sus familiares».
Se vivieron entonces escenas de emoción indescriptibles. No en vano, es mucho el sufrimiento acumulado entre los familiares desde el derrumbe que se produjo en el yacimiento de cobre y oro San José, de la empresa minera San Esteban, en la región de Atacama, a unos 830 kilómetros al norte de Santiago, en pleno desierto de Atacama. En el campamento, se encuentra un grupo de ocho psicólogos que trabaja con las familias en el proceso de contención emocional. Una hora antes, un operario de una de las sondas había informado los familiares de que se habían escuchado golpes desde el fondo de la mina, información que les fue ratificada por el presidente y el ministro de Minería. Pero la confirmación oficial se hizo esperar.
El de ayer era el segundo intento para dar con los 32 mineros chilenos y un boliviano atrapados a 700 metros. Pese a que la anterior sonda había llegado hasta los 750 metros, pasó de largo sin encontrar el refugio de la mina. Sin embargo, las imágenes tomadas por la cámara y las mediciones realizadas permitieron volver a acometer la empresa con éxito. «De acuerdo a lo que teníamos previsto, esperamos en las próximas 24 horas alcanzar el nivel que corresponde», señalaba anteayer a los periodistas el subsecretario chileno de Minería, Pablo Wagner, junto al ingeniero Andrés Sougarret, a cargo de las labores de rescate. En los alrededores de la mina, decenas de carabineros han estado durante todos estos días vigilando la zona en prevención de nuevas protestas, como las que en las últimas jornadas protagonizaron los familiares de los obreros atrapados ante la demora en el rescate.
En contra de la opinión de los propios familiares, el Gobierno había rechazado el viernes la participación de mineros ilegales en en las tareas de rescate, ya que tras el derrumbe la explotación es inestable. «No podemos correr riesgos de perder vidas de chilenos. Entendemos la angustia que están viviendo las familias, pero tenemos que ser muy responsables respecto de lo que se está haciendo en la mina y los pasos que estamos dando», dijo la ministra portavoz, Ena Von Baer.
En la misma línea, el secretario general de Minería explicó que un informe de la Corporación Nacional del Cobre (Codelco) desaconsejaba el ingreso a la mina de San José de más operarios debido a la inestabilidad del terreno. «El riesgo es alto», comentó. «El Gobierno decidió no permitir el ingreso de pirquineros (mineros ilegales)», anunció Wagner a pesar de que los familiares de los afectados habían solicitado a las autoridades que aceptaran la intervención de estos trabajadores locales en las tareas de rescate.
Polémica tras el derrumbe
Por su parte, Nolberto Contador, ex-asesor de la minera San Esteban, que participó en la elaboración del informe para la reapertura del yacimiento de San José en 2008, afirmó que «el desastre era evitable». El técnico indicó que entonces adoptaron una serie de medidas para mejorar la seguridad de la explotación.
«Usamos los mejores estándares de la industria para hacer el análisis y se entregaron las recomendaciones de monitoreo necesarias para trabajar», a pesar de lo cual «no se implementaron algunas mejoras como el sensor microsísmico, que nunca llegó a opera». Por ello, Contador aseguró que «el desastre era evitable» y que «la responsabilidad es de la minera», aunque el gerente de la compañía, Alejandro Bohn, insiste en que se cumplieron las recomendaciones de seguridad para blindar la explotación.
«Nunca perdimos la esperanza»
«Hoy Chile entero está feliz, lleno de emoción», exclamó el presidente, Sebastián Piñera, mientras los familiares se abrazaban emocionados. Piñera elogio «la fuerza, el valor y el coraje» de los 33 trabajadores que «han resistido más de dos semanas solos en las profundidades de la montaña». También agradeció a los familiares, «que nunca perdieron la esperanza. La noticia nos llena de alegría y de fuerza. Me siento más orgulloso que nunca de ser chileno y de ser el presidente de Chile. Más orgulloso que nunca de nuestra gente. Creo que no podíamos empezar mejor nuestro mes de la patria y la celebración del Bicentenario», enfatizó.
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