sábado, 3 de abril de 2010

Una foto prohibida

El Monasterio del Escorial, en las garras de la SGAE, si no 
que objeto tiene el prohibir hacer fotografías en tan 
Magnifico lugar, una de las "Maravillas del Mundo", solo tiene
un objeto:
Recaudar mas dinero para el estado y a su vez que lo 
administre la SGAE, por los derechos de autor, como si una 
Obra "patrimonio de todos los españoles", tuviéramos que 
pagar derechos para fotografiarla!

Reproduzco la sorpresa que produjo a su autor esta
prohibición :

Sábado 3 de Abril de 2010 9:59h

Anteayer estuve en dos monumentos situados a escasa distancia y gestionados por el organismo público Patrimonio Nacional. En el segundo de ellos, a las 16:40h, hice esta foto. No hay en ella ningún secreto: se trata del retablo de la Basílica de El Escorial y del conjunto escultórico que representa al rey Felipe II y su familia, algo que ha salido en multitud de libros y que han visto in situ muchísimas personas. Sin embargo, esta foto la hice saltándome una de tantas estúpidas prohibiciones que nos imponen.
Antaño sí que se podía hacer fotos en El Escorial
He visitado el Monasterio de El Escorial y su Basílica no pocas veces en lo que llevo de vida, y en su interior nunca me han puesto pegas para hacer fotos, ni siquiera en las zonas de visita a las que se accede pagando entrada. Lo recuerdo porque tengo varias fotos que hice hace años en la Sala de Batallas del Monasterio con una vieja cámara de bolsillo de las de carrete. Lo único que me dijo un guardia jurado aquel día es que no usara el flash, pues la luz de los flashes acaba deteriorando los tapices. Lo entendí perfectamente -de hecho, siempre he sido poco amigo de las fotos con flash- y tomé unas cuantas fotos al natural.
No sé qué ha pasado para que ahora no se puedan hacer fotos ni siquiera prescindiendo del flash. No veo en qué puede dañar a una pintura o un tapiz que yo le haga una foto sin flash. ¿Será para que Patrimonio Nacional pueda vender más libros a costa de nuestros impuestos? Lo ignoro. Lo que ya no me cabe duda es de que el celo inquisitorial de Patrimonio llega a extremos ridículos. El jueves en la Basílica de El Escorial llegamos a ver a un chivato acudiendo a un guardia  jurado que había visto a alguien haciendo fotos, saliendo el guardia disparado a comprobarlo como si el atrevido fotógrafo estuviese destrozando a hachazos alguna de las obras de arte del lugar. De locos.
Una ridícula censura en el Valle de los Caídos
En el caso de la Basílica del Valle de los Caídos, que ni siquiera es propiedad del Estado, la gestión de Patrimonio Nacional cae en los mismos vicios inquisitoriales. Como ocurre en El Escorial, en el interior monumento de Cuelgamuros también se prohibe hacer fotos. Varios vigilantes impiden que te lleves algún testimonio gráfico de lo que allí está pasando. Y es que en ese sitio se ven cosas muy raras. Para empezar, esta visita pudimos hacerla casi por los pelos, ya que el monumento se había reabierto pocos días antes después de meses de cierre indefinido, como os conté aquí hace dos semanas. Después de toda la polémica creada por el gobierno en torno a este inmenso cementerio excavado en la roca, he visto el interior de la Basílica muy abandonado. Está visto que Patrimonio Nacional sigue haciendo lo posible para que este monumento -uno de los más visitados de todos los que gestiona ese organismo- acabe echando el cierre.
Pero lo más sorprendente y esperpéntico fue ver que la parte de la cúpula en la que aparece el dictador Francisco Franco con las banderas de los vencedores de la Guerra Civil ha sido tapada con un gran panel. Soltarán el cuento de los desperfectos, ya se sabe, pero la censura es tan evidente que da risa. Lo más curioso es que hasta la dictadura franquista, que se definía oficialmente como cristiana, respetó una estatua de tan claro sentido luciferino como el Monumento al Ángel Caído en los jardines de El Retiro, en Madrid, y ahora el gobierno de Zapatero es incapaz de respetar unos elementos artísticos porque representan a un régimen cuya ideología era antidemocrática. O mejor dicho, antidemocrática pero no de izquierdas. Y es que en España sigue habiendo calles y monumentos dedicados a conocidos antidemócratas de izquierdas sin que el gobierno haya puesto el menor reparo.

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