sábado, 3 de octubre de 2009

EL MALECÓN

El cantazo de Karmele. ¿Infamia, vileza, perversidad y/o patetismo?
Esta presunta periodista siempre ha estado al límite de muchas cosas. El otro día los traspasó todos con premeditación, alevosía y diurnidad (o sea, horario infantil).

Infame:
Que carece de honra, crédito y estimación. // Muy malo en su especie.
• Vil: Se dice de la persona malvada o que corresponde mal a la confianza que se deposita en ella.
• Perversa: Sumamente mala, que causa daño intencionadamente. // Que corrompe las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas.
• Patética: Grotesca, que produce vergüenza ajena o pena.

Yo no sé cuál de estos adjetivos define de manera más precisa, justa y contundente a la personaja conocida como Karmele Marchante y nacida como María del Carmen Marchante Barrobés allá por 1944, o sea, hace 65 años, dicho esto sin ánimo de señalar, que bastante tiene la susodicha con ser quien es. Por ilustrar un poco el asunto que hoy nos ocupa, permítanme que les haga una muy breve presentación de las hazañas ético-periodísticas de la mengana (que si la llamo fulana me busco un lío): se autoproclama "luchadora por la independencia de Cataluña", y lo demuestra con orgullo en cuanto hay ocasión, incluso entonando, puño en alto, ´Els Segadors´ en vivo, en directo y en
grotesco.

La presunta periodista Karmele
Marchante, pro-abortista hasta el delirio.

También es feminista de pro, aunque no le haría ascos a salir en bolas en la portada del Interviú si la cosa está ´bien pagá´, y, según ella misma se justifica, «para certificar con mis palabras y con mi cuerpo que soy una mujer feminista y que puedo expandir con mis palabras y mis ideas un montón de cosas hacia las mujeres. Además, quiero demostrar a las mujeres de mi perfil se sientan orgullosas de su cuerpo y no el cuerpo que imponen los cánones que se están imponiendo ahora mism (…) y porque será mi pasaporte para ir a Eurovisión, que en realidad es lo que quiero». ¿Se la imaginan desnuda en Interviú y, lo que es peor, se la imaginan cantando en Eurovisión?

Por cierto que esta vocación de dar el cante no suele desperdiciarla la periodista Karmele, ni siquiera en la intimidad más íntima, como demostró cierto día en su programa (des)entonando el ´Lalala´ sentada sobre un retrete, en vivo, en directo y en patético.

Muy monárquica no parace la chica, a tenor del artículo colgado en su blog "La meapilas de la reina" (31/10/2008) en el que escupía: «Espero que llegue pronto una buena República laica, al estilo francés. Y también que la señora griega le salgan niet@s gays, abortistas y plumerines para que se entere de lo que vale un peine social. Ya que familiares aprovechad@s de su rango y chupando del bote ya los tenemos. ¡Viva la República y abajo la Monarquía!»
Conocida es también entre su público, que la adora, por sus magistrales y enriquecedoras lecciones de sexo autodidacta (cosa comprensible, por otro lado), especialmente especializada, parece ser, en las bolas chinas que, según opinan algunos expertos, puedan ser las causantes de su inquietante rictus facial, que a priori parece deformación pero debe ser más bien desesperación (claro, tanta manía a los hombres no podía ser bueno).

Su buen hacer periodístico quedó igualmente acreditado cuando la Audiencia Provincial de Madrid condenó a la menda a indemnizar con 6.000 euros a Carmen Sevilla, por intromisión ilegítima en su honor, al haberse referido a la artista como de «las más descerebradas del solar patrio». Igualmente, un juzgado de Sevilla la condenó por atacar el honor del alcalde de Cazalla de la Sierra. Y me parecen pocas condenas, dos, para lo que suele salir por esa boquita de fresa y para lo que suele pensar ese cerebro de fresa.

Reseñable es también su amistoso encuentro con las autoridades estadounidenses; en un viaje a Nueva York fue confundida con una terrorista y detenida, aislada e incomunicada por «sabuesos imperialistas»; ella misma reconoció en la tele (of course!) que «casi me di de cabezazos contra la pared, estuve "casi" en estado de coma». Si quitáramos la palabra ´casi´ las dos veces podrían explicarse un montón de cosas.

Tampoco debe ser especialmente querida por sus compañeros de programa; en lo poco que he llegado a ver, zapeando (lo juro), o está enzarzada con alguno de sus colegas ´periodistas´ o está enzarzada con todos a la vez. El último caso, según he podido comprobar en youtube, ha sido la penúltima demostración de su alta finura moral y su sabio intelecto periodístico, al burlarse de un compañero de programa que padecía cáncer de páncreas, eso sí, con mucha mística: «ya ha emprendido su particular viaje a Ítaca, en la barcaza del dueño de Averno». Muy intelectual, muy fina, muy noblota ella. Obvia decir que no pidió perdón ni mostró el mínimo signo de arrepentimiento, ante las propias barbas del afectado.

Pero el grado máximo de infamia/vileza/perversidad/patetismo (elijan ustedes) de la kolega Karmele llegó hace un par de semanas, en ese divulgativo programa de nombre Sálvame y de presentador el tal Jorge Javier (sí, el mismo que llamó "puta mierda" a la prensa digital por el gravísimo hecho de mostrar la foto pixelada de las hijas góticas), en ese programa, digo (y aquí nos ponemos serios) Karmele Marchante llegó a los niveles más bajos de la dignidad humana, burlándose de forma lamentable y frívola del aborto. Probablemente ella pensó (es un decir) que hacía gracia, lo mismo que debieron pensar los espectadores, los contertulios y el presentador, que le siguieron la supuesta gracia acompañándola con palmas y risas. La cosa, para que se hagan una idea más concisa, fue ´versionando´ la famosa canción de Los Payasos de la Tele, que en boca de la tipa quedó como sigue:

«Sábado antes de almorzar una niña fue a jugar pero no pudo jugar porque tenía que abortar. Así abortaba, así, así. Así abortaba, así, así. Así abortaba que yo la vi». (escuchen el audio aquí)

Y, sin venir a cuento (para una mente racional), continuó su desvarío sin interrupción con lo que sigue:

«Feminismo pa´delante, machismo pa´atrás... Yo soy soltera... Voló, voló, Carrero voló... uy, y en el alero quedó...».

Impresionante el trueno mental de esta mengana; delirante hasta el extremo. ¿Pero realmente se escucha a sí misma, no ya cuando canta, sino simplemente cuando piensa? ¿Ha pensado esta feminista de pro, siquiera un segundito, en el trauma, el dolor y la tristeza que supone abortar para la mayoría de las mujeres? Juzguen ustedes, si lo desean. Pónganle justo adjetivo a la cachonda de Karmele. Yo les propongo cuatro: infame, vil, perversa y patética. Pueden elegir uno, o los cuatro; o ampliar la lista hasta donde quieran o crean. El diccionario de la RAE está repletito.

Y un último apunte: ¿A qué esperan Miliki o Fofito, o quien quiera que guarde el legado de los entrañables Payasos de la Tele, para meterle a esta señora un pedazo de querella que la deje temblando por los siglos de los siglos y, de paso, la borre del mapa catódico? ¿Se puede llegar a pervertir más el espíritu de una canción infantil? Y la SGAE, ¿qué dice de esto?

Pepe Álvarez de las Asturias

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