Dos reveladores telegramas y el asedio de la oposición cercan a ZP
Ana I. Martín
El asunto Kosovo irrumpió de lleno en una jornada parlamentaria en la que el presidente volvió a sacar su manido as en la manga de siempre para defenderse del chorreo de críticas.
En teoría, José Luis Rodríguez Zapatero comparecía este miércoles en el Congreso para dar cuenta del Consejo Europeo celebrado los días 19 y 20 de marzo. En "teoría" también, el asunto de la retirada de tropas de Kosovo no debía salir a colación hasta última hora de la mañana, ya en la habitual sesión de control al Gobierno, cuando Mariano Rajoy tenía previsto preguntarle al presidente: "¿Cree usted que preside un Gobierno que genera confianza y certidumbre, a la vista de las reacciones internacionales a las últimas decisiones del Ejecutivo?".
Pero finalmente las explicaciones de Zapatero sobre el Consejo Europeo quedaron en un segundo plano y Kosovo se convirtió en protagonista del debate parlamentario. Obviamente, los populares y el resto de los grupos de la oposición no iban a desaprovechar la oportunidad que les vino en bandeja, y menos teniendo en cuenta que el presidente se libró el martes -por el momento- de explicar el rocambolesco episodio internacional en un Pleno monográfico en la Cámara Baja.
Mariano Rajoy abrió fuego apenas hubo tomado la palabra. Y tenía buena munición con las dos noticias publicadas este miércoles en la prensa: los dos telegramas enviados por el embajador de España en la OTAN al ministro Miguel Ángel Moratinos para informarle de la "irritación" de Estados Unidos y del secretario general de la OTAN (desvelados por ABC); y la grabación previa del anuncio que Carme Chacón hizo para las televisiones, con idea de no perder cancha en los telediarios. "Imagino que ha querido usted tomar una medida efectista, de cara a la galería, y es patético el esfuerzo de la ministra de Defensa, que parecía que no tenía más objetivo que salir en el telediario. Lo que le ha salido, señor presidente, es un despropósito".
El líder de la oposición no le quitó al Ejecutivo ni un ápice de razón en el fondo, pero sí en las formas, que calificó de "lamentables" y "desastrosas". "Y debiera usted aprender, tras cinco años en el Gobierno, que en la diplomacia las formas son tan importantes como el fondo". "Su Gobierno se ha mostrado a la opinión pública como un monumento a la descoordinación. Es imposible hacer peor las cosas", sentenció. "Lea hoy los telegramas que el embajador español ante la OTAN ha remitido al ministro de Asuntos Exteriores, léalos. Es la inequívoca demostración de una operación que sólo puede calificarse de catastrófica". En su segunda intervención, el propio Rajoy se encargó de leérselos en alto.
Tomaron el testigo del líder del PP Josep Antoni Duran i Lleida (CiU), (PNV) yJosu Erkoreka Joan Ridao (ERC). Especialmente duro se mostró el peneuvista, que desde el 1-M vasco no le da tregua a Zapatero. Erkoreka habló de "chapucera gestión", para más inri con "nocturnidad" y en medio de un puente. "Para encontrar amigos es usted inigualable", le espetó. Duran i Lleida tampoco se quedó corto: "Cuando se participa en misiones compartidas, también hay que compartir decisiones", le reprochó. Ridao, por su parte, le recriminó que esté "molestando cada día" a los aliados. Izquierda Unida, BNG y UPyD siguieron la misma senda.
¿Y cuál fue la defensa de Zapatero? La de siempre que se ve acorralado por un fallo en su política exterior: la guerra de Irak, detrás de la que ya se había parapetado un día antes en el Senado. "Toda esa energía podía haberla puesto en denunciar una guerra ilegal en contra de las Naciones Unidas", le replicó a Rajoy. "No es usted ni su grupo el más apropiado para hablar de formas después de lo que hicieron cuando gobernaron", continuó, al tiempo que le reprochó la "soledad" a la que vio abocada España en Europa tras la decisión de ir de la mano de George Bush y Tony Blair, "que dividió como nunca a los socios". Seis años después, el presidente aún sigue intentando sacarle jugo a aquello.
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