jueves, 25 de octubre de 2018

Noticias de España, 277



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Pues tienes razón, no estará solo y le acompaña toda esta tropa de chupopteros!!!
Rodrigo Rato, no estará solo, estará bien acompañado. 
Acompañan a Rodrigo Rato a prisión los siguientes personajes, claro las Teles no hablan de ello y así parece que solamente ha sido condenado él, pues no, ha sido condenado junto con todos estos políticos,tanto del PSOE como de IU, salvo uno, que era funcionario del Estado en Hacienda:

José Antonio Moral Santín, consejero de Caja Madrid por IU. 4 años. 
Antonio Romero Lázaro, consejero de Caja Madrid por el PSOE,  3 años y 2 meses. 
Estanislao Rodríguez Ponga, exsecretario de Estado de Hacienda, 3 años y 2 meses.
Francisco Baquero, consejero de Caja Madrid por CC.OO.  
3 años y 2 meses. 
Jorge Gómez Moreno, consejero de Caja Madrid por el PSOE 3 años y 2 meses.
Gonzalo Martín Pascual, consejero de Caja Madrid por UGT 3 años. 
José María de la Riva, consejero de Caja Madrid por el PSOE 3 años.
Rodolfo Benito Valenciano, consejero de Caja Madrid por CC.OO. 3 años. 
Ángel Eugenio Gómez del Pulgar, miembro de la Comisión de Control de Caja Madrid por el PSOE, 2 años y 6 meses.
Francisco José Pérez Fernández, miembro de la Comisión de Control de Caja Madrid por el PSOE, 2 años y 6 meses.
Rubén Cruz Orive, miembro de la Comisión de Control de Caja Madrid por IU, 2 años y 6 meses.
Y por supuesto Ramón Espinar Gallego,consejero de la Caja de Madrid en 1995 fue realizado a propuesta del Partido Socialista. En dicha caja llegaría a ser vicepresidente.

Padre del senador de Podemos Ramón Espinar Merino, que no irá a prisión por estar condenado a un año.







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Cómo Cazar Cerdos Salvajes!!!

En la mitad de una clase, en una universidad, uno de los alumnos, inesperadamente, le preguntó al profesor:
– ¿Usted sabe cómo se capturan los cerdos salvajes?
El profesor creyó que era una broma y esperaba una respuesta graciosa.
El joven respondió que no era una broma, y con seriedad comenzó su disertación:
– Para capturar cerdos salvajes, primero se localiza un lugar en la floresta al que los cerdos salvajes suelen ir, y allí se coloca diariamente un poco de maíz en el suelo.
Así, los cerdos salvajes vienen todos los días a comer el maíz “gratis” y, cuando se acostumbran a venir diariamente, usted va construyendo una cerca alrededor del lugar donde se acostumbraron a comer, un lado por vez…
Cuando ellos se acostumbran a un lado de la cerca, vuelven para comer el maíz, y usted construye otro lado de la cerca…
Ellos vuelven a acostumbrarse y vuelven a comer.
Usted va construyendo la cerca alrededor, poco a poco, hasta instalar los cuatro lados del cercado alrededor de los cerdos.
Al final, instala una puerta en el último lado.
Los cerdos ya están habituados al maíz fácil y a las cercas, y así comienzan a venir solos por la entrada.
Es entonces cuando usted cierra el portón y captura a todo el grupo.
Así de simple, paso a paso, hasta que en el último segundo los cerdos pierden su libertad.
Ellos comienzan a correr en círculos dentro de la cerca, pero ya están presos.
Después, comienzan a comer el maíz fácil y gratuito.
Se acostumbran tanto a eso que se olvidan de cómo cazar por sí mismos, y por eso aceptan la esclavitud.
Incluso, se muestran agradecidos con sus captores y, durante generaciones van felices al matadero.
Ni siquiera desconfían de que la mano que los alimenta es la misma que los mata.
El joven le comentó al profesor que era exactamente eso lo que él veía que sucedía en su país, en su provincia, en su ciudad, con su pueblo.
Los gobiernos populistas, en sus proyectos dictatoriales, escondidos bajo el manto “democrático”, estuvieron lanzando maíz gratuito durante tiempo suficiente para alcanzar la mansedumbre sistemática.
Y cada nuevo “Gobierno Salvador” disfraza de “programas sociales” sus limosnas, da dinero que saca del bolsillo del propio trabajador, realiza misiones, planes, indulgencias, leyes de “protección”, subsidios para cualquier cosa, expropiaciones indebidas, programas de “bienestar social”, fiestas, ferias o festivales, uniformes, pan y circo, transporte “gratis”.
“¡G R A T I S!”
Toda esa “gratuidad” que nos ofrecen tales estafadores, disfrazados de políticos, llena de felicidad a un pueblo mal acostumbrado con las migajas del maíz fácil y “gratuito”. Nos roban la capacidad de ser críticos, pensantes y personas emprendedoras.
Sin embargo, claro que nada nos salió “gratis”.
Consecuentemente, ¡“no existe almuerzo gratis”!
Finalmente, si usted se da cuenta de que toda esa maravillosa “ayuda” gubernamental es un problema que se opone al futuro de la democracia en nuestro país, deberá compartir este mensaje.
O cruce los brazos, y coma también el maíz…
Y espere la matanza.





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El otoño nuestro

El otoño, Alfons Mucha




         ¿Qué será de los países sin otoño? O con un otoño breve. Dicen libros que los ciclos climáticos se resuelven por aquellas latitudes en estación seca y estación lluviosa. Desconozco si los cambios y ritmos del espíritu humano seguirán esos cánones que aquí nos trae el otoño. Cada cual es hijo de sus circunstancias; en primer lugar, climáticas. Por aquí, el otoño es tiempo pensaroso y soñoliento. Los poetas sienten esa astenia característica que les empuja a escuchar un violonchelo lánguido y sentido, que antecede al verso. Pero sin el otoño, ¿cómo sería ese proceso? No puedo creer que tal acontecimiento, que es evidente en los poetas, incluso en los simples escritores de verso, deje de acontecer al resto de los mortales. Puede que no lo noten, pero sucede. El clima sabe meterse en las hormonas, a través de la piel. O mediante ondas secretas, que nadie sabe aún. Y manipula sentimientos y sensaciones, pensamientos, y todo tipo de actividad humana interna. El otoño trae mayor novedad que las otras estaciones del año, que tiene un alma distinta, menos solemne. El otoño es canto gregoriano, el verano es rock, la primavera es chillout, y el invierno acaso sea soul. No sé. El otoño queda, aunque dure poco. Se va y permanece en esa memoria viva que es la realidad inventada.
         ¿Qué sería de nosotros sin el otoño? El verano es la muerte, y el otoño la vuelta a nacer. El eterno retorno tiene su inflexión en el otoño. Lo sabe el cuerpo y lo ignora el calendario. El otoño es sagrado. Es un regalo de indemnización del Creador a los humanos, tras la expulsión del Paraíso. Algo así como un rasgo de mala conciencia del Divino. Dura fue la condena. Sabernos desnudos nos desclasó de los animales, que gozan tal ignorancia. Por eso en el otoño nos volvemos a vestir sintiendo la consciencia de la ropa encima de la piel. Ojalá que se extendiera su goce más allá del gremio de los poetas.  La primavera es exaltación, el verano apoteosis, y el invierno es moribundia y vejedad. Únicamente el otoño es vida verdadera.
         El otoño dura relativamente poco. Es porque quiere adquirir el prestigio de la brevedad. Sabiduría se llama esa figura. Amemos al otoño y su efímera presencia. Intensifiquemos su epifanía, que apenas alcanza a medirse en semanas, casi nunca en meses. El otoño no harta como el verano, con el sol aparcado desde la 11 de la mañana hasta la 8 de la tarde. Y durando días y días como eternidades. O el invierno, inversamente lo mismo. La primavera embriaga y aliena. El otoño nos identifica como nosotros mismos. Nos adentra en nuestro ser, y nos hace entender lo que somos, quiénes somos y por qué. Muchos no aprovechan esta condición humanizante del otoño. Yo invito a sentir el otoño y su circunstancia.

©Santiago Delgado






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