lunes, 13 de febrero de 2017

Poemas a la Orillica de la Mar



San Javier 30/08/2010
(de Mar Existencial)
Hundido a la deriva



Hundido a la deriva



¡Hundido a la deriva,
se me ahogó así de pena el alma,
sin luz, sin esperanza y sin misiva,
sin brisa de tu risa ni tu calma!
……………
¿Recuerdas aquel día de verano?
Era un crisol de líquido acero
la gigante y salobre laguna,
que tus dos ojos rojos y tu mano
arrullaban al ponerse la luna.

Un disco incandescente de brasero
sobre La Manga se alzaba a lo lejos.
- Ya no es lo que fue-. Yo te conté;
pues tahúllas de juncos y de tejos,
también de matorrales y pinares,
por el becerro de ladrillo (Fe
nueva del habitante de los mares)
habían, sin más, sido sustituidas,
y por él, su esencia devastada,
su endémica fauna y flora destruidas.
…………


“¿Qué será de este amor de madrugada?”,
mirando a La Manga edificada,
pensé; y me invadió tal escalofrío,
como invade a un soldado herido
al borde del abismo del olvido,
si el zarpazo de su abrazo y su frío
recibe de la parca,

¡qué en una rota barca,
hundida a la deriva,
se me ahogó así de pena el alma,
sin luz, sin esperanza y sin misiva,
sin brisa de tu risa ni tu calma!
……………..
                                    ¿Por qué en aquella alborada
                                              sin parar lloraba?
                                    ¡Te lo cantaré,
              
                                                                         mujer!
………………..

El olvido inexorable,
con ayuda miserable
del tiempo y de las penas,
construirá, en las arenas
de nuestros dos corazones,
su ciudad sin ilusiones
con sus flores de hormigón;
donde, su gris desazón
eche raíces, corolas
de ceniza y venenosas
caracolas;
y, duerman, en negras fosas,
las esperanzas y sentimientos
                                   y, se tornen,

                                                      suaves brisas en gélidos vientos.
                                                                        
                                                                  ….………

¿Por qué en aquella alborada
sin parar lloraba?

Lloré por los besos desabridos
de futuras madrugadas.
Lloré confuso y perdido
por toda esa vertida memoria
en paradero desconocido:

… El río muere en la mar,
mas, caricias y recuerdos,
¡quién sabe dónde irán a parar!


Raúl David Pomares Bermúdez
@2012Pomares










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