martes, 22 de septiembre de 2009
Es decir: una concepción laica, administrativa, adjetiva, legal de la condición de catalán. No tengo empacho ninguno en decir que se la he copiado acaso con cierta abusiva y tendenciosa modificación de su alcance: ser catalán es estar empadronado en algún municipio de Cataluña. Así de sencillo, así de poco metafísico. Si la concepción tarradellista de lo catalán hubiese prosperado, otro gallo nos cantara en este momento.
¿Puede extrañarle a alguien que el homenaje oficial a Tarradellas haya sido tan torticero y mezquino?
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