jueves, 21 de julio de 2016

Álamos de Blanca





Limonea el otoño
las verdes monedas
de los álamos del río.

El agua discurre o susurra,
mañana del domingo.

De la mano pasean,
-Alameda de Blanca-
el día nublado y su novia de frío.

(no se gasta la hermosura de un paisaje
porque lo miremos;
se muere cuando la damos al olvido)

¡Ay, Alameda del Río,
más allá de mis cenizas
quiero que llegue, de ti
este grato recuerdo mío!

Por eso lo memoro
a solas, y le hago verso
antiguo que rimo,
para que pueda
-tras vencer al tiempo-
alcanzar algunos ojos, 
otros que los míos.

                     

  Santiago Delgado
 13-12-09




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