jueves, 21 de febrero de 2013

Debate sobre el Estado de la Nación

Por fin Mariano Rajoy Brey, ha dado la cara y ha mostrado su verdadero rostro, el hasta antes del discurso durmiente Marianico, ayer conforme Rubalcaba iba avanzando con reiterativas denuncias mas vistas y oídas que el TBO y los Pajaritos, Mariano se fue creciendo y mostrando su carácter, carácter que yo siempre he defendido, el carácter mas florentino de un gallego mas gallego que naide...

Rajoy se crece y toma la iniciativa sin apenas oposición del PSOE

MIGUEL GIL

Defiende su gestión y presenta una nueva agenda reformista para superar la herencia recibida. El Gobierno sale fortalecido tras un debate en el que Rubalcaba no hizo mella.
“No voy a pedir su dimisión, ya hay quien se la pide [en el PSOE] (...) No he pedido su dimisión, no me interesa”,
le espetó ayer Mariano Rajoy a Alfredo Pérez Rubalcaba hasta en dos ocasiones dando buena cuenta del resultado de un Debate sobre el Estado de la Nación que se antojaba más que complicado para el Gobierno.
El de ayer no era un balance anual más. Seis millones de parados y una crisis institucional sin precedentes vaticinaban un cara a cara entre el presidente y el líder de la oposición agrio como nunca, un enfrentamiento a cara de perro presupuesto como “un auténtico barrizal” en el Gobierno y en el PP. Sin embargo, un Rajoy firme y enérgico, sin el menor asomo de vacilación ante las dramáticas circunstancias, marcó la agenda con su discurso inicial: una batería de propuestas regeneradoras y abiertas a un gran consenso contra la corrupción y medidas económicas que pretenden marcar un punto de inflexión dentro del combate al déficit.
Todo, celebrando tanto que la cifra de 2012 quedará por debajo del 7% (21.000 millones de ajuste en un año; el objetivo intermedio era del 6,3% aunque Bruselas presuponía uno del 7% como mínimo y ya había dejado entrever que cualquier cifra menor supondría un éxito) como que, sobre todo, se ha logrado evitar una intervención del país mediante un gran rescate que prácticamente todos presagiaban como inevitable. “El barco no se ha hundido” y España “ya tiene la cabeza fuera del agua”, se felicitó Rajoy, quien expuso a las claras y con más crudeza que nunca las consecuencias económicas de ocho años de Gobiernos del PSOE. Pese a la premisa de que se mantenía en que no existe la herencia a beneficio de inventario, el presidente quiso subrayar que “todo lo que se podía hacer mal se hizo mal (...) Nos dirigíamos a una suspensión de pagos (...) Nadie apostaba por España y hoy nadie apuesta a que no vaya a salir adelante”.
Y bajo una fórmula retórica similar, sentenciando que “nada de brotes verdes”, Rajoy también pasó a desgranar cifras macroeconómicas positivas como la de las exportaciones. “Pero no es suficiente”, apostillaba tras cada dato animante... “No podemos permitirnos ni un solo minuto de relajo. La tensión debe ser permanente”, prosiguió. Como colofón, una advertencia a la deriva soberanista del presidente de la Generalitat, Artur Mas, reiterando que su obligación no es otra que cumplir y hacer cumplir una Constitución que supone el marco de juego para todos. “Comencemos por respetar la Constitución y la Ley y luego hablaremos de lo que haga falta”, zanjó tras leer simbólicamente el artículo segundo de la Carta Magna.
En definitiva, que ni las sombras y derivadas de los tres nombres que copan las portadas a diario (Luis Bárcenas, Diego Torres y Método 3) marcaron el debate ni impidieron que Rajoy solemnizara un punto de inflexión hacia nuevas reformas.
El presidente admitió que no ha cumplido su programa electoral porque recibió un país en la ruina y así ha evitado el rescate. “Haré honor a mi palabra cuando las circunstancias lo permitan”.
Rubalcaba apenas hizo mella en el presidente, tal y como se felicitaban de forma unánime en el Gobierno y la bancada popular tras el debate. Con un discurso deshilvanado, de más a menos, mencionó sus dos anteriores peticiones de dimisión, aceptó la propuesta de pacto contra la corrupción y se dedicó a criticar la política en sanidad, educación, los desahucios y la reforma laboral –muy de consumo interno–. “Usted tiene historia”, le contestó machaconamente Rajoy apelando a su inmediata labor en el Gobierno anterior. “¿De verdad cree que se puede gobernar un país pendiente cada mañana de que al señor Bárcenas le entre un ataque de sinceridad?”, llegó a preguntarle Rubalcaba. Rajoy, que obvió a Bárcenas todo el debate, le contestó que “mi partido no ha sido condenado por financiación ilegal, el suyo sí”. Esto es, el Gobierno salió ayer fortalecido frente a un PSOE preso de sus variopintas circunstancias. “La ruina” ha marcado el primer año de Gobierno, evidenció el presidente. Arranca el segundo, cuando el Gobierno confía en que no haya un conflicto más entre las “promesas” y el “deber".

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