Trinidad Jiménez ha ofrecido las bases españolas para una intervención en Libia. Sin previa consulta al Congreso y antes de la aprobación de la ONU. El mismo Gobierno que utilizó la última intervención aliada en Irak contra el Gobierno de Aznar, con alagaradas callejeras y ataques a las sedes del PP incluidos. Una ministra del mismo partido del Gobierno que sí envió soldados de reemplazo a la guerra del Golfo. Y lo que es peor, después de que este mismo Gobierno haya reconocido en un
documento oficial firmado por la entonces vicepresidenta De la Vega que la llamada
‘Guerra de Irak’ fue legal y, por el contrario, la
‘Guerra del Golfo’ fue ilegal.
Y es que ya no está George Bush en la Casa Blanca ni Aznar en la Moncloa y el discurso del PSOE cambia, vaya que si cambia. Lejos han quedado los tiempos en que el presidente del Gobierno se sentaba al paso de la bandera de EEUU; de la retirada meteórica de las tropas de Irak y la posterior
conversación con el mandatario norteamericano, donde se intentaba explicar y justificar esta decisión. Conversación, por cierto, de las pocas que mantuvieron.
El Ejecutivo socialista, al frente de cuya diplomacia ya no está
Moratinos sino la eterna perdedora
Trinidad Jiménez, ha guardado la Alianza de las Civilizaciones en un cajón a la espera de lo que decida
Barack Obama.
Y he aquí el problema. En mitad de la gira de
Zapatero por distintos países árabes, EEUU ha redoblado su beligerancia contra Libia y el tirano
Muamar el Gadafi. Hasta tal punto que comenzó su despliegue aeronaval para una posible intervención en el país. ¿Y qué hace el Ejecutivo español?
Por de pronto, mostrar una actitud de apoyo a las decisiones de Obama. Antes de partir hacia Egipto, Trinidad Jiménez ha mostrado la disposición de España a ceder sus bases militares. "
Se baraja como una posibilidad, en estos momentos", ya que afirma que "en situaciones de conflicto
se ponen sobre la mesa todos los mecanismos de control de la población civil.
Habrá que estudiarlo y nosotros estamos dispuestos".
Siempre y cuando, añade, se acuerde en el seno de los países de la UE. Pero esta vez no ha querido criticar ni por asomo las decisiones y actuaciones de EEUU. Es más, las ha justificado: son unas "
maniobras". La comunidad internacional "está a la espera de que se resuelva la situación".
En la misma línea de actuación se manifestó en hasta en dos ocasiones la ministra de Defensa,
Carmen Chacón, durante la semana pasada. En la primera de ellas, el pasado 22 de febrero, durante un desayuno informativo de
Europa Press, dijo que Europa había sido excesivamente
"prudente" y "benevolente" con "determinados mandatarios" y regímenes del mundo árabe, en alusión a Libia y a su presidente Moamar El Gadafi.
A su entender, "algunos son simplemente lo que parecían que eran" y demandó a la UE y Naciones Unidas que además de condenar radicalmente la violencia "
empujen en la buena dirección" porque las
"demandas de dignidad, libertad y derechos son mucho más fuertes que el poder y la fuerza".
La segunda ocasión fue el pasado viernes 25 de febrero, con motivo de la celebración de una reunión extraordinaria de la Alianza Atlántica en Hungría con un único punto del día: analizar la situación de Libia.
Horas antes del encuentro, Chacón avanzó ante los medios de comunicación la que iba a ser la posición española: "Que los
aviones AWACS de vigilancia de la OTAN viajen frente al espacio aéreo libio para poder conocer qué sucede en el país y, a su vez, que
se trasladen al espacio central del
Mediterráneo los buques de la Alianza pertenecientes a la misión Active Endeavor, también para poder supervisar qué está sucediendo en sus costas".