En el debate sobre el estado de la Nación

El Estatuto no estaba “limpio como una patena y libre de contaminación inconstitucional”
El presidente del PP ha acusado a Zapatero de haber engañado “en todas las direcciones” con el Estatuto y haber “generado una grave crisis institucional de consecuencias imprevisibles”. Rajoy ha pedido al presidente del Gobierno que deje de “añadir más leña al fuego con nuevas promesas” a los nacionalistas.
Mariano Rajoy (PP), en el debate del estado de la Nación, este miércoles, ha exigido al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que “deje el asunto [del Estatuto] en paz”, después de la sentencia del Tribunal Constitucional (TC),  y “sea el primero en defender la sentencia”.
“Engañó” a los ciudadanos y “ninguneó” al PSC
El presidente popular y líder de la oposición ha señalado que Zapatero ha engañado a los ciudadanos al asegurar que aprobaría el Estatuto que saliera del Parlamento autonómico de Cataluña; al PSC, al que “ninguneó” llegando a acuerdos con CiU; y luego, ha dicho Rajoy, “engañó a los españoles cuando les dijo que el Estatuto estaba limpio como una patena y libre de cualquier contaminación inconstitucional”.
En este sentido, Rajoy se ha dirigido a Zapatero: “¿Cómo se puede confiar en usted?”, y le ha pedido que deje de jugar con la gente diciendo “una cosa aquí y otra allí”, en referencia a las posturas distantes entre el presidente del Gobierno y el líder del PSC y presidente autonómico, José Montilla.

La selección y el histerismo de Público

12 Jul 2010 09:14 AM PDT This image has no alt text
Los que hace no mucho te tachaban de “facha” si te veían con una bandera española, los amiguetes del nacionalismo hispanofóbico, se están tomando un poco mal lo que está ocurriendo en las últimas horas en nuestra nación. El detalle más gracioso de esta cierta histeria progre lo ha protagonizado el jefe de opinión del periódico ultraizquierdista "Público", Marco Schwartz.

En un artículo que abunda en el sectarismo ideológico habitual en el panfleto de Roures, Schwartz acusa a “una derecha irascible, en estado de beligerancia permanente” de no entender “conceptos elementales para la convivencia como libertad de sentimientos y pluralismo”. Este señor debe ser un miembro de esa derecha tan irascible, intolerante y liberticida, porque acto seguido, Schwartz acusa de “histeria ideológica” a los que “se niegan a llamar a la selección La Roja”, una marca difundida en 2008 por un canal de TV afín al PSOE y cuyo color corporativo es, precisamente, el rojo. Yo desde pequeño al equipo nacional de España lo conozco como “la selección”. Otros prefieren llamarlo “la rojigualda”. Por muy tontito que se nos ponga el comisario político del diario de Mediapro, yo llamo a la selección española como me sale de las narices. Y dicho sea de paso, y como nota de humor, ¿sabrá ya Schwartz que ayer España ganó vistiendo de azul?
Por cierto, y como señala Daniel Rodríguez Herrera, también desde Público afirman que “una España plural es posible siempre que el nacionalismo de botijo deje de agredir a quienes hablan o sienten de forma diferente”. El diario ultraizquierdista no se refiere a las multas, amenazas y agresiones a comerciantes por rotular sus tiendas en español en Cataluña. Tampoco se refiere a las agresiones ocurridas en el País Vasco y Galicia contra quienes han apoyado a la selección y han celebrado su victoria, agresiones de las que Público -siempre comprensivo y afectuoso con los que han convertido el odio a España en su principal dogma ideológico- no ha dicho ni pío. Antes bien, con lo del “nacionalismo de botijo” Público se refiere, en el colmo del cinismo, a quienes tenemos que aguantar los insultos, las imposiciones y las agresiones de ese separatismo liberticida que hoy debe estar subiéndose por las paredes. Y es que Público se ha convertido en el mejor amigo de esos “nuevos fachas” que sostienen discursos identitarios cada vez más plagados de racismo e intolerancia, conjugados con el apoyo a tesis radicalmente antidemocráticas: un cóctel ideológico idéntico al preparado por el nazismo y el fascismo.