El PP confirmó que se abstendrá, lo que sumado a las abstenciones de CiU y PNV le da vía libre a Zapatero en una votación en la que, aun así, el Gobierno volverá a mostrar su soledad.
El PP despeja la incógnita: los de Mariano Rajoy se abstendrán este martes por la tarde en la votación en el Pleno del Congreso de la convalidación del decreto ley de la reforma laboral. Aunque los populares no querían desvelar el misterio hasta el último momento, la abstención se barruntaba desde hace días como la opción más probable, a tenor de las pistas dadas por varios dirigentes con sus declaraciones.
Y finalmente Soraya Sáenz de Santamaría se encargó de confirmar la postura de su Grupo: "El PP no va a apoyar la reforma laboral del Gobierno pero sí quiere un debate serio y profundo", señaló en una rueda de prensa. En la decisión de Rajoy ha pesado mucho el hecho de que la reforma laboral se tramite posteriormente en el Congreso como proyecto de ley, lo que permitirá a los partidos introducir modificaciones en el texto propuesto por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Queda saber quién defenderá la postura del principal partido de la oposición, que será un abstención crítica. En principio estaba previsto que fuera el coordinador económico de la formación, Cristóbal Montoro, pero en las últimas horas se ha abierto la posibilidad de que sea la propia Sáenz de Santamaría. Rajoy sólo habría intervenido en caso de que el partido se hubiera decantado por el "no", para explicar por qué.
De esta forma, el Gobierno se asegura que sacará adelante la votación de esta tarde, puesto que a la abstención del PP se sumarán las del PNV y CiU, con lo que tiene garantizada la mayoría simple. Los partidos de la izquierda -IU, ICV, BNG, Nafarroa Bai, UPyD y ERC- votarán en contra. Salvo sorpresa de última hora, el PSOE no tendrá el apoyo de ningún otro partido en forma de "sí".
Una deserción interna
Con ello contaban ya los socialistas, pero no con una deserción en sus propias filas, de las que duelen especialmente además, puesto que el rebelde no es otro que Antonio Gutiérrez, quien fuera secretario general de Comisiones Obreras. Todo comenzó con un artículo de opinión que Gutiérrez publica este martes en las páginas de El País -Será más fácil despedir que flexibilizar, se titula- y en el que critica duramente la reforma laboral pergeñada por José Luis Rodríguez Zapatero. De hecho, la define como "un desaguisado que abarata todos los despidos, que subvencionados podrán saldarse con 12 días de indemnización para los objetivos y los facilitará con tan solo alegar "situación económica negativa" de la empresa, sin que haya incurrido en pérdidas y sin necesidad siquiera de aportar acreditaciones fehacientes".
Así dejaba entrever que no votaría a favor del texto, como así lo confirmó poco después en los micrófonos de la SER. "Uno tiene que comportarse coherentemente como piensa", argumento. Aunque posteriormente en los pasillos del Congreso no quiso aclarar si votará en contra o se abstendrá (esta última opción parece la más lógica, si la Dirección de su Grupo no logra convencerle in extremis).
A esa hora, desde los platós de TVE el portavoz del PSOE en el Congreso, José Antonio Alonso, le reclamaba públicamente que no rompiera la disciplina de voto, "lealtad en el ejercicio de los derechos de un parlamentario". Esto es, en el momento de la votación. Y su compañera de bancada Isabel López i Chamosa, portavoz en la Comisión del Pacto de Toledo y con fuertes vínculos sindicales, comentaba poco después en la Cámara Baja: "Respeto su opinión, pero creo que se equivoca".
La opinión de Antonio Gutiérrez no es aislada, sino que la semana pasada fue expresada por otros diputados socialistas en dos reuniones a puerta cerrada. La primera el martes, en el habitual encuentro del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso. Y la segunda el miércoles, en un encuentro con Celestino Corbacho y Leire Pajín al que asistieron entre 60 y 70 diputados y senadores, los miembros del PSOE en las comisiones parlamentarias de Trabajo y los consejeros y portavoces autonómicos del ramo. Especialmente críticos se mostraron los dos diputados representantes de la corriente Izquierda Socialista, Juan Antonio Barrio de Penagos y Manuel de la Rocha, como ya informó este periódico.
A la soledad que este martes volverá a evidenciar el PSOE en el Congreso -como ya sucediera el mes pasado en la votación del tijeretazo- se une un varapalo de última hora inesperado: el del Banco de España. Durante una comparecencia en la Cámara Baja su gobernador, Miguel Ángel Ordóñez, cargó contra su escasa ambición: "El sistema de negociación colectiva ha quedado fuera del ámbito de la reforma, lo que limita el alcance y la eficacia de la misma, pues la interacción de esta pieza institucional con el sistema de contratación laboral es una determinante fundamental de la capacidad de ajuste del mercado de trabajo", señaló.
fuente:
El Semanal Digital
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