lunes, 11 de enero de 2010

El Sexto Sentido


Calabazas para 'el insólito' al cubo

Pedro Juan-Viladrich

Aquí y ahora, para nuestra desgracia y vergüenza, lo insólito al cubo es el personaje que encarna Zapatero. Sin darle periodo de gracia al asumir la Presidencia de turno de los 27, recibe un nutrido fuego cruzado. El Financial Times pone en duda la capacidad de España de liderar Europa en tiempos de crisis, con un adjetivo demoledor: torpe. The Economist le dispara a Zapatero entre las cejas al recomendarle que “necesita algo creíble que decir si quiere que sus consejos sean tenidos en cuenta”. No seré tan simple de ofenderme desde “el orgullo español” por tres razones: primero, porque tienen razón quienes están de vuelta de su frivolidad ideológica; segundo, porque la mayoría de analistas españoles que no dependen de la Moncloa lo dicen hace tiempo; tercero, porque el personaje promete ser contumaz. “Insólito” es el único calificativo que su mente ha discurrido al conocer las críticas. Zapatero no se conoce bien a sí mismo, es decir, ignora el sabio consejo de Sócrates. Insólito irrealismo que ignora hechos, cifras y consecuencias, en cuya virtud él se estima particularísimamente apto para salvar a Europa de la crisis y encarrilarla hacia la nueva tierra prometida del crecimiento sostenible. Este personaje, que le tiene pánico a la verdad, se cree sus propios engaños y su corte de aduladores le mantiene en el limbo.
La situación me recuerda lo patético pero peligroso del culto a los emperadores romanos. Una genial sátira política es de Séneca en su Apocolocynthosis. Para la cultura zapateril hay que alertar que sería insólito traducirla por "alitosis", pero no por calabacización. Aquel insigne cordobés puso en solfa la tendencia a divinizar a los emperadores imaginando sus ridículas miserias cuando, llegados al Olimpo, tenían que alternar con los dioses. Es un ejemplo de calabazonería que Zapatero ignore nuestro déficit público, que triplica la media europea, y se apunte al duro prometiendo sanciones a los países deficitarios. Es tontorronería que mientrasEurostat sitúa nuestro paro en un 19,4%, Zapatero busque el consejo de los cuatro sabios de currículo "insólito" en generar paro. Es de insólito calabacín que baile la yenka con el asunto de Cuba delante de Van Rompuy y con la expulsión de Yañez en caliente, afirmar que será exigente con los Castro.
Más le valiera abrir los ojos ante el drama que se nos avecina en España. Se trata de la pérdida de al menos una generación de nuestra juventud. El índice de desempleo juvenil en España ya alcanza el 43,8 %. Hay otro índice peligrosamente conexo: el 43 % de los varones de 15 años acusan fracaso escolar y las mujeres cerca de un 26%. Eso sí son calabazas insólitas. Junten ambas datos y verán el futuro que se nos viene encima. Porque esa juventud calabacinizada será una generación sin espacio, sentido e identidad. Una juventud perdida es una tragedia social.

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