sábado, 10 de octubre de 2009

Madrid 2016


El que tropieza y no cae da dos pasos adelante
Miguel Ángel Rodríguez
Hizo bien Gallardón al arriesgar. Y mañana, Dios dirá, que así fue el año pasado y será el que viene. ¿Qué queremos en una sociedad viva, políticos o funcionarios? Pues estar vivo implica apostar. Y si no se gana en el juego, ya se sabe: pagar y callar.
Otra cosa es que se le perdone fácilmente el endeudamiento municipal. Ahí sí que tendrá que dar explicaciones, que, por otra parte, no veo difíciles: esto es Madrid y Madrid está obligada a invertir en infraestructuras a la altura que se merece.
Ahí me gustaría ver a Zapatero: entendiendo que aunque no le voten en Madrid, es mejor emplear el dinero en esta Comunidad que malgastarlo asentando votos en otras. Pero esto es difícil que lo entienda aquel que está en La Moncloa gracias a las urnas de Cataluña y Andalucía. El día que Zapatero le conceda la independencia a los catalanes, se le acabó el chollo al PSOE: no volverán a ganar nunca unas elecciones generales pues sin la diferencia de escaños entre el PSC y el PP catalán los socialistas nunca superarían a los populares.
Gallardón puso a Madrid en disposición de estar en la pelea, esa cosa que a muchos españoles les da miedo. En general, los españoles prefieren no jugar en la Champions League, porque dan patadas, hay que estar bien preparado y, al final, solo gana uno. Es mejor jugar en Regional Preferente, que después del partido se van todos a merendar y da igual el resultado.
Y este ha sido el problema. Algunos se preguntan para qué ha valido todo eso de la Candidatura. Pues, oiga, para estar vivos. Madrid tiene muchas más cosas que ofrecer que el aborto libre a las niñas de dieciséis años sin que se enteren ni sus padres. Sí: Madrid era ya una alianza de civilizaciones antes de que alguien llegara a estropear la palabreja.
Consiguió el alcalde que durante una hora millones de personas estuvieran con el corazón en vilo y albergaran una esperanza. No sé cuántos años hacía que no pasaban cosas así de emocionantes. Seguramente, desde que alguien llegó a La Moncloa con ánimo de desenterrar huesos para tirarlos a la cabeza de quien pasaba por ahí en vez de diseñar el futuro.
¿Y ahora, qué? Pues el que tropieza y no cae da dos pasos adelante. Y Gallardón no ha caído porque lo suyo no era un empeño de triturar adversarios políticos, sino de buscar aire fresco. Llevamos en España seis años escarbando tumbas, horadando úteros y buscando culpables al desasosiego del paro. Gallardón nos dio una hora de alivio. No estuvo mal.

Basta
ya de COI 

Joaquín Leguina
Los trajines que se realizan en torno a los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) y que consisten en viajes, evaluaciones de proyectos, recepciones y actividades de lobby no sirven para nada. A la hora de la verdad, las decisiones, tan arbitrarias como soberanas, las toman por sí y ante sí estas gentes cuyos méritos para pertenecer a ese sanedrín que es el COI nadie conoce.
Pues bien, de todas las genuflexiones que las distintas autoridades políticas realizan ante los miembros del COI hay una que produce en mi ánimo un especial rechazo. Me refiero a esa ronda final de la cual hemos tenido noticia, por ejemplo, ahora en Copenhague, consistente en que jefes de Estado, de Gobierno y muy notables alcaldes se humillen ante esta tropa, pasándole la mano por el lomo a cualquier mindundi elevado por cooptación (donde hay cooptación, como es sabido, siempre huele mal) a tan altos destinos olímpicos…. Y yo no quiero ver más al Jefe de Estado español, al Presidente del Gobierno de España y al Alcalde de la Villa en la que trabajo y vivo doblegándose –mientras tratan de “convencer” de las bondades de nuestra candidatura- ante cualquier quídam que, además, muy probablemente, sea un corrupto.
Si la organización de los Juegos Olímpicos ha de correr a cargo de ciudades, la elección de cualquiera de éstas como sede la han de hacer las propias ciudades en el ámbito que éstas decidan… No podemos permitirnos el lujo de que unos “cooptados” decidan sobre vidas, haciendas y retransmisiones millonarias, moviendo auténticas paladas de dinero salidas del erario público.
Así que o cambian el sistema por otro más transparente o, si no, que les vayan dando a los del COI

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