domingo, 18 de octubre de 2009

La fertilización con residuos vegetales contribuye a mitigar la contaminación por nitratos en el Mar Menor

Según un estudio financiado por la Consejería de Agricultura y Agua y desarrollado por la Universidad Politécnica de Cartagena y la Federación de Cooperativas Agrarias de Murcia (Fecoam)

El estudio compara los efectos de la fertilización mineral tradicional con la de restos de pimiento y melón

La fertilización de parcelas de cultivo de bróculi del Campo de Cartagena con restos de pimiento y melón, ha conseguido disminuir los niveles de nitratos entre un 80 y un 95 por ciento, lo que supera con creces el resultado obtenido en parcelas tratadas con fertilización mineral. La presencia de nitratos en los cultivos preocupa especialmente por sus efectos  para la salud humana y el medio ambiente. El Mar Menor está declarado Zona Vulnerable a los nitratos. Por lo tanto, la fertilización con residuos vegetales podrá contribuir a disminuir las aportaciones por escorrentías que afectan a la laguna del Mar Menor.
Esta es una de las conclusiones más destacables del ‘Estudio comparativo entre valorización de restos vegetales y fertilización mineral para la protección del Mar Menor’, financiado por la Consejería de Agricultura y Agua, a través de la Fundación Cluster, y desarrollado a través de un convenio de colaboración con la Universidad Politécnica de Cartagena, y la Federación de Cooperativas Agrarias de la Región de Murcia (Fecoam) entre los años 2007 y 2009.
El estudio compara los efectos de la fertilización mineral tradicional con la de restos de pimiento y melón. Los resultados del mismo serán trasladados a los agricultores, a través de Fecoam y las Oficinas Comarcales Agrarias de la Consejería, para dar cumplimiento a los objetivos de concienciación social contemplados en el citado convenio.
Las conclusiones destacan también las ventajas para el agricultor derivadas de la incorporación de los restos vegetales antes señalados, tales como el incremento de la materia orgánica en las parcelas. Este es un indicador clave de la calidad del suelo, tanto en sus funciones agrícolas como ambientales, que conlleva mayor captura de carbono (que repercute en el aumento de la calidad del aire) y mayor actividad biológica.
La materia orgánica mejora asimismo las propiedades físicas, como son la estabilidad estructural, la infiltración del agua y la capacidad de retención de ésta. También mejora la porosidad y el intercambio gaseoso, a la vez que disminuye la compactación, la escorrentía y la erosión del suelo. El reciclaje de nutrientes orgánicos permite también reducir los costes de fertilización, con el consiguiente ahorro económico.
Zona vulnerable a los nitratos
El Mar Menor está declarado Zona Vulnerable a los nitratos. En este sentido, el estudio resalta que “se podrían reducir los insumos de fertilización nitrogenada desarrollando un buen programa de fertilización adaptado a las necesidades de las plantas”. De esta forma, añade, “se conseguiría disminuir la cantidad de nitratos que queda en el suelo tras el período de cultivo, que es la fracción potencialmente contaminante mediante lixiviación por las aguas de lluvia”.
Otros aspectos positivos del empleo de residuos vegetales en los cultivos del área del Mar Menor es que “crean una cubierta que protege al suelo de la erosión”. Además, al utilizar estos residuos vegetales como recurso “se minimiza el problema de su gestión, que resulta complicada por ser de gran volumen y estar muy concentrada en determinadas fechas”.

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