La razón no es que los socialistas vascos se hayan visto obligados a pagar ya los servicios prestados por los populares que han servido para que López sea lehendakari, sino que éste ha visto como son las Diputaciones Forales las que disponen de fondos procedentes de los impuestos, y sin esos dineros no se pueden emprender muchos de los proyectos que desde el Gobierno vasco se quieren poner en marcha.
En el otro gobierno autonómico que cambió de manos el 1 de marzo, también comienzan a notarse los efecto tos benéficos de la sustitución del bipartito. El Gobierno gallego presidido por Alberto Núñez Feijóo ha ahorrado en sus primeros días 140 millones de euros fruto de su plan de austeridad con la reducción de consejerías y de altos cargos y asesores y al desechar varios de los proyectos previstos por el anterior ejecutivo, a los que no han visto mucho sentido.
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