lunes, 15 de junio de 2009

EL EDITORIAL de "EL MUNDO"

El Gobierno no va en la buena dirección

EL GOBIERNO aprobó ayer un paquete heterogéneo de medidas para combatir la crisis económica. La más relevante de estas iniciativas es una subida de los impuestos indirectos, más concretamente de las tasas sobre los combustibles y el tabaco.

La gasolina y el gasóleo van a aumentar 2,9 céntimos por litro y la cajetilla de tabaco, 19 céntimos. Ello permitirá al Gobierno recaudar adicionalmente unos 2.300 millones de euros, una cifra estimable en otra situación pero que apenas supone una gota en el vasto océano de un déficit público desbocado.

Elena Salgado, que presentó ayer unas nuevas previsiones del Gobierno para este ejercicio y el próximo, reconoció que el déficit público alcanzará este año el 9,5% del PIB, un porcentaje sin precedentes en el último medio siglo.

La recaudación fiscal se ha desplomado en los cinco primeros meses de 2009, mientras que el gasto se ha disparado. El boquete en las cuentas públicas es enorme y ésta es la causa de la subida de los impuestos indirectos, una medida regresiva que penaliza siempre a los ciudadanos con menores niveles de renta.

El alza que el Gobierno aprobó ayer no será seguramente la última, ya que si la economía cae este año un 3,6% -la nueva previsión del Ejecutivo-, Elena Salgado va a tener que afrontar nuevos incrementos de los impuestos para intentar reducir ese impresionante déficit que se ha generado en unos pocos meses y que tardará muchos años en desaparecer.

Ayer, el Gobierno se vio obligado a aprobar también un crédito extraordinario de 17.000 millones de euros para pagar el desempleo, que acabará este año en el 17,9%, una previsión extraordinariamente optimista. Según las nuevas cifras de Elena Salgado, la economía no crecerá hasta 2011, lo que pone en evidencia que los famosos «brotes verdes» eran una alucinación.

Las previsiones del Gobierno corroboran que la segunda mitad de este año va a ser tan mala como la primera. La preocupación y la desconfianza de los ciudadanos hacia el Gobierno es mayor que nunca, como demuestra la encuesta del CIS, que refleja que el paro y la situación económica son las principales preocupaciones de los españoles.

La única medida positiva que el Gobierno aprobó ayer es un proyecto de ley para simplificar los procedimientos administrativos en el sector de servicios, que supondrá la adecuación de la legislación española a las normas comunitarias. Estamos convencidos de que tendrá un impacto positivo sobre la creación de empleo a largo plazo, pero de momento apenas se va a notar.

De forma significativa, el Ejecutivo ha dejado fuera de esta reforma la liberalización de los horarios de los comercios, sin duda para no desairar a los nacionalistas. Es una lástima porque se trataría de una medida que podría tener un efecto positivo sobre el consumo.

Es cierto que el Gobierno ha aprobado muchas iniciativas para reactivar la economía en los últimos meses, pero falta una coherencia interna y da la impresión de una permanente improvisación. La decisión de subir los impuestos nos parece un error porque no va a contribuir a incentivar la inversión o el consumo. Más bien, lo correcto sería hacer lo contrario: reducir la presión fiscal a las empresas y recortar el abultado gasto que no genera empleo.

Eso es lo que propone el PP, pero Zapatero no quiere escuchar las propuestas de la oposición, mientras se encierra en una concepción dogmática de la economía que sólo sirve para empeorar la situación.

fuente:http://www.elmundo.es

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