sábado, 16 de mayo de 2009

EL Rey Mas Grande del Planeta

A la muerte del rey, en 1598, el Imperio español era el más extenso del orbe: los dominios europeos se sumaban a la América conocida y a multitud de posesiones africanas y asiáticas, como las Filipinas. Era, en efecto, un Imperio donde nunca se ponía el sol.

Con la anexión de Portugal y sus colonias, el rey Felipe II creó el primer imperio planetario de la historia. Sus súbditos lo ensalzaron como «señor del mundo», pero otros denunciaron su sed de poder. La anexión de Portugal por Felipe II en 1580 permitió que los grandes imperios ultramarinos de las dos potencias ibéricas se unieran bajo un mismo soberano, «señor de Oriente y Occidente». Pero en Europa la campaña portuguesa se vio como una manifestación más del ansia de poder del monarca hispano.

Los dominios de Felipe II en el continente europeo -gran parte de Italia, el Franco Condado y Flandes- quedaban ahora completados con la adquisición del reino europeo más occidental, a lo que había que sumar la alianza familiar con los soberanos del Sacro Imperio, la otra rama de los Habsburgo. La unión de España y Portugal suponía la fusión de los dos imperios coloniales más extensos del momento, surgidos del movimiento de exploración marítima y conquista de los siglos XV y XVI. La unión de los dos imperios en 1581 vino así a sancionar la confluencia económica y estratégica que se apuntaba desde los años anteriores, y ello pese a que en las Cortes de Tomar -donde se le proclamó rey de Portugal- Felipe II había garantizado a los portugueses el control de sus posesiones de ultramar y su independencia y exclusividad comerciales. Felipe II estaba convencido de que Dios le había elegido para gobernar y de que por eso gozaba de su protección para alcanzar cualquier meta que se propusiera.

Los sucesivos triunfos de Felipe II, coronados por la anexión de Portugal en 1581, supusieron que en el monarca español se concentrase el mayor poder territorial y naval que se había conocido hasta la fecha. Las demás potencias europeas se preguntaban si se podría poner límite al poder del rey de España. Francia, el Imperio otomano, y sobre todo, Inglaterra y los holandeses eran los más directamente amenazados por el poder planetario de Felipe II. El corsario inglés Francis Drake circunnavegó el planeta entre 1577 y 1580, atacando diversas posesiones españolas en América. En Europa, la resistencia contra la hegemonía española se concentró en Flandes. Isabel I de Inglaterra apoyó abiertamente la rebelión flamenca, enviando a los Países Bajos un destacamento que provocó la guerra con España. El desastre de la Gran Armada española frenó en seco las expectativas expansionistas de este país.

La invencibilidad de España había sufrido un duro golpe. En la década de 1590, las fuerzas de la monarquía se estaban agotando, al mismo tiempo que las del rey, cada vez más encerrado en El Escorial. Allí murió en septiembre de 1598, tras una larga y extenuante agonía. El balance del imperio de Felipe II no es necesariamente negativo. Algunos estudiosos consideran la monarquía española de este periodo como un primer ensayo de globalización, un intento de difundir a escala mundial los modelos económicos, culturales y sociales del Occidente europeo.

con información de :nationalgeographic.com

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