Kosovo

J. J. ARMAS MARCELO

Martes, 24-03-09

ITINERARIOS

Lo de Kosovo no es tan raro. Juegan descoordinados y no saben lo que es la armonía ni la estética. Carme Chacón era una «tapada», para suplir a De la Vega, y ahora pasa a engrosar el numeroso grupo de los «quemados». Mañana la crisis se extenderá más allá del horizonte y la gente saldrá a la calle a pedir pan. Volveremos a los heraldos negros. Zapatero resistirá un año más o menos, y luego convocará unas generales que darán más o menos lo de ahora. Tendrán que hacer entonces un gobierno de coalición. Sí, más vale tarde que jamás. Y los nacionalistas a su lugar de origen. Kosovo es una prueba más de que en este confuso ajedrez cada uno juega con la norma que se le ocurre. Ya no está el «monstruo» de las Azores, sino «nuestro negro», que se parece tanto a Zapatero que no se parece en nada. En el gobierno al borde de una crisis de nervios, cada uno se empeña (y despeña) en su disparate: Moratinos en su destino de desatino, Chacón en el suyo, Sebastián con su bombilla, Álvarez con su «lengua» de alta velocidad, Aído viviendo peligrosamente, De la Vega para el retiro, Garmendia yendo al fútbol y Solbes ardiendo como una falla ante todo el mundo. El circo no está mal, entretiene al turista, pero empieza a faltar el pan en la mesa de mucha gente. Sale Kosovo en la televisión y otra mucha gente dice que es un «numerito» de entretenimiento. Y el enano de Twin Peaks sigue bailando claqué al compás de la banda sonora del socialismo español.

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