Después de la calma total que envolvió la anterior cita del Carabela de Plata, que provocó que se suspendiera la prueba con más de 60 barcos en el mar, ayer, el viento protagonizó la prueba con 20 nudos a lo largo del día, con rachas de hasta 30 nudos.
Los trofeos que se habrían entregado en la misma jornada, de haberse realizado la prueba anterior, quedarán pendientes hasta la próxima prueba.
El recorrido elegido en esta ocasión ha sido un barlovento sotavento de 9,6 millas, que ha puesto a prueba a los regatistas más expertos, por su dureza y emoción. Las embarcaciones navegaban escoradas con la quilla prácticamente fuera del agua. Algunos participantes, al límite de sus posibilidades, optaron finalmente por retirarse de la prueba. Esto junto con algunas incidencias como rotura de velas o timón, ponen de manifiesto la furia que el desató sobre las aguas del Mar Menor durante la jornada.
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