miércoles, 28 de septiembre de 2016

A VUELTAS CON EL AGUA



Que el sector agrícola es uno de los motores económicos de la Región de Murcia es sobradamente conocido. Emplea al 11% de la población ocupada directa e indirecta, es un sector altamente tecnificado y eminentemente exportador, basta darse una vuelta por el Campo de Cartagena para comprobar la magnitud social y económica que representa la producción hortofrutícola por estas latitudes. Miles de cultivos con sus naves, sus tractores y aperos dibujan la raíz sobre la que se asienta la Región de Murcia, y detrás cientos de miles de ciudadanos, agricultores, transportistas, jornaleros, técnicos y un sinfín de trabajadores de todo tipo que engrasan y se nutren con su trabajo de unas tierras y un clima inmejorables.
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¡BAILANDO CON LOBOS!



El PSC empezó su declive, cuando cambió el rumbo y dirigió su popa hacia el soberanismo, dando la espalda a sus votantes pero sobretodo, a sus militantes. 

Esos cientos de miles que vinieron a trabajar desde todos los puntos de España, y que llenaron las urnas de votos para mayor gloria de los "niños burgueses de Sarriá y resto de Cataluña", que hicieron carrera en la política, gracias a todos los charnegos que creímos sentirnos amparados y respetados por todos estos políticos que una vez forrados y afianzados en su particular egoísmo nacionalista, nos dieron una patada en el culo. 

Si, todos, incluso el que siendo de Córdoba, llegó a President de la Generalitat, olvidándose de todos los que le llevaron al poder. 
El Sr Iceta apoya cínicamente al Caballo de Troya de Pedro Sanchez. 


El, que con su oscura política, más próxima al nacionalismo excluyente, que consiente que los alcaldes socialistas comprometan sus ciudades y pueblos al sometimiento de la AMI(Asociación de Municipios para la Independencia) ha llevado al fracaso al PSC y de paso, bailando agarrados, ha puesto un torpedo en la línea de flotación del PSOE. 

Solo una postura firme de los socialistas que tanto hicieron por España, y de los que todavía creen en una España igual para todos, unida por y para el progreso de todos los españoles en igualdad, podría salvar lo que la soberbia de un obsceno y ambicioso trepa, ha conducido al abismo. 



¡QUE SIGA EL BAILE DE LOS MALDITOS!


Chus Fonte Crespo







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Cruda realidad / Bescansa tiene razón, ¡viejos a la hoguera!

Carolina Bescansa, número dos de Podemos 

Ha dicho mi paisana Carolina Bescansa que si todo el electorado fuese menor de 45 años, "Iglesias sería presidente del gobierno desde el año pasado", y a una se le quedan ganas de responderle que si mi abuela tuviera bigote sería mi abuelo. Pero no lo haré, y no solo por las connotaciones transgénero de mi hipotética respuesta.


 
 
La verdad es que a los gallegos nos ha caído la del pulpo por parte de las tropas podemitas, de las que, creo, se puede ya decir sin difamarlas que tienen mal perder.
Los robots morados de las redes sociales nos han puesto de vuelta y media a los gallegos, que si “fascistas”, que si “me da asco y vergüenza pensar en la mayoría absoluta del PP en Galicia; sois subnormales”, que si “los gallegos son tontos por votar a la derecha, putos viejos”, que si “en Galicia solo hay vacas, fachas y narcos”….
En fin, no me quiero cebar yo, dense una vuelta por Twitter y me cuentan.
La técnica de responder a una derrota electoral insultando al votante es novedosa y, como ya conté comentando lo de la “cesta de deplorables” de Hillary, no demasiado inteligente.
Pablo abrió hace ya bastante la veda llamando “gilipollas” a los millones de votantes del PP, lo que no hace precisamente probable que los aludidos sientan especial cariño por el tío de la coleta.
Pero esta moda indica alarmantes tendencias en la izquierda radical española. Una de ellas es una especie de impaciencia con las formas democráticas, la legitimidad y la ley a la que, por otra parte, ya nos había acostumbrado el nacionalismo.
La democracia -nos han inculcado machaconamente desde pequeñitos- es la suma de todo bien sin mezcla de mal alguno, y “democrático/a” es una palabra que a estos señores no se les cae nunca de la boca, de modo que no se atreven a decir todavía que a la porra las urnas, por lo que sueñan con quitar el voto solo a quienes les arrebatan la victoria.
Como los viejos. O, en palabras de Bescansa, que tiene 45 años, los mayores de 45 años, si no los ‘viejos’ genéricos, sin precisar edad, contra los que arremetía en Twitter la podemita y periodista Rosa María Artal, de 67 años.
Lo interesante de lo que ha dicho Bescansa es que tiene razón: sólo el 4,4% de los votantes de Podemos supera la edad de jubilación, y su apoyo mayoritario está entre los 20 y los 40.
En casi cualquier otro momento de la historia, esto sería para lanzar las campanas al vuelo y echarse a dormir: ¡de 20 a 40, población activa y futuro!
Pablo Iglesias Ahor Madrid  Mayo 2015 
Pero hay, al menos, varios problemas bastante serios que hacen que esta noticia tan positiva para Podemos lo sea bastante menos.
En primer lugar, que si cuando yo era joven los jóvenes éramos mayoría, ahora no es así. España empezó hace tiempo la cuesta abajo hacia el invierno demográfico, y ya tenemos una de las poblaciones más envejecidas del planeta. Los viejos, además, resisten, porque la esperanza de vida española es también una de las más altas, la más alta del mundo en el caso de las mujeres.
Es más que posible que los veinteañeros que votan Podemos voten a Podemos precisamente porque son veinteañeros
Bueno, en cualquier caso, algún día moriremos, ¿no?, y esos podemitas que ahora tienen entre 20 y 40 serán mayoría. De hecho, cada día que pasa mueren viejos y entran en el censo electoral nuevos jóvenes. Los ‘viejos peperos’, desde luego, no van a aumentar, pero sí los jóvenes radicales, ¿verdad?
Probablemente, no. Es más que posible -mucho, mucho más que posible- que los veinteañeros que votan Podemos voten a Podemos precisamente porque son veinteañeros; es decir, me atrevo a postular que la razón principal por la que tantos de ellos se decantan por una fórmula demencial que en la historia solo ha producido opresión, sangre y miseria es su candidez y absoluta falta de experiencia.
No solo quienes tienen 20, 30 o 40 han atravesado un sistema de enseñanza, visto películas, series y programas de televisión y oído canciones que alimentan en ellos una visión del mundo escandalosamente virada a la izquierda; es que, como puede verse consultando las estadísticas, una proporción asustante no sabe lo que es un empleo o, al menos, un empleo ‘serio’, ignora lo que es sacar adelante una familia, pagar impuestos y, en general, hacer frente a las ásperas responsabilidades de la vida real. No saben de primera mano cuánto cuesta producir las cosas y qué fácil es malgastarlas.
Su compromiso con el bolivarismo de salón tiene, en muchos casos, fecha de caducidad
Pero hay otras dos características que no se refieren tanto a esta coyuntura precisa sino a la juventud eterna, de siempre, que me llevan a pensar que su compromiso con el bolivarismo de salón tiene, en muchos casos al menos, fecha de caducidad.
La primera es que cada generación siente el impulso de heredar el mundo de sus mayores, de arrebatarles el control y hacerlo a su manera, como sea pero de otra forma. Eso en Podemos han sabido vestirlo maravillosamente bien: la casta, dicen, el corrupto sistema que nos lleva gobernando toda la vida, eso es lo que hay que cambiar. ¿Qué joven con sangre en las venas no se apuntaría a eso, en abstracto, con independencia de medidas concretas?
Por último, el joven, con una experiencia limitada de la naturaleza humana y una tendencia narcisista que todavía no ha sufrido la dura prueba de la realidad, es dado al planteamiento radical del maniqueísmo, el que divide el mundo en buenos y malos.
La pregunta que yo me he hecho desde que estos chicos vinieron a ‘limpiar’ la política prometiendo pureza –a saber: ¿por qué demonios tengo que creeros?-, los jóvenes no se la hacen.
No ven en los políticos corruptos personas como ellos mismos, que hacen trampa como probablemente ellos mismos hayan hecho trampa alguna vez, solo que con cifras mayores, tan egoístas como ellos pero manejando un presupuesto mucho mayor. Ven una especie distinta, irremediablemente codiciosa y prepotente, que debe ser sustituida por los suyos, puros como azucenas.
Lo único que me cabe esperar es que crezcan antes de que estos chicos vengan a enseñarles la lección del modo más doloroso.
Desde que, después de que el anunciado ‘sorpasso’ al PSOE quedara en la pérdida de más de un millón de votos, Pablo Iglesias y sus cuates lo explicaron todo echándonos la culpa a los españolesque no tenemos ni idea de votar, somos tontos, incultos, ignorantes, borregos, feos y bajitos, cada revés electoral se ha sustanciado poniéndonos a caldo a los votantes por unas cosas u otras.






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La Corrupción En España

¡Buenos días, Sr. Xxxx
Ahora que en España llevamos casi un año sin Gobierno y los parlamentarios cobrando, y mucho aferrándose a la silla como las dos Ritas (Barberá y Maestre), cobra fuerza la tesis de que la culpa de la corrupción no la tiene la sociedad sino los políticos.
Porque ésa es otra. Los políticos tienden a dejar la pelota en el tejado del ciudadano y decir que si en la cosa pública hay corruptos es porque han salido de la sociedad civil.
Y es cierto que un ministro o un concejal no surgen por generación espontánea sino que proviene de la sociedad civil, y que ésta lleva décadas sumida en el relativismo y el “todo vale”.
Pero no es menos cierto que quienes hacen las leyes son los políticos, no los ciudadanos. Que fueron ellos los que, por poner un caso muy gráfico, politizaron el Poder Judicial o convirtieron el Fiscal General del Estado en Fiscal General del Gobierno (adivina para qué…). O se sacaron de la manga, sin necesidad, la Ley de Memoria Histórica; o las leyes de Ideología de Género, también sin necesidad, sin que los ciudadanos lo pidiéramos. Ergo…
Los políticos tienen mucha culpa de la corrupción (aunque no toda). Por acción, como hemos señalado, o por omisión. Por mirar a otro lado. ¡Cuántos casos tenemos de gobernantes (ministros, alcaldes, concejales) que miraron para otro lado mientras el dinero cambiaba de manos, enriquecían a unos en detrimento de otros, o servía para financiar ilegalmente a partidos!
El último gran caso que hemos conocido es el de los ERE fraudulentos de Andalucía, con Chaves y Griñán silbando disimuladamente mientras se consumaba el mayor caso de corrupción política.  La Fiscalía calcula en 741 millones de euros la cantidad de fondos públicos desviados en el expolio andaluz.
El Partido de los Cien años de Honradez lleva décadas empeñado en desmentir ese eslogan. Desde los primeros casos de corrupción, que afloraron en los años 90, cuando Felipe González copó todo el poder (es lo que tiene, copar todo el poder), como el affaire Filesa hasta el escándalo de los ERE.
Todo un régimen, el socialismo andaluz, se ha basado durante décadas en la compra de voluntades. Se puede decir que, al menos en Andalucía, la corrupción no ha sido algo episódico sino el modus vivendi.
Y ahora viene la segunda parte… quién dimite?  Casi nadie. Para que lo hagan poco menos que tiene que venir un agente con las esposas y una orden judicial. En España no hay costumbre de dejar el cargo en el momento en que aparece la sospecha o la acusación –aunque un tribunal no haya dictado sentencia-.


No hemos aprendido de los países nórdicos, por ejemplo, que una cosa son las responsabilidades políticas y otras las judiciales. En Europa un ministro puede dimitir por haber plagiado una tesis. Algo que nada tiene que ver con la gestión política del ministro. Pero tiene que ver con algo esencial en democracia: la confianza. ¿Te fías de un señor que hace trampas para prosperar en su carrera? No hablamos de delitos, sino de confianza.
El ministro Soria lo entendió muy bien y se fue a su casa, y sólo por unas explicaciones poco  claras respecto a los papeles de Panamá. Pero otros muchos políticos siguen aferrados a su silla como si fueran tornillos humanos, por asuntos y conductas más graves.
Algunos están sólo acusados –y no hay aún condena judicial- pero otros tienen sobre su cabeza una bonita sentencia. Y ahí los tienes, riéndose del ciudadano. Te ofrezco en exclusiva, como suscriptor, el informe que publicaremos el próximo lunes.
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¡Hasta el sábado que viene!
Alfonso Basallo y la Redacción de Actuall.



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